Un mítico exjugador de la Liga ACB, Anicet Lavodrama, el subdirector de deportes de La Sexta, Mel Otero, y uno de los especialistas más reconocidos de la actualidad cajista, Juan Carlos Bonilla, analizan a la nueva plantilla del cuadro verde
Emilio Fernández Anicet Lavodrama, Juan Carlos Bonilla y Mel Otero
El Unicaja 2021/2022 ya es una realidad. El fichaje del base norteamericano Norris Cole, que llegará a Málaga en las próximas horas, supone la guinda para el nuevo pastel verde que dirigirá el griego Fotis Katsikaris.
Además de Cole, los otros dos refuerzos que han aterrizado en el club de Los Guindos en este mercado estival son Jonathan Barreiro y Micheal Eric. Tres llegadas para suplir las salidas de Gal Mekel, Adam Waczynski, Deon Thompson y Malcolm Thomas.
La nueva plantilla verde la forman 13 jugadores, entre los que está el base canterano Pablo Sánchez, que este próximo curso será jugador de la primera plantilla y no será cedido a ningún otro club, por lo que será uno más en el día a día del cuadro verde y entrará en las convocatorias siempre que Katsikaris lo estime oportuno por cuestiones tácticas o médicas.
Los 13 jugadores de la primera plantilla del Unicaja 2021/2022 son: Alberto Díaz, Norris Cole, Pablo Sánchez, Jaime Fernández, Darío Brizuela, Francis Alonso, Axel Bouteille, Jonathan Barreiro, Carlos Suárez, Tim Abromaitis, Micheal Eric, Yannick Nzosa y Rubén Guerrero.
Una vez que desde el club cajista se asegura que la plantilla está «cerrada», La Opinión de Málaga ha consultado a tres reputados analistas habituales de la actualidad cajista para que den su opinión respecto al nuevo proyecto verde. Son el exjugador ACB Anicet Lavodrama, el subdirector de deportes de La Sexta, Mel Otero, y el colaborador de este medio y de Cope Málaga Juan Carlos Bonilla. Tres voces autorizadas para entender qué puede hacer el nuevo Unicaja esta inminente temporada 21/22.
Actitud vs Aptitud
Anicet Lavodrama
Con el pudor de los años, la experiencia me inculca como formador, gestor y deportista el desafío clave de bien escenificar la cultura e identidad. Además de la tolerancia al error, la capacidad de tener las herramientas fundamentales en competición marcan la diferencia en la empresa, el deporte de elite.
Tengo interiorizado que para un «buen» equipo la defensa debe tener reglas y el ataque debe tener principios (con final del mejor porcentaje posible) y así reducir al máximo la fragilidad que pueda tener. El Unicaja 2020-2021 rindió por debajo del cincuenta por ciento. En 53 partidos: 23 victorias y 28 derrotas.
El margen de error en estructurar y construir una buena plantilla se ve notablemente reducido por las actuales circunstancias socio económicas y los grandes aciertos de los clubes que han estado en los seis primeros puestos de la clasificación las 2 últimas temporadas.
Después de una temporada en la cual se quedó corto de sus objetivos (Copa del Rey, cuartos de final de la Eurocup, clasificación entre los seis primeros de la ACB) lo suyo sería construir un núcleo ofensivo equilibrado de facilitadores y finalizadores a la vez que versátil y contundente en defensa.
Con tres nuevos jugadores en la plantilla que va a conducir Fotis Katsikaris y sus nuevos técnicos asistentes mi análisis inicial de las herramientas del Unicaja 2021-2022 es: El Unicaja mantiene los 5 jugadores que más minutos jugaron la temporada pasada, y cuatro de los máximos anotadores junto con tres de sus mejores pasadores.
Ofensivamente hay capacidad y talento de anotación, excepto el punto de fijación de espaldas a canasta. Los tres nuevos jugadores aportan experiencia, lectura de juego, entrega, cultura competidora, versatilidad y movilidad. Norris Cole y Jonathan Barreiro añaden sus capacidades de ocupar dos posiciones ofensivas y defensivas.
Defensivamente, por las características de las 3 líneas (bases-escoltas; escoltas aleros; interiores) sigue siendo vulnerable individualmente. Faltarían un clon de Dragan Milosavljevic y más volumen o peso para crear dificultad a los Tavares, Dubljevic y Enoch y evitar que se vea expuesta la vulnerabilidad defensiva. Esa debilidad se resumía en un promedio de 27,5 rebotes frente a 32,6 de los equipos contrarios; 14.9 tiros libres provocados frente a 19.4
Los tiros de campos intentados fueron 64.9 frente a 60.5 pero anotando de manera bastante parejo 31.0 canastas por las 29.6 de los oponentes, lo que significó 83.7 puntos por partido frente a 83.2.
El reto está en que los entrenadores y los jugadores del Unicaja Málaga logren neutralizar los jugadores claves de los oponentes. Para mí, de la temporada pasada no faltó en ningún momento ACTITUD. La debilidad residía en la APTITUD. Como ejemplo, las 16.1 asistencias por las 16.8 de los adversarios y los 2.4 tapones de los malagueños por los 2.6 de los equipos enfrente.
Las palabras fundamentales para una plantilla donde sigue buena parte del núcleo principal son: DEFENSA/POSESIONES/INTENSIDAD/RITMO/EFECTIVIDAD_EJECUCIÓN—–PORCENTAJES.
La mítica frase del entrador Chuck Daly se hace más esencial: «El ataque gana partidos; y la defensa gana campeonatos».
Trabajo por delante
Juan Carlos Bonilla
Este intenso verano, hemos pensado que nuestro Unicaja iba a llegar con la plantilla pendiente de completarse a las primeras jornadas de Liga, pero tras unos días, parece que todo se ha concretado, y, salvo sorpresa de última hora, se puede decir que lo que tiene a su disposición Fotis Katsikaris es lo definitivo para el curso 21/22. De manera clamorosa se habían pedido cambios en un grupo que no tenía el mínimo problema en mostrar sus carencias, y tal vez se puede pensar que la remodelación debería haber sido más profunda. Y es que, aunque haya cambios, hay cosas que no van a variar, como que jugadores con contrato sigan aquí, aunque el deseo era que dejaran Málaga.
Tales son los casos de Axel Bouteille y Tim Abromaitis, dos roles importantes que por una u otra circunstancia no han cumplido, por falta de regularidad o por estar lejos de lo que el equipo requirió de ellos. Sendos contratos, alejados de la realidad económica del actual Unicaja y con la imposibilidad de resolverlos sin indemnizarlos, provoca que ambos sigan aquí.
El plantel del Unicaja tendrá en la posición de base a Alberto Díaz y Norris Cole, última incorporación que ha llegado tras la no materialización del fichaje de Marco Spissu al no pasar el reconocimiento médico, cosa que no ha importado para que vaya a disputar la próxima Euroliga con el Unics Kazan. Es obligado que el sector conspiranoico esté esperando una imagen triunfante del sardo, diciendo que alguien se inventó la lesión de cadera para que no jugara aquí.
En su lugar, Norris Cole, con un palmarés de impresión, seis años en la NBA con dos anillos con Miami Heat, un breve paso por China para hacer caja, y en Europa de todo: históricos como Maccabi o ASVEL, Italia, Montenegro y Mónaco. De talento, sobrado, algún episodio mal resuelto y un veterano que me genera que no sé si se ficha porque es una buena oportunidad o porque se ha cambiado de idea. Si el elegido era Spissu, no se pueden comparar a nivel jugador y tampoco su estilo de juego.
¿Será una buena pareja para Díaz? Esperemos que sí. Desde la dupla Granger-Markovic (sin equipo ahora), el problema del base es algo imposible de resolver en Málaga, dependientes de un Alberto que necesita estar a tope físicamente para rendir, algo que no ha conseguido en los dos últimos años. Que el base pelirrojo no sea imprescindible sería una gran noticia.
Jaime Fernández, Darío Brizuela y Francis Alonso tienen ante sí la necesidad de demostrar que pueden aportar algo más. Si el madrileño puede ser un complemento en la dirección y deja definitivamente las lesiones, será capital para el equipo, que lo ha echado mucho de menos. El vasco lleva demostrado hasta ahora lo que se le veía en Estudiantes y para un Unicaja diferente, hace falta que el presunto líder dé un paso al frente en otras facetas más allá de un juego rozando la anarquía. Alonso tiene que recuperar el tiempo perdido, ya con 25 años, y tras un primer tramo de la temporada pasada más que prometedor, necesita demostrarse a sí mismo y al resto que va a tener la confianza suficiente y la regularidad necesaria para ser jugador ACB de pleno derecho.
En la posición de alero, aparte de la continuidad de Bouteille, que como muchos tiene que justificar su contrato, la llegada de Jonathan Barreiro fue la primera buena noticia en bastante tiempo. Tras un periplo en categorías inferiores brillantísimo, está consiguiendo asentarse y ser una realidad. Habrá que ver si va a alternar las posiciones de 3 y 4, porque el equipo demostró carencias físicas en ambos puestos y no ha habido mayor suma que el gallego.
En el juego interior, Tim Abromaitis y Carlos Suárez en la posición de cuatro, que a priori no parece bien cubierta. El norteamericano no ha sido todo lo importante que requirió el equipo y no estoy seguro de que pueda aportar mucho más, y el de Aranjuez lleva mucho tiempo lastrado por lesiones musculares que lo sacan demasiadas veces fuera del equipo, con lo cual, es repetir nuevamente un problema conocido.
Por dentro, la llegada de Micheal Eric es algo tan esperado como un fin de semana (aunque luego no termine de salir bien). El nigeriano es un veterano que si está bien físicamente va a aportar la solvencia necesaria atrás. En ataque no va a ser una solución, nunca lo ha sido, y necesitará que se le alimente de forma conveniente por la línea exterior, cosa que no parece fácil, pero mejora de largo lo que se tenía. Junto a él, la gran esperanza -aún menor de edad-, Nzosa, con la duda si la lesión que lo dejó fuera del equipo en marzo está resuelta, cosa que no lo parece, y Guerrero, camino de 26 años y que necesita redefinirse. Creo que un titular claro delante de él le va a venir bien, entiendo que como jugador de rotación puede aportar, eso sí, tiene que trabajar muchísimo.
Trabajo tiene Katsikaris de encajar las piezas, que el equipo sea algo más que la suma de individualidades y que defensivamente sea un conjunto reconocible. Tengo mis dudas. También dudo de si el dúo Spissu-Ndoye (aunque el presidente diga que nunca se optó por el exbético) tiene el mismo coste final que la dupla Cole-Eric, sobre todo por ver cómo se encaja todo en un presupuesto que no tiene pinta que sea ese apocalipsis que se nos decía en marzo. Hay dudas, carencias y cosas por mejorar, pero si nos dicen en esa época que sólo pueden venir tres jugadores y que van a ser Barreiro, Cole y Eric, lo mismo hasta nos hubiera parecido bien.
Una revolución incompleta
Mel Otero
El 25 de abril de 1999 y después de un empate del Real Madrid (1-1) en Salamanca, el entrenador madridista John Benjamin Toshak dejó una de las frases de la historia del fútbol español: «Los lunes pienso en cambiar 10 jugadores, los martes 8, los jueves 4, el viernes 2, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre»…
Y en esas esta Unicaja. Lo que en marzo parecía que requería una limpia absoluta se ha quedado en 3 retoques que no cubren todas las deficiencias que tenía el equipo. Una plantilla de 13 jugadores a la que creo que le falta un base que dirija al equipo, que sea capaz de crear juego donde no lo hay y un cuatro duro, físico, que pueda defender al mas alto nivel.
En el puesto de base sigue Alberto Díaz. El malagueño es toda una garantía para el puesto y puede asumir sin ningún problema la titularidad del equipo. Es un gran defensor y de sus piernas parten buenas partes de las opciones cajistas. Su compañero será Norris Cole. Un gran jugador, con mucha experiencia y rango de tiro. En la última Euroliga le hizo 21 puntos al Real Madrid y al Barcelona y 20 al Baskonia. Con una calidad innegable, la duda es si es el base que necesita el equipo para completar su batería exterior. Gal Mekel pudo serlo pero las lesiones no le dejaron hacerlo. Marco Spissu llegaba para eso, pero no pasó la revisión médica. Norris Cole es otro tipo de jugador. Para empezar en última EuroLiga con el Asvel realizó más de 10 tiros por partido. El doble que Alberto o Mekel la pasada temporada, dos más que Jaime y sólo uno menos que Darío. Tendrá trabajo Fotis Katsikaris para encajar el ataque exterior malagueño. Pablo Sanchez será el tercer base del equipo. Se lo merece por su progresión y puede ayudar al equipo si se producen lesiones, como ya demostró el año pasado.
En la batería exterior siguen Jaime Fernández, que también puede ayudar en el puesto de base, Darío Brizuela, Francis Alonso y Axel Bouteille. Cuatro jugadores de calidad y garantías. Sale Waczynski y llega Jonathan Barreiro. La joya del baloncesto gallego que deslumbró al mundo del básket con 15 años y que llega a Málaga con 24, en el mejor momento de su carrera. Puede jugar también de «cuatro» aunque donde es realmente resolutivo, al menos en mi opinión, es en el puesto de alero.
Es un jugador total: Ataca, defiende y puede botar el balón con garantías. Si sigue su progresión puede ser la gran incorporación de esta temporada. A pesar de la calidad de esta línea, libra a libra la mejor del equipo, la temporada pasada se la vio sobrepasada y le faltó físico y energía. Un problema que no se soluciona sólo con este movimiento. Todos deberán dar un paso adelante en defensa y ceder algunos tiros al compañero para que la combinación funcione.
En la zona desaparecen Malcolm Thomas y Deon Thompson y llega Micheal Eric. Un buen jugador pero no tan bueno como para jugar por dos. Da la sensación de que el equipo necesita un refuerzo más en esta línea. Un cuatro fuerte que la pasada campaña se echó en falta, y que por momentos pareció que podía ser Malcolm Thomas. Abromaitis, Guerrero y sobre todo Nzosa deben dar un paso adelante.
Sobre el jugador africano se han depositado parte de las esperanzas de este equipo y, si está sano, puede ser el líder del juego interior. Si es capaz de convivir en cancha con Eric, sus prestaciones podrían multiplicarse. El problema es que llega a la pretemporada lesionado y eso no suele ser un buen síntoma para la temporada. Abromaitis debe volver a ser aquel jugador regular que maravilló en Tenerife y Rubén Guerrero, un jugador único y especial por sus características físicas, debe continuar creciendo.
El gran capitán Carlos Suárez solo tiene que hacer una cosa, mantenerse sano. Su sola presencia en el banquillo mejora a sus compañeros. La pasada temporada no hubiera sido tan mala con el de Aranjuez en perfecto estado físico.
Los retos de esta temporada no son fáciles aunque algunos creen que sí. La Basketball Champions League (BCL) es una competición exigente y el Unicaja no la va a ganar solo con el nombre. Galatasaray, Beksitas, Tofas… muchos cometieron ese error antes. Habrá que jugar mucho y bien para llegar a la Final Four y levantar la copa. Es cierto que al jugar menos partidos que en la Eurocup, los equipos que juegan esta competición suelen mejorar en la ACB, y así Zaragoza y Tenerife han sido terceros los dos últimos años, detrás de Real Madrid y Barcelona.
La Copa del Rey debe ser el otro gran objetivo del equipo. Una competición bonita y corta que ilusiona mucho a la afición malagueña. Una afición que volverá de nuevo a las gradas del Martín Carpena y que puede ser un factor decisivo más a lo largo de la temporada. Este equipo necesita y mucho a su afición y quizás ese punto defensivo que se echó en falta la pasada temporada hubiera sido posible con las gradas llenas.