Tras haberse materializado la salida de Joan Plaza del Unicaja, en el momento que escribo este texto, la hipotética llegada de Luis Casimiro al banquillo cajista no está cerrada, lo único que se puede dar por seguro es el final de la era del barcelonés.
Uno lleva viendo mucho tiempo como se mueve este club, de qué forma va afrontando situaciones y de qué manera se adaptaba –mejor o peor- a los escenarios en los que había de desarrollar su actividad. Aunque ahí hay algo que es común y que tendría que estar ya muy asumido que siempre hay en cada temporada: las despedidas.
Eso siempre ocurre, todo el mundo termina marchándose, y hacerle frente a la marcha de un jugador o un entrenador después de formar parte más o menos tiempo del club exige una respuesta distinta, algo que vaya más allá del desearse lo mejor y el mayor de los éxitos profesionalmente hablando, por muy repetido que nos parezca el tema.
Si hablamos de cosas repetidas, de algo que ha sido una constante, en la estancia de Joan Plaza me ha parecido que el entrenador que más partido ha ocupado el banquillo cajista ha estado permanentemente marcando los tiempos de su relación con el Club Baloncesto Málaga.
En una situación que se nos repite demasiado habitualmente, y que casi podría calificar de poco adecuada, desde la llegada del mismo, hasta su salida, se ha tenido la sensación que siempre estaba un paso por delante de los que mandan, algo que lo mismo no es conveniente y que terminó quedando patente en el momento de la marcha.
Que a primeros de la semana pasada, esperando todo el mundo la confirmación oficial de la marcha del catalán por parte del Unicaja, fuera éste el que enviase un vídeo de despedida, dando por cerrada su etapa en Málaga, antes de la comunicación del club, fue la penúltima vuelta de tuerca en una relación en la cual, el entrenador aportó mucho para la recuperación anímica real de una entidad adormecida y entumecida tras varios años lejos de buenas sensaciones, pero a la vez, supuso una prueba de esfuerzo en muchos momentos en sus relaciones con la cúpula directiva.
Con una gran cantidad de situaciones que no trascendieron como es lógico, hubo momentos de desacuerdo, con veranos en los que se adivinaba que el club no cambiaba de entrenador por no pagar una indemnización y que el entrenador no se marchaba por no tener una oferta mejor que el contrato que le vinculaba a la entidad malagueña. Cambios de un porcentaje elevado de jugadores de la plantilla, algunos no motivados por ofertas irrechazables recibidas por los que tenían que vestir la camiseta verde y una asunción de poderes por parte del entrenador cada vez más elevada y que lo hacían ser algo más que el inquilino del banquillo, y esto pasa factura, porque el entrenador seguro que termina marchándose y no veo sano en un club que se presuma con cierto estatus y con una trayectoria a sus espaldas, que la identificación del mismo venga de la mano de una pieza (maestra eso sí), pero que permanentemente va a tener la fecha de caducidad marcada.
Sobre si la salida ha sido la adecuada o no, que cada uno evalúe, como siempre, se ha filtrado (algo más que común y que no me extraña este modus operandi) que la despedida al técnico tenía una visión por parte del club y otra por parte del protagonista, resultado: en algo que no se había dado nunca, un grupo de aficionados, los cuales puede que no representen a toda la masa social, pero que han estado ahí para dar muestras de su iniciativa, quiso dejar constancia del cariño y del reconocimiento que le han profesado estos últimos cinco años.
De verdad, ojalá mejore esto, ya con Joan Plaza no se puede, tampoco se hizo con Bernardo Rodríguez en su momento, ni con Carlos Cabezas (esa especialmente fue digna de película de miedo), ni con tantos que tengo en el recuerdo, ahora tenemos que meternos de lleno en ver si el repuesto de Joan Plaza es el conocido Luis Casimiro, el cual ya tuvo una columna en La Opinión (“El Señor Palomo”, el 5 de junio de 2012) y que tras completar un gran éxito en Las Palmas consiguiendo con Herbalife Gran Canaria arrebatar la plaza de Euroliga que veía suya Valencia Básket.
Si como parece termina volviendo a Málaga, entiendo que hay una gran oportunidad de arreglar algo que no se resolvió bien aquí al tener apalabrado antes de su llegada a Jasmin Repesa, todos recordamos cómo salió el tema del croata y ahora espero que un tipo con muy pocas estridencias en su labor y en su día a día, nos dé otros días de gloria, devolviendo al Unicaja a la Euroliga.
También deseo días de gloria a otro de los hombres que ha dejado la nave cajista esta semana, Antonio Herrera, no entiendo por qué se prescinde del sevillano salvo que vaya de la mano de Joan Plaza a otro proyecto, cosa que no me consta. Desde su situación de ayudante del barcelonés, creo que ha sido un miembro especialmente valioso y que seguro que será un entrenador importante, por eso no entiendo su marcha, mucho más conociendo su implicación e identificación con el club, sobre todo porque la llegada de Luis Casimiro no tiene a priori otro ayudante de forma obligatoria, ojalá tenga todos los éxitos y no me parecería nada mal que volviera a Málaga, incluso que no se marchara.
Otra vez las despedidas.
12
Jun