Ya tenemos aquí el final de la primera vuelta de la Liga ACB, el corte para ver la clasificación para la Copa del Rey de Madrid y el resultado de las eliminatorias que terminarán dando paso al campeón el próximo 17 de febrero, nuestro Unicaja, como era sabido y esperado desde hace algunas semanas, ha estado junto a los otros siete equipos que pelearán por el triunfo.
La llegada al sorteo de ayer lunes del equipo malagueño no ha terminado siendo la deseada, no sé si calificarlo de injusto o no, pero el Unicaja ha estado entre los cuatro primeros toda la primera vuelta excepto las jornadas primera, tercera y decimoséptima que ha caído a la quinta posición de la clasificación, pero las cosas que no se estaban haciendo bien y las malas sensaciones que los resultados habían tapado han salido a relucir en los momentos que ha sido necesario dar un paso al frente, las lesiones, algo tan consustancial a la competición como el balón o los aros, al concentrarse en dos figuras con tanto peso específico en el grupo como Carlos Suárez y Alberto Díaz dejó al equipo huérfano de alma y con un déficit de carácter que a la postre se ha plasmado quedando fuera de los cuatro primeros.
Los mejores ejemplos los tenemos en los partidos que han tenido un valor añadido aparte de los puntos en litigio, veamos ejemplos, cuándo el Kirolbet Baskonia llegaba a Málaga en la versión Tercio del Capitán Alatriste en la batalla de Rocroi, más allá de ver un Unicaja que intentara no dar tregua a los vitorianos, nos encontramos con un partido dominado de principio a fin por los visitantes que impusieron desde el principio su físico y no concedieron la mínima oportunidad. Sigo, con la visita del Iberostar Tenerife, de sobra identificado como el rival para la plaza de cabeza de serie, y aún llegando con la sensible baja de Thad McFadden, uno de sus puntales, en el momento que se endureció mínimamente la lucha, Colton Iverson se convirtió en Bill Laimbeer, Javier Beirán en Antonello Riva y Devin White en Vinnie Johnson. Y para rematarlo, en el partido decisivo, el Obradoiro menos dominador en casa de los últimos años resultó inalcanzable para el juego interior del Unicaja porque Nacho Llovet hizo de la zona gallega terreno vedado a base de ganas y coraje.
Vale que las lesiones de Suárez y Díaz se hacen notar, pero el resto también tiene ausencias, vale que Llovet es internacional, pero si no existiera el timo de las “ventanas FIBA” dudo mucho que hubiera superado a Jordi Lloréns o Alfóns Alzamora en algo más que el recuerdo de pívots honestos y trabajadores, pero de recursos técnicos tremendamente escasos, lo cierto es que, aunque en el partido del domingo, pese a dominar el rebote y los buenos números de algunos jugadores, los chicos que entrena Luis Casimiro Palomo no dieron la talla, no merecieron ganar el partido y quedaron fuera de las cuatro primeras posiciones, sobre todo, porque apareció el espectro de conjunto que se sale del partido en el momento que los contrarios endurecen mínimamente el choque, mostrando una incapacidad preocupante para responder de otra forma que no sea a base de un juego divertido y dinámico, pero que ante ciertas dosis de agresividad, no da la respuesta que requieren rival y competición.
Acepto que me digan que este equipo ha vencido a Valencia Básket y FC Barcelona, pero hay que evaluar de manera objetiva la importancia de esos partidos en la temporada y qué rastro pueden dejar, y de verdad que lamento ver plasmada esta imagen, porque el plantel me parece que tiene buena gente, simpáticos y encantadores, buenos chicos, pero aunque tampoco sea obligatorio reclutar a los paisanos de “La teta enroscada”, el mítico bar de “Abierto hasta el amanecer” de Quentin Tarantino, ante las bajas de los dos capitanes he echado de menos el paso al frente de algún miembro del grupo, teniendo en cuenta que tienen una oportunidad de oro para reivindicarse.
El sorteo ha terminado encuadrando al Unicaja con el Iberostar Tenerife, de largo el mejor –o quizá el único- cruce que se podía desear, pero áun prescindiendo de presupuestos o de si el rival juega en Europa, también hay que tener presente no sólo lo que ha demostrado el rival anteriormente, sino también lo que nuestro equipo ha enseñado, en lo bueno y en lo malo, habrá que ver si la versión que hemos echado de menos aparece o se sigue por el mismo camino, si se continúa con este grupo, algo que no parece que vaya a alterarse, sólo resta esperar una evolución que de momento no llega, de todas formas, queda tiempo, ya veremos, por ánimo no va a quedar, pero todo lo bueno enseñado hasta ahora no debería quedarse en nada por no saber dar respuesta a un aumento de agresividad del contrario.
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Ene