Aunque por el título parezca lo contrario, no puedo decir que tengo a mano el Trabajo Fin de Máster de Cristina Cifuentes y que tras leerlo, le doy esa nota, para nada. Uno está aquí para otras cosas. Ahora que ha terminado el Unicaja la temporada en la Euroliga toca evaluar lo realizado por el grupo entrenado por Joan Plaza. El final es conocido: novena posición, con un balance de 13 victorias y 17 derrotas, por delante de Maccabi Tel Aviv, Valencia Básket, Brose Bamberg, FC Barcelona, Estrella Roja, Olimpia Milán y Efes Estambul.
Antes de evaluar el periplo por la mejor Liga fuera de la NBA es necesario recordar que el equipo partía con el tercer menor presupuesto de los participantes. Más que necesario es justo, y además, es algo recordado convenientemente y varias veces, así que, dicho queda. Honestamente, creo que el equipo ha rendido bien, tampoco creía que la posición del Unicaja en la tabla se iba a ceñir al tema presupuestario. Ha dado muchas veces clases magistrales para no ajustarse al mismo para bueno y para malo, y la verdad, pese al historial que presenta y dice que sólo en el año anterior se estuvo fuera de la Euroliga en los últimos tiempos, esta competición es otra, mucho más cruel, más dura y más exigente, y pienso honestamente que la actuación de los que han defendido la camiseta verde ha sido digna y merece una nota de 7. O sea, un notable.
No todo ha sido bonito, hay partidos como el de Madrid o el de Valencia que enojaron y mucho, y la duda es la que tenemos todos, ha habido muchos partidos decididos por poca diferencia. Para ser más exactos, hasta diez partidos ha perdido Unicaja por una diferencia de seis o menos puntos. También habría que revisar los otros seis triunfos por cinco o menos puntos. En un total de 17 derrotas, casi un 60% sean por dos canastas o menos duele, y por fuerza ha de pesar, además. La irregularidad en el puesto de base, donde Alberto Díaz ha tenido mucho peso sobre sus hombros y Ray McCallum (seguro que el año que viene jugará mejor que éste) hay días que ha estado y otros, no, súmenle las ausencias puntuales de jugadores capitales para el proyecto como Nemanja Nedovic y Giorgi Shermadini, que han faltado en seis y siete partidos, respectivamente.
Las ausencias por lesión, algo inherente a la competición y dentro de las reglas del juego, han condicionado al equipo, porque ha obligado a depender en exceso de James Augustine, que ha cumplido de sobra, y es una de las piedras angulares del proyecto. Pero ir por Europa de manera eficaz con un pívot de 34 años y de menos de 2,10 en solitario es algo que resta riqueza al juego del equipo. Por lo demás, entiendo que haber perdido los dos encuentros ante Brose Bamberg, Zalgiris Kaunas o Baskonia, por menos de seis puntos, han sido casos que sobre el papel estaban en el apartado de «ganables» y que hubieran dado otro aire a lo que ha completado el equipo. Pero la sensación que me ha dejado el grupo es que podía competir casi con cualquiera, y también que necesitaba estar al máximo de concentración e implicación para poder rendir en ambas competiciones. Sobre todo en una que de haberse llevado de otra manera hubiera sido un tremendo castigo.
Ahora queda ver si el equipo va a ser capaz de seguir al ritmo que requiere la ACB para estar arriba al final de curso. El objetivo no puede ser otro que estar por delante de todos aquellos que no tienen Licencia A para el año próximo, algo que por cierto, para el gran negocio que es la Euroliga tendría que hacérselo mirar, ya que tres pilares básicos del modelo, como son FC Barcelona, Maccabi Tel Aviv y Olimpia Milán repiten temporada volviendo a quedar fuera del play off. Con mención honorífica para los italianos, que no sé si serán capaces de mirar a los ojos a aquellos que glorificaron a la escuadra de las zapatillas rojas en la época mítica de Dan Peterson, Bill Bradley, Dino Meneghin o Mike D’Antoni. Sí, a día de hoy, el baloncesto transalpino es un desastre.
El camino que le queda al Unicaja de aquí al final de Liga es complicado y duro, sobre todo porque ha cedido terreno y encuentros, y ante una tabla muy comprimida en la que dos victorias te llevan al tercer puesto o dos derrotas te sacan del play off, hay que darle una vuelta de tuerca más. Porque no sé ustedes, pero he disfrutado mucho de esta Euroliga, y está muy bonito los mensajes de que si Málaga lo merece, que si el propietario también, que si el esfuerzo de la plantilla, que el entrenador se reconoce a sí mismo como mejor que cuándo llegó y todo eso… pero conformarse con sólo una temporada entre los mejores no es algo a lo que me hayan enseñado. Y no creo que sea para nada a lo que se ha venido.
Pues para mí, un 7
10
Abr