Tras el partido liguero del sábado frente al Monbús Obradoiro, el Unicaja se ha situado por cuarta ocasión en la temporada 2019-2020 entre los ocho mejores equipos de la clasificación de la Liga ACB. Pese a que el entrenador declara que no quiere hablar de la Copa del Rey, sino del play off, lo cierto es que la oportunidad más inmediata a la hora de evaluar la consecución o no de los objetivos es la cita copera, aunque esté a punto de comenzar (hoy mismo) la segunda fase de la Eurocup y que para la fase final del primer título a dilucidar, aún quede algo más de un mes.
Si se le suma a esto, lo monísimo y entrañable que quedó el lanzamiento de peluches en el descanso del partido y que el juego del Unicaja fue de menos a más durante el mismo, tenemos que darnos por contentos, además como previa al Día de Reyes poco más se podía pedir. Bueno, que nos trajeran el regalo que queremos y no echáramos de menos a nada ni a nadie.
Ahora en serio, tras el mal rato que supuso el partido anterio frente al Montakit Fuenlabrada, el encuentro ante los gallegos no tuvo un inicio mejor, con un equipo inferior dominando claramente dónde y cómo quería el partido -una vez más- y que hacía presagiar malas sensaciones para el equipo malagueño.
Pero lo cierto, es que, conforme el encuentro fue avanzando, las notorias diferencias entre uno y otro conjunto se fueron acentuando y a medida que los de Santiago se fueron quedando sin fuelle, el Unicaja tuvo más cosas positivas que negativas, por mucho que el cinco inicial que manejó tan bien como siempre Moncho Fernández tuviera muy buenas prestaciones, pero sin posibilidad de alargarlas los cuarenta minutos.
Lo que me ocurre con este equipo es que no sé si fiarme de los 25/30 últimos minutos de partido que presencié el sábado pasado. Me estoy acostumbrando tanto a las apariciones y desapariciones de los verdes, que confiar en haber alcanzado la velocidad de crucero para una de las partes importantes de la temporada se me hace difícil. Íntimamente pienso que conforme el camino se empine, volverán los problemas conocidos y las inconsistencias habituales.
Teniendo pendiente eso tan poco común, como son la fiabilidad y la solidez, ya hay necesidad de ir aportando lo mejor de cada uno. Para el compromiso de esta tarde ante el Tofas Bursa, sería conveniente empezar ya a definir que los objetivos a cumplir están en la Copa del Rey y la Eurocup, esta idea es tan personal como intransferible, pero tirando de lógica, jugar la Copa del Rey en Málaga tendría que servir para que el equipo diera una alegría en casa de una vez por todas, y lo de la Eurocup es la única vía de acceso a la Euroliga, no el más rápido ni el más certero, el único que puede hacer cumplir el que fue el objetivo sin valorar la importancia que tenía en su momento, ni ver cómo los acontecimientos pillaba con el paso cambiado al club.
Está claro que la Liga ACB es la mayor y mejor competición nacional, quizá la mejor de Europa, pero ha perdido una gran parte de su valor, sobre todo con la imposibilidad de acceder a la Euroliga y de llevar demasiado tiempo con la sombra de ese retorcimiento del fair play financiero de los equipos futboleros, además, con el sistema de licencias en la Euroliga, la distancia entre los llamados grandes y el resto del mundo va camino de sideral, y la perspectiva no es sino de continuidad con este modelo.
Como al fin y al cabo este tiempo que acabamos de dejar atrás ha sido el momento de pedir y vivir nuevas ilusiones, tengo que decir que me alegro mucho de que en Málaga también se haya copiado la iniciativa de los peluches y espero que se consigan los objetivos fijados… o, al menos, que esta temporada nos llevemos una alegría.
Propósitos y objetivos.
7
Ene