En este espacio temporal sin competición toca hablar de salidas, entradas, confección de plantillas y rumorología variada, declaraciones de intenciones para el próximo año y establecer una serie de objetivos, irreales en cierto modo, porque se quedan en lo políticamente correcto y en general sólo son para engatusar al entorno y la verdad final es que la competición pone a cada uno en su sitio.
Después de una temporada que se puede calificar de todo menos inolvidable, el Unicaja, encaró el cambio de piezas camino del curso 2019/2020, el movimiento ya lo conocemos, las llegadas ya confirmadas Deon Thompson y de Aleksa Avramovic tienen en común la agencia de representación de Misko Raznatovic, proveedor habitual cajista en los últimos años.
La noticia principal no está en los fichajes, las salidas o la pertinaz insistencia en usar a Beo Basket para surtir al plantel, sino en el abandono repentino y sorpresivo del director deportivo, Carlos Jiménez durante la pasada semana.
Esgrimiendo “motivos personales” en una lacónica nota oficial por parte del club, se marcha una de las caras visibles del club de Los Guindos, llegado en la época dorada del club malagueño, fue tan eficaz como oscuro en su labor en la época de jugador, después, inalterable en su función de no hacer ruido, pasó a los despachos y junto a la de secretario técnico se le adjudicó también la labor de portavoz oficial del mismo. Sin conocerlo, y sin saber lo incómodo que pudiera estar en cada sitio, la figura de Carlos Jiménez como cara conocida por el mundillo estaba fuera de toda duda, como fichador estaba por descubrir y lo de portavoz era lo que menos le cuadraba. Su salida se produce en un momento malo, en mitad de la planificación de la temporada y con muchas operaciones, tanto de entrada como de salida de jugadores por concretar.
Aun teniendo en cuenta, tanto lo respetable como lo insondable de los motivos del madrileño para no continuar al frente de su labor en el Unicaja, no hay que perder de vista la mala situación en la que se queda el club, aunque Manolo Rubia recupere su puesto anterior y que la labor del que fuera capitán del equipo nacional no creo que vaya a pasar a la historia del Club Baloncesto Málaga en letras de oro, creo que ahora se tendría que aprovechar el momento para dotar de una estructura realmente profesional a la dirección deportiva, departamento que un club profesional tiene que tener con la mejor dotación y estructura y que el equipo malagueño, se ha venido parcheando con recomendaciones del entrenador de turno, de algún directivo, injerencias del anterior gerente y sobre todo, tirando del menú de la agencia de representación de moda, algo que condiciona y condena a repetir fallos una y otra vez, o a dar bandazos, intentando buscar una identidad propia que con el paso del tiempo parece imposible.
La estancia de Manolo Rubia nuevamente en su anterior puesto, a tenor de lo poco que se ha podido saber, parece que no va a ser duradera en el tiempo, se supone que será el nexo de unión hasta la llegada de una nueva figura para fichar jugadores. De momento, parece que la confección de esta plantilla va a cerrarse con la firma actual, lo que habría que ver es si el club va a dejar pasar la oportunidad o junto al nombramiento de un nuevo director deportivo, la persona que llegue al puesto va a tener un equipo que le ayude a tener controlado al mayor número de jugadores posibles, sean o no factibles de inmediato para el primer equipo y que de esa manera, la dependencia extrema del catálogo vigente del representante de moda deje de estar en el libro de estilo cajista.
Aunque el ADN cajista diga que este club funciona cuando el inquilino del banquillo es intervencionista en aspectos que van más allá de su parcela, pero no sé por qué se pueden mantener áreas al margen de una estructura profesional en estos tiempos que corren. A tenor de las noticias que se van viendo en las élites europeas, o se empiezan a hacer las cosas muy bien, o se corre el riesgo que el recuerdo de la labor profesional de Carlos Jiménez sean todos los rebotes capturados de jugador, fichajes como el de Jaime Fernández y un desayuno informativo en el que le dio un aspecto tan novedoso al concepto ilusión que no sé si seremos capaces de repetirlo en voz alta sin esperar una segunda lectura del mismo.
La situación no es fácil, el cerrar la plantilla es el problema más inmediato a solventar, pero teniendo en cuenta que el respaldo institucional está ahí detrás y la implantación social que tiene el club, lo que toca es adaptarse a lo que te propone el entorno, con una competencia dura e implacable, pero que en muchas circunstancias seguro que mira con envidia hacia Málaga, ahora sólo toca demostrar que no se quiere conformarse con cualquier lugar.
La oportunidad.
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Jul