Fiesta de empresa.

17 Dic

Estas fechas en pleno diciembre son de lo más peligroso que se puede apuntar en la agenda, no sólo están las Navidades, casi seguro que toca la comida o cena de empresa y eso, temas de bolsillo, salud y dietas aparte, son momentos tremendamente complicados de lidiar, sobre todo porque esa mezcla de nostalgia, sentimientos que afloran y “buenrollismo” llevado al extremo (todo ello elevado a la máxima potencia en gran medida por el consumo de alcohol), provocan que llevados por la euforia, más de uno se crea capaz de hablarle de tú al jefe, de tirarle los tejos al compañero o a la compañera que le esquiva desde siempre, o lo que es peor, pensar que eso no sólo está bien, sino que se puede tomar como costumbre.
En el baloncesto que nos ocupa, y en el Unicaja en particular, la llegada de Darío Brizuela ha sido algo parecido a la comida de empresa, el detonante de una corriente que hace que más de uno piense que todo está camino de cambiar de manera radical, que ahora el equipo está capacitado para hacer de todo y que, como se le ha ganado a tres de los cuatro equipos de Euroliga, y en los dos últimos partidos la media de anotación ha cambiado de 73,7 a 106,5, parece que el equipo se ha transmutado como de la noche al día.
A ver, vale que el muchacho ha venido muy bien, pero eso de ganar en el Palau ha sido como las copas de después de la comida y ya han aparecido los momentos de “ésta la pago yo”, “eres el mejor de toda la oficina” o los “no sabes lo que te quiero”, ahora el Unicaja débil, sin identidad y timorato es capaz de vencer a cualquiera, y el viraje a la hora de ver los objetivos es total.
Seamos sensatos, sin caer en la euforia, ni poniéndonos en modo siniestro, el Unicaja tiene un partido capital el próximo sábado en Málaga ante el Casademont Zaragoza, que aunque llegue en tercera posición empatado con el FC Barcelona, estará con la piel de cordero puesta apoyándose en la diferencia presupuestaria, esa que dice que colocaría al Unicaja en el grupo de los cinco primeros de la liga, aunque ahora esté en la posición undécima.
De cómo rinda Unicaja el sábado tras jugar un intrascendente encuentro de Eurocup en Trento, se verá parte de lo que puede ofrecer con esta nueva versión en la que hay algo más que la llegada de un muy buen jugador. Está claro que el equipo ha salido ganando, pero aún tiene muchas asignaturas pendientes como la nueva reubicación de jugadores, reparto de roles y sobre todo, más lógica en la búsqueda de identidades dentro del equipo, no tanto en qué tiene que hacer cada uno, sino más a qué no deben dedicarse algunos.
El Unicaja ha dado varios pasos en falso, de los que tiene que aprender y mucho, de las siete derrotas, dejando de lado la del Real Madrid, todas las demás son al menos opinables, siendo lógico en las otras seis poder aplicar el calificativo de inasumible, porque en esos momentos, el cartel de “se busca” podía ponerse a la actitud que se vio entonces en la cancha, y aunque podría decirse que las victorias ante Baskonia, Valencia Básket y FC Barcelona se producen en parte por la mala actuación del rival, también hay que preguntarse si de eso no tiene también la culpa el equipo cajista y es sólo fruto de una mala puesta en escena de los contrarios.
A ver, aún estamos en el primer tercio de la temporada y aunque todo está empezando para este Unicaja transformado -y que lo mismo necesitaría aún alguna mejora-, lo que se avecina es duro y complicado, el regalo que supone no tener que pelear por la clasificación para la Copa del Rey ha de demostrarse que no es inmerecido, el Top16 de la Eurocup ha de ser otra fase a superar por muy complicados que sean los rivales, resumiendo: hay que encauzar la euforia para demostrar que no sólo se es bueno en estos momentos, sino que además el resto del año los compañeros y los jefes han de estar contentos con que todos estemos del mismo lado.
No puedo pasar sin mencionar aquí a Damián Caneda, el cual ya muchos han recordado en su faceta de político y empresario, pero yo lo conocí como hombre de baloncesto, el año de su retirada como jugador y viví la euforia real de ver como llevó desde el banquillo al Caja de Ronda a la Primera División, luego como presidente de Maristas demostró tener las cosas muy claras con mucha antelación y durante un tiempo fuimos compañeros de equipo en categoría provincial, siempre fue muy grato contar con su presencia, no ha merecido ni un mínimo de sufrimiento, ojalá descanse en paz.

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