Reparto

14 Dic

Al Unicaja le tocaba estaba semana el compromiso de jugar en el WiZink Center ante el Real Madrid, escollo señalado de máxima dificultad en un camino hacia la Copa del Rey que, incluso antes de jugar frente al equipo de Pablo Laso ya estaba complicado, algo ganado a pulso por el equipo malagueño.

La derrota por pocos puntos es algo que al menos no elimina prematuramente la posibilidad de clasificación caso de hipotético empate a victorias con otros rivales, pero visto como están los otros equipos que compiten por jugar en Granada, va a estar muy difícil.

En el partido, el equipo dio buena imagen los dos primeros cuartos, con un tercer periodo infame, necesitando que, en los últimos diez minutos de partido, los locales se dejaran ir para recortar suficientemente la diferencia, y maquillar el marcador final.

Y es que nuestro Unicaja es así, capaz de encajar en un solo cuarto los mismos puntos (31) que, en los dos primeros, necesitándose que el entrenador se mostrara en un tiempo muerto en versión primaria para recordarles algo tan básico a los jugadores como las ganas de ser competitivos, algo que se había perdido con el avance de los minutos.

Me sigue pareciendo muy complicado. Sé que esto avanza a una velocidad de vértigo, pero no me creo que sea lógico el reparto de minutos que el desarrollo de la temporada arroja, aunque que para emitir un juicio me tengo que limitar a lo que el equipo ofrece en los partidos, y que esto que escribo es sólo mi opinión, pero que en la plantilla de Unicaja, en los encuentros, se sepa que en el juego interior, o Yannick Nzosa, o Rubén Guerrero, uno de los dos van a jugar poco, o nada, y que en los exteriores, la única duda es quién va a acompañar a Francis Alonso a la hora de estar más tiempo en el banquillo.

El resto se reparte de manera más o menos similar, hay algunos jugadores que resultan beneficiados, en varias ocasiones porque parece que les toque el turno, y otros que se sabe que van a ser el cambio que se va a realizar conforme el “primer espada” tenga que volver.

Entrecomillo lo de primer espada, porque en este Unicaja, sabemos de sobra que hay mucho talento por fuera, que hay jugadores que se supone que van a dar mucho de sí en un futuro cercano, y que otros tienen una gran hoja de servicios, pero no entiendo por qué tienen minutos asegurados, aunque en muchas ocasiones su rendimiento no lo justifique.

Viendo como va este equipo, entendería como más lógico que funcionara como puede funcionar la selección en las competiciones, ya saben, eso de que vengan un par de partidos con poca presencia en cancha de tal o cual jugador y que al tercer partido venga a ser importante o decisivo para el juego, vamos esas clases maestras que daba el bueno de Carlos Cabezas cuando demostraba que podía ser tan útil o más que Ricky Rubio o Sergio Rodríguez al timón del equipo nacional.

Todo esto no deja de ser una idea, pero no hago más que volver a pensar algo ya mostrado: este plantel tiene jugadores que son capitales, pero cuyos defectos provocan que se conviertan en tóxicos para el juego del equipo, sobre todo, porque casi tan importante como sacar lo mejor de los jugadores importantes, está en encontrar la forma para que los defectos no terminen arrastrando al fondo al resto. Preguntarnos si Darío Brizuela, Axel Bouteille o Norris Cole son capaces de hacer algo más que rendir en pista de ataque, o si Tim Abromaitis va a tener presencia si el juego se endurece, son cosas que tendrían que estar resueltas ya, y me estoy ciñendo sólo y exclusivamente al rendimiento en cancha, sin meter la variable salario a la hora de evaluar el mismo. Tener el recuerdo obligado de las maravillas que tanto ellos, como el resto del grupo que entrena Fotis Katsikaris son capaces de ofrecer cuándo tienen el viento a favor es una muy grata sensación, pero obligatoriamente tengo que recordar que tienen sobre ellos una duda infinita sobre su validez para algo más que ofrecer destellos individuales, lo cual sólo es un detalle dentro de lo que tendría que ser un equipo.

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