La semana que viene sabremos realmente el significado de la victoria en la cancha del Baskonia. En una temporada 2016/2017 en la que la parte alta de la tabla muestra tanta igualdad, que el séptimo tenga sólo tres partidos de diferencia con el líder puede que no sea tan importante quedar cabeza de serie o no. Si a esto se le une que el equipo de Joan Plaza ha dado muestras sobradas de no tener problemas para definir series eliminatorias en territorio hostil, pues se acepta cualquier preferencia.
Creo, no obstante, que cualquiera preferimos quedar todo lo arriba que se pueda y encarar el momento culminante del curso de la mejor manera posible, con el factor cancha ganado y, sobre todo, con una imagen como la que está transmitiendo el equipo de un tiempo a esta parte. Ésta creo que es la mejor noticia, sin duda. El partido de Vitoria es un triunfo de los que hay que tener, de esos de postín, ante un rival que tenía ante sí asegurarse ser cabeza de serie y acercarse lo máximo a la cabeza, cosa que ahora se convierte en tener otro rival más como el Unicaja, que además le tiene ganado el average.
Aparte de todo lo que puso en práctica un equipo con tanto peso específico en la competición como el Baskonia, la cara que está mostrando el Unicaja de los últimos tiempos es la que mayor confianza da al entorno. No voy a hablar de lo importante que es que aparezcan los miembros del plantel que estaban fuera de la rotación por méritos propios o se asomaban a ésta sólo de forma testimonial. Además, el equipo está en una dinámica capaz de aguantar a un contrario que sobrepasa la contundencia permitida del reglamento. O que pone en práctica esa máxima de «haz cincuenta faltas y terminarán pitándote sólo treinta». De remontar en cancha ajena o de sobreponerse a los malos días de jugadores importantes.
Una realidad de este equipo ha sido la complicación que ha mostrado para encontrar regularidad en el rendimiento de la plantilla. Cuando no ha fallado uno ha sido otro. Por problemas de adaptación, de lesiones o de no terminar de encajar en lo que requería el entrenador, el rival o la competición, siempre se ha echado de menos algo; pero ahora, tras la llegada de Alen Omic por Hamadi N’Diaye y la reordenación de roles en el puesto de base, el equipo se va cuadrando cuando más falta hace. Ahora, si la aportación de Oliver Lafayette se parece medianamente a lo que hizo el domingo y si Dejan Musli termina recuperando la forma que tenía antes de lesionarse, para el play off hay un invitado que parecía que iba a aparecer tarde y de manera breve, pero que llega con ganas de alargar su presencia hasta muy tarde y de forma muy seria.
Lo cierto ahora es que este Unicaja está ilusionando por méritos propios. Lo que hace muy poco tiempo tenía tintes de catástrofe conocida y de otra temporada y otro proyecto camino del limbo deportivo ha tomado un rumbo muy diferente, que realmente no sé dónde tiene el final, pero parece que esto pinta muy bien.
¿Y de un hipotético rival? De los otro siete implicados: Real Madrid, Valencia Básket, FC Barcelona, Baskonia, Iberostar Tenerife, Herbalife Gran Canaria o MoraBanc Andorra, estando a falta de dos jornadas para la conclusión de la Fase Regular, y con equipos que aún tienen que descansar una de ellas, puede caer cualquiera. Pero lo cierto es que revisando los ocho de arriba, creo que Real Madrid y Unicaja son los que llegan en el mejor momento de forma, algo que junto con la dureza mental del grupo, si además se le une algo de suerte con las lesiones, es la mejor noticia que se puede tener.
En el momento oportuno.
9
May