Finalizó la temporada 19/20 para el Unicaja, aunque esté pendiente de definirse el campeón, el equipo malagueño ha dado por acabado un curso tremendamente raro, cuyo análisis no puede ser ni breve, ni simplificado.
De la plantilla actual, es más que probable que Josh Adams, Melvin Ejim, Marko Simonovic, Toupane y Frank Elegar no continúen vistiendo de verde. Del resto, hay de todo, desde renovados (Gal Mekel y Carlos Suárez), con contrato en vigor (Bouteille, Milosavljevic y Jaime Fernández), con contrato en vigor encarando una renovación (Alberto Díaz y Rubén Guerrero), con contrato en vigor pero con muchas dudas sobre su rendimiento (Deon Thompson y Volodymyr Gerun), de vuelta tras una cesión (Francis Alonso) y sin contrato, pero con todas las ganas de quedarse aquí hasta el final de los tiempos (Adam Waczynski). Si a todo esto se le une la duda que hay sobre el inquilino del banquillo, no sé si hay recuerdo de un verano a priori tan movido como el que empezamos a vivir.
Digo de entrada que la plantilla actual, con algunos retoques me parece más que adecuada, que hay jugadores que están en el momento ascendente de sus carreras y que hay casi de todo lo bueno que le hace falta a un club para poder seguir subiendo en el rendimiento y ser más importante aún. Pero si me centro en el banquillo, creo que lo primero que hay que saber qué es lo que esperan los dirigentes del club.
El actual entrenador, Luis Casimiro Palomo es un técnico conveniente en equipos que desean pocos sobresaltos, es hombre de club, educado, honesto y trabajador, pero no sé si será el adecuado para este momento, sobre todo teniendo en cuenta que el resumen de este curso tampoco es para sacar pecho.
Con cambios en la plantilla durante la temporada, el equipo no se clasificó para la Copa del Rey, y sólo la condición de organizador le dio la posibilidad de estar en la misma, aprovechando una bondad en el sorteo casi beatífica, al llegar a la final, el Real Madrid no dio opción alguna.
La competición europea se solventó de manera adecuada, aprovechando que la primera fase de la Eurocup no soporta un repaso mínimo, con mucho rival mediocre entre los participantes, algo en lo que la permanente bronca Euroliga-FIBA no ayuda salvo a los poderosos y ambiciosos económicamente hablando. Algo que -por raro que parezca- dejó de ser el Unicaja hace ya tiempo. Ahí nos quedamos con ganas de mucho más.
El parón de la ACB en marzo pilló al Unicaja en novena posición, tanto en Málaga como fuera se dice que estar fuera del playoff no es lo que merece el club, que hay que estar peleando por semifinales y todo eso, pero de las veintitrés jornadas disputadas, los de Casimiro estuvieron por debajo del octavo puesto hasta en quince ocasiones.
En la fase final, con la versión nueva del equipo y la llegada de los jugadores fichados a medida que pasó el año, se arrancó bien, con un juego correcto y que sirvió para ganar al Iberostar Tenerife, Joventut y RETAbet Bilbao, dar la cara un rato frente al FC Barcelona para jugárselo todo frente al Baskonia… Regalando dos veces el partido de una manera horrenda, sin mediar errores arbitrales ni la infalibilidad del contrario, no llegando a tirar siquiera en los dos finales en los que dispuso del último balón en juego. El problema es que de ninguna manera extrañó lo ocurrido, si había algo que no esperábamos que hubiera en la expedición malagueña era un conejo en la chistera de cuerpo técnico cajista.
No sólo por el final de campaña, sino por el desarrollo de los dos años que ha estado en Málaga, da la sensación que la estancia del entrenador manchego parece amortizada, si el año pasado se sacaba pecho de una manera que enfadó más que convencer por un 60% de victorias, este año la cosa no mejora.
Nosotros, a posteriori, seguro que hubiéramos diseñado la jugada perfecta ante el Baskonia, hubiéramos fichado a todos los MVP de las ligas europeas y hubiéramos tomado las decisiones más adecuadas, pero se trata de asumir un riesgo que está ahí, donde hay que decidir qué hacer más pronto que tarde, sobre todo en algo tan crucial como la situación del banquillo. Hay una buena base de jugadores, el plantel tiene buena pinta y creo que necesita una dirección diferente. Es necesaria mayor ambición a la hora de plantearse los objetivos y no ser tan «complacientes». Hay situaciones que pueden reclamar cautela y paciencia, pero eso linda con el conformismo, y creo que no hay motivo de índole ninguna para no meter una marcha más ambiciosa y exigente, de entrada generaría mucha más ilusión.
Me parece muy acertado y correcto el resumen de la temporada del Unicaja. Creo que todos esperábamos algo más y en éste formato de final de liga (obligado por las circunstancias) donde llegar a una final y disputarla a un solo partido (evitando un largo playoff de 5 partidos) es una oportunidad perdida que quizás no vuelva a aparecer.