El retorno a la actividad tras el verano, viene de la mano del final del Eurobásket, competición en la que la generación dorada ha seguido estirando la capacidad de seguir venciendo cada vez que se han juntado.
Esta vez el premio ha sido el bronce. Mucha gente entiende el tercer puesto como algo menor, está claro que hay muchos que sólo han conocido en el baloncesto nacional días de vino y rosas, que la NBA la ven como el sitio donde van los que son mejores en la Liga ACB y que la Unión Soviética y Yugoslavia eran cosas tan prehistóricas como la Liga Hanseática o los Tercios de Flandes.
Llevamos mucho tiempo esperando el final de este grupo de jugadores, cada vez más veteranos y cada vez menos numeroso en cuanto a miembros activos, pero ciertamente, mientras quede el espíritu de uno de ellos, España tendrá aspiraciones altas.
Acabamos de vivir la retirada de la selección de uno de los hombres que ha sido actor protagonista de gran parte de los éxitos de nuestro deporte en los últimos años, vi por primera vez a Juan Carlos Navarro en su época infantil, era el que mandaba en el FC Barcelona de su edad, pero tenía de la mano el halo de chupón, de pasar de la defensa y de sólo querer rendir en la faceta de ejecutor, no de director de juego como tantos entrenadores se empeñaron en reconducir.
Está claro que el físico que tiene era impropio para poder hacer frente a jugadores más poderosos, pero en un paralelismo en el que me atrevo a colocarlo al mismo nivel que Allen Iverson o de forma más cercana a Louis Bullock, durante su periplo en categorías inferiores la frase era “ya verás cuando llegue a senior…”, y ha llegado hasta los 37 años, estando en la élite del baloncesto en Europa y demostrándose a sí mismo y al resto, que sitio en la NBA también tenía.
Se puede abrir un debate sobre si el momento del retiro tendría que haber sido antes, si la última llamada no fue merecida o si al final la razón la iba a tener Giorgos Bartzokas. Cuando lo hemos sufrido como rival, lo hemos visto merecedor de la Biznaga de Plata o incluso del Óscar de la Academia, alguno, de manera más que irónica hemos dicho que la nueva normativa sobre los pasos va como homenaje a toda su carrera, pero su hoja de servicios, está ahí, y lo mínimo que me sale es agradecer todo lo que ha hecho y reconocer que lo vamos a echar de menos.
Ahora podremos abrir el debate sobre si Juan Carlos Navarro es el mayor talento que ha producido el baloncesto español o si este galardón pueda recaer en otros como Pau Gasol, de todas formas, lo único que veo cierto es que obligatoriamente el cambio que ya está en marcha, con la inclusión de los hermanos Hernangómez, obligatoriamente ha de tomar una velocidad que va a requerir mucha valentía y mucha firmeza para gestionarla, de entrada, las famosas ventanas no van a ayudar ni servir para nada, porque, o hay un giro radical en la situación, o España ha de afrontar los partidos de clasificación con doce jugadores distintos de los que acudieron a esta última competición, ya que entre NBA y Euroliga, declararse elegible para los equipos nacionales va a ser más complicado que entrar en la Casa Real.
Todo ello antes de empezar una temporada que ya se intuía complicada y dura, pero que siempre he creído que va a ser preciosa, con nuestro Unicaja ante un reto realmente grande: ver si de verdad merece apuntarse al bando de los poderosos o simplemente puede ir de acompañante cuando los demás le dejen, con enfrentamientos a todos los niveles y con un horizonte de prueba de esfuerzo para todos los estamentos que rodean a nuestro deporte, afición incluida, el reto a afrontar es apasionante. Ahora toca lamentarse por las dificultades y las ausencias o afrontar con toda la ilusión lo que viene. Que cada uno elija bando, tenemos tiempo para ir hablando.
Una vuelta agradable.
19
Sep