Tras las victorias consecutivas ante Valencia Básket y Buducnost, el Unicaja afrontaba el viaje a Las Palmas para intentar llevarle la contraria a la tradición y la historia, que tenía en las canchas del Herbalife Gran Canaria un lugar de castigo tradicional.
Que el equipo tenga una racha abierta de tres victorias consecutivas es una muy buena noticia, porque, pese a que es principio de temporada y todo el mundo está intentando encontrar el camino a seguir, algo complicado, tanto para el Unicaja como para el resto de los rivales, pero la vida es más fácil con triunfos.
Las victorias saben bien, el ganar en Valencia siempre es una buena noticia, aunque sea en la videoconsola, el partido de Eurocup, también se agradece porque se obtiene tras una remontada y frente a un equipo que está jugando bien, aunque, no nos engañemos, Buducnost no es los Warriors del récord de victorias en la NBA, y la del domingo en Canarias, aunque sirva poco más que para alterar la serie histórica es de agradecer.
Siempre que se menciona que si tal o cual equipo lo pasa mal en una cancha, naturalmente tenemos en cuenta que la comparación no sostiene un mero análisis, las plantillas cambian, las situaciones particulares de cada equipo también, lesiones, etc… total, que todas las victorias están bien, pero estaría bien ponerlas en perspectiva.
El rival del domingo ostenta un poco decoroso marcador de 1-6 en cuanto a victorias y derrotas en la Liga ACB, y tienen un serio problema, con un nuevo entrenador que no consigue hacer llegar su idea a un grupo que parece no comulgar con él, con las lesiones que aquejan a todos los equipos, y sobre todo, viniendo de una temporada anterior también decepcionante. Incluso se podría ver similitud con el Unicaja en el sentido que hay jugadores que ofrecen un rendimiento muy lejos del que se esperaba que dieran.
Lo cierto es que el plantel de Luis Casimiro Palomo ofrece ahora mejores sensaciones, sigue habiendo piezas que siguen sin justificar su presencia, pero hay otros que están avanzando y quitando el muy deficiente de su rendimiento, todo ello, claro está con la base imprescindible de los que ya hacían mínimamente fiable el proyecto 2020/2021.
Que se haya visto algo de progreso en Rubén Guerrero y Deon Thompson es algo que necesitaba el equipo, sobre todo al ser tan pobre el juego interior, si no lo fuera, no necesitarían que apareciera Yannick Nzosa a nivel unicornio, a poco menos de un mes de su decimoséptimo cumpleaños.
Mucho más que ello ha sido el paso al frente que defensivamente se ha visto, aunque eso de encajar más de 80 puntos siga siendo habitual (en cinco de los ocho encuentros disputados), puede que la figura de Alberto Díaz, en el rol de imprescindible por la ausencia de Gal Mekel, haya sido la mejor noticia, desnudando el mito de las rotaciones obligatorias en los partidos. La figura del canterano ha crecido mucho, pasando a ser algo más que el chaval que nos cae bien -porque se lo merece- y además es de la casa, a día de hoy, Alberto está en la senda de ser un base importante en la ACB, la aparición de Carlos Suárez, aunque sea a pasitos cortos, también era necesaria.
Por lo demás, creo que falta mucho más, está muy bien que el equipo gane partidos porque así la presión resultadista baja y el entrenador se encarga de poner las victorias en valor, pero el juego es tremendamente mejorable, ese equilibrio que institucionalmente se veía, está aún por llegar, si los triples entran -me atrevería a decir, que con que sean muchos, ya vale-, el equipo está bien y sufre menos, con la aparición milagrosa de Yannick Nzosa y la aportación paulatina de Rubén Guerrero, defensivamente ya hay algo cerca del aro, pero en ataque, los interiores viven de un palmeo que otro, alguna continuación aprovechada con cuentagotas y alguna presencia puntual de Deon Thompson en el poste bajo, demostrando que no está aquí para ser la imagen de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, sino para ser una piedra angular del proyecto de este año
Una cosa es que con las piezas que tiene, lo importante sea la batería exterior y otra es que no haya nada más allá, ya he dado mi opinión sobre los pívots de este equipo, pero si se pueden tener esperanzas en la plantilla cajista, éstas pasan porque defensivamente el equipo sea mucho más duro, y sobre todo, que la dinámica de ataque sea algo más que resolver a base de tiros lejanos, generados en un porcentaje altísimo por la inspiración individual de los jugadores.
No se trata de quitar valor a las victorias, pero mucho menos se trata de pensar que se ha dado el giro definitivo, se han visto cosas que son de agradecer, pero lo que queda por recorrer es largo y el trabajo a desarrollar, arduo y difícil.