Si empiezo con obviedades, tengo que decir obligatoriamente que ha llegado el momento de la verdad, de la gran oportunidad para el Unicaja en su historia más reciente, y que la situación de andar rondando la gloria cerquita, en alguna semifinal, como las que se vivieron en el periplo de Joan Plaza, se ha terminado superando, y que en el momento menos esperado, se puede completar un éxito que nadie –viendo la trayectoria de este curso – podía suponer que viniera.
Y lo cierto es que está ahí, incluso con la derrota del sábado en la Fuente de San Luis, la oportunidad parece factible, más que en cualquier momento de las dos últimas temporadas, al igual que el playoff de la pasada se podía pensar que la posibilidad de victoria cajista estaba rozando un acto de fe, aunque ahora se crea que los de naranja son superiores y que aparentemente tienen la medida tomada a los de la Avenida Gregorio Diego, siendo sinceros, creer en el equipo que entrena Joan Plaza no es ningún disparate.
Me refería a la derrota del sábado y fue un partido en el que ambos equipos escondieron cartas, pusieron en liza sólo y exclusivamente lo que les convenía en la certeza que el partido válido realmente es el que comienza esta tarde y puede finalizar el viernes o el próximo miércoles, pero en todo el tiempo se comprobó que no estábamos viendo el partido de ese equipo que enojó a la gente con aquellas declaraciones de Carlos Suárez que decía tras perder ante los de Pedro Martínez que “al menos hemos competido”, cosa que reconocerán que no le cuadraba a nadie, ahora, el equipo está dando la mejor versión del curso y parece que en el momento de la verdad va a dar la versión esperada.
Aunque la historia más inmediata dé a los de Pedro Martínez como favoritos, este Unicaja se parece al que se nos mostró en el inicio de la “era Plaza”, capacitado para competir, capaz de ilusionar, y que es capaz de reconocerse en el espejo, vamos, el que queríamos ver.
No obstante, no he de dejar pasar el detalle que quizá es demasiado pronto para jugárselo todo a una opción única, porque, aunque el final de la temporada esté muy lejos, parece complicado encontrar en el playoff ACB algo más accesible que el título de la Eurocup, además que el final de esta competición se resuelva casi en marzo se le hace un flaco favor, desvirtúa la importancia del galardón a obtener, entre que el nuevo dimensionamiento de la Euroliga llegó de manera forzada, impuesto a martillazos y convirtiendo a la primera competición en un club elitista y que desdeña a aquellos que no pertenecen a él (aunque estén deseándolo, por otra parte), la pelea con la FIBA tampoco ayudó, pero que esos advenedizos que asoman ahora y hablan de lo barato que puede verse quedar campeón de esta competición creo que deberían preguntar en sitios como en Múnich, Khimki, San Petersburgo, Jerusalén o Krasnodar, y sobre todo, que hagan memoria y que sean ecuánimes en su juicio, porque la realidad es que esta segunda competición europea, a pesar de coexistir con Euroliga y FIBA Champions no tiene nada que ver con la entrañable Korac conquistada en su día ante los gloriosos Astronauts de Ámsterdam o Hemofarm Vrsac.
Otro detalle que quizá le dé hasta menos relumbrón a todo esto es competir con otro equipo español, parece que le quita algo de “gracia” al tema, aunque en fútbol se hayan visto finales españolas en las competiciones europeas y se hayan vendido como el combate del siglo, en nuestro deporte parece que se minusvalora el logro, algo que me resulta tremendamente difícil de comprender.
Ojalá pueda escribir la semana próxima hablando del éxito que ha significado conseguir otro título para las exiguas vitrinas cajistas, pero lo que queda va a ser duro y nada fácil, es más, tampoco me importaría hablar de los buenos deseos para intentar completar la victoria al día siguiente en cancha ajena, pero lo mejor de todo ello es que está en la mano de este equipo, y viendo desde dónde se viene, es una gran noticia.
Momento de resolver
28
Mar