Es cierto, no voy a llevar la contraria al entrenador cajista, aunque hay veces que uno oye o lee cosas y se le tuerce el gesto. Las declaraciones de Luis Casimiro tras el partido ante el Breogán, no sólo me parecen adecuadas, sino que las suscribo. Está claro que el manchego se ciñe a lo visto el domingo en el Martín Carpena, pero levantando un poco la vista, esta semana no es para enamorarse del juego contemplado. Junto al partido del domingo, el miércoles, ante el Rytas tampoco se cuajó un partido completo, y, aunque haya dos victorias más en el casillero cajista, que el responsable del juego verde hable de la imposibilidad de estar satisfechos, no hace sino refrendar algo muy claro: que de momento, queda bastante por recorrer.
No sólo los dos últimos partidos no ayudan a pensar en la felicidad. Si se hace un mínimo de memoria, los dos anteriores (Turín y Burgos) tampoco fueron especialmente brillantes. Es curioso, pero ganar tres de cuatro encuentros y tener un balance de once victorias y sólo tres derrotas no pienso que den pie a pensar que se puede rebajar la tensión.
La competición colocará a cada uno en su sitio, pero lo que está claro es que no va a dejar que se siga adelante con un nivel de concentración que no admita la dureza del contrario, permitiéndole que capture diez rebotes más en un cuarto (como hizo Breogán el domingo en el tercero), con «desapariciones» de figuras claves para el equipo en según qué momentos del partido, o con no ser capaces de imponer el ritmo durante el encuentro.
De entrada, esta semana los rivales intentarán «hincarle el diente» al equipo malagueño a toda costa. De entrada, los alemanes del Fraport Skyliners intentarán seguir manteniendo el buen tono en Eurocup, en contraposición a la mala cara que ofrecen en la Bundesliga. Su balance de cuatro victorias y dos derrotas se invierte en la competición alemana. Y en la Liga ACB, el MoraBanc Andorra, tras derrotar consecutivamente a los dos líderes de la tabla, Real Madrid a domicilio y Kirolbet Baskonia en su pabellón, parece que está de vuelta al clásico equipo que necesitaba una faena más que intensa y cuidada por parte del rival para conseguir derrotarlo.
Cada uno puede ponerse penoso y seguir echando de menos a Alberto Díaz, y lo cierto es que la vida sin el base -numéricamente hablando- está siendo menos complicada de lo que podía parecer de entrada. A día de hoy, sólo una derrota en media docena de partidos, en parte gracias a otra actuación imperial de Jaime Fernández que ya lo han hecho MVP de la competición en España y que ha provocado que ya sepamos incluso el precio de la cláusula de salida de lo bien que lo está haciendo.
Pese a todo, la vuelta del malagueño es más que necesaria. Sobre todo, porque su aportación aún no tiene quién la dé, y aunque me refería antes al rebote, casi siempre he pensado que todo lo que tiene que ver con la pelea del mismo estaba más en la mente y en las ganas que en otra cosa. Hay miles de maneras de entrenar la mejora del rebote, pero si no se está concentrado, poco se puede hacer. Da igual que el rival sea menos poderoso físicamente, si no se desea, no se termina consiguiendo, y en gran medida, el nivel mental que puede mostrar el equipo va de la mano de la efectividad bajo los aros.
Sin ánimo de ponerse en modo negativo, hay que dudar de las posibilidades de victoria de continuar con lagunas en el rendimiento tan patentes como las mostradas en los últimos partidos. Y no es cuestión que lo mencione aquí, el mismo entrenador ya lo ha manifestado. No seré yo el que enmiende la advertencia del que tiene mayor conocimiento del estado del grupo.
Pues va a ser que sí.
13
Nov