En esta semana que nos encontramos con la cita olímpica de Tokio 2020 un año después, nuestro Unicaja nos trae el adiós de Manolo Rubia con su jubilación y la esperada llegada de Antonio Jesús López Nieto como presidente y se espera la vuelta de Juanma Rodríguez en la función de director deportivo.
Mira que podría haber cosas para opinar, pero de largo, la llegada a la presidencia del ex árbitro de fútbol para que el actual presidente interino Sergio Corral se limite a ser consejero es lo que más expectación suscita.
El nuevo presidente cajista llega con el halo del auto descenso deportivo por el abandono de la Eurocup, de ser uno de los miembros de la Fundación Bancaria Unicaja que votó a favor de retirar la subvención económica para el primer equipo, no tener vinculación con el baloncesto más allá de ser un aficionado de “los de toda la vida” y ser la primera vez que el inquilino de la presidencia tiene una vinculación política conocida y manifiesta a través una trayectoria de gestión de entes vinculados al deporte y a las instituciones públicas.
No esperaba yo que llegara un presidente al Unicaja que fuera alguien del mundo de nuestro deporte y que tuviera unos conocimientos demostrados, y aunque haya pocas cosas que suenen tan antagónicas como fútbol y baloncesto, poniendo el nombramiento de López Nieto en relación con el Unicaja, no parece que la cosa sea tan catastrófica, la mejor noticia sería que se rodeara de gente de baloncesto (que en Málaga hay de sobra) y que han pasado por el Unicaja (también), y que haga del diálogo su habitual bandera de su gestión, dando un giro radical a la política de comunicación (o su ausencia) cotidiana en los últimos tiempos.
No hay que perder de vista, que ninguno de los presidentes que ha tenido el equipo malagueño han brillado en cuanto a conocimientos sobre nuestro deporte, la verdad, creo que el único de los presidentes que me queda en el recuerdo de forma grata es Ángel Fernández Noriega, y si bien, el asturiano era tan ignoto en sus conocimientos como el resto de sus compañeros de cargo, la cercanía que tenía al poder de la entidad, era lo que le confería valor real, eso, y la mayor bonanza presupuestaria de la historia cajista, claro, aunque habría que ver si el presupuesto fue la causa de la llegada del presidente, o la consecuencia del mimo.
Aunque desde el Banco Central Europeo se anuncia el fin del bloqueo al pago de dividendos a sus accionistas, el tema presupuestario de esta temporada parece cerrado gracias a la aportación del Banco, al estar aparentemente la Fundación en la misma posición que hace unos meses, la gran duda que me surge es si el nuevo presidente va a tener la autonomía suficiente para poder gestionar el club atendiendo con la celeridad necesaria las necesidades del mismo, porque creo que mantener esa lentitud en la toma de decisiones es un lujo, o un vicio que no estaría de más ir erradicando.
¿Qué hará primero el nuevo presidente? En una entrevista previa con Radio Marca Málaga, hablaba de “la ilusión de ser del Unicaja”, de entrada, si es capaz de restaurar el malestar latente de gran parte de la afición malagueña, fruto en gran medida de ese vivir de espaldas a la realidad que se sigue dando a día de hoy, estará trabajando en la dirección correcta.
Sobre la vuelta de Juanma Rodríguez a la dirección deportiva, decir que no sólo es de la casa, sino que es alguien que no ha dejado de estar en contacto con la realidad profesional de la competición y cuyo paso por Sevilla seguro que le ha servido para convivir con un presupuesto más ajustado que en su día tuvo en el Unicaja y que se va a parecer bastante al que va a manejar en esta nueva etapa, al menos, de momento.
En estos días en que la selección será el principal foco de atención en Japón, espero que nuestro Unicaja funcione como un club profesional con la ambición que todos le esperamos, que le haga una despedida a Manolo Rubia como se merece, no como las que estamos acostumbrados a ver del club del abanico y que, al nuevo presidente, le vayan tan bien las cosas que recuerde los partidos que arbitraba en Turquía o en Grecia y diga para él, que esto tampoco es tan estresante, sería una buena noticia para todos.