Los aficionados al baloncesto y el resto que se acerca a nuestro deporte han de reconocer que la NBA es otra historia. Hacernos disfrutar el día de Navidad de partidos con tanto fuste como Knicks-Celtics, Cavaliers-Warriors o Spurs-Bulls, está claro que es algo de agradecer. No sólo por la calidad de los encuentros, sino por la posibilidad de tener cada vez más claro (por si había dudas) del calibre del espectáculo y negocio que se maneja al otro lado del Atlántico.
Como colofón para el año 2016 no está nada mal, por lo menos desde mi punto de vista. Un año que entre otros acontecimientos ha tenido retiradas de figuras realmente notables del baloncesto. Gente como nuestro Berni Rodríguez, Kobe Bryant, Tim Duncan, Kevin Garnett, Raúl López o Dimitris Diamantidis se alejó de las canchas profesionalmente y pasaron a integrar el selecto grupo de miembros de la memoria colectiva de nuestro deporte. Que algunos de ellos hayan tenido despedidas anotando 60 puntos, como la estrella de Lakers, me hacen suscitar la duda sobre si de verdad no estaban para seguir.
Junto a la retirada de las estrellas y la constatación, vía nuevo contrato televisivo, de que el salto NBA-resto del mundo es cada vez mayor, hemos tenido otro éxito de la selección, con la medalla de bronce de los JJOO. Se ha dicho en muchas ocasiones que puede ser la última vez que veamos a la generación de los «júniors de oro», pero mientras se confirma o no, podemos seguir con la ilusión de que jueguen juntos.
Hemos visto la victoria del CSKA en la Euroliga, aunque estuvieron a punto nuevamente de no conseguirlo. Al final, entre tanto talento y tanta fuerza presupuestaria, la controvertida mejor competición fuera de la NBA tuvo el final feliz esperado por los organizadores y se premió a genios como Teodosic o De Colo, con los turcos llamando a la puerta. Es de esperar que pronto veamos un campeón del país transcontinental, casi lo consigue Fenerbahce.
En lo que concierne al Unicaja, tras una temporada cerrada de manera decepcionante, con ausencia de la Copa del Rey y una aparición casi testimonial en el play off, se ha encarado la nueva temporada con la obligación de reconducir el rumbo. La permanencia de Joan Plaza en uno de los momentos casi más bajos desde que llegó a Málaga fue una consecuencia de la ausencia de ofertas públicas por el entrenador catalán y la vigencia del contrato entre club y técnico. No obstante, creo que sigue siendo lo mejor porque espero que la mejor versión esté próxima a llegar.
En medio de la 40 temporada de vida del club, hay que convivir con la ausencia de la Euroliga y la travesía por la Eurocup, que si no lleva a nada será por un desierto, pero si se termina de manera exitosa, no habrá fotos suficientes para dar cabida a todos los que se congratulen de haber hecho que el club participara en ella (Bertomeu incluido). Sé que es una maldad, pero me gustaría comprobarlo.
Para el 2017, establecer con claridad el estatus que se ocupa realmente tanto en el baloncesto nacional como en el continental ha de ser un punto de partida primordial para el crecimiento. Se ha dado un gran paso con la mejora de Los Guindos, ahora hace falta recuperar esa época en que irse a una universidad americana no se veía como la panacea para triunfar en el baloncesto.
Con el final del año, ha llegado la noticia de la concesión del premio Raimundo Saporta de la AEEB (Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto) a José María Martín Urbano. Una gran noticia, no sólo por lo que supone para nuestro deporte y la dimensión de la figura de él para el club, mucho más teniendo en cuenta el tema cantera y lo que significa, sino que además me considero un privilegiado poder haber estado al lado de él compartiendo trabajo y aprendiendo de sus conocimientos. En el baloncesto tenemos una gran cantidad de vendedores de humo, gente que vive de grandes palabras y muy pocos hechos. Con José María he conseguido disfrutar del entrenador que a base de respeto profesional nos hacía mejores a los que estábamos con él y de la persona que es merecedora de éste y de otros reconocimientos que tendrían que haber llegado mucho antes y desde más lugares. Yo simplemente tengo que alegrarme por él y por mí mismo, sobre todo por ser un privilegiado que lo ha disfrutado en primera persona y porque sigo disfrutando de su amistad. Salud, Maestro.
Sólo me queda desearles lo mejor para la salida del 2016 y la entrada del 2017. Si les fue bien, que se pueda alargar la racha. Si el balance es negativo, simplemente, que llegue la suerte para alterarlo. Yo espero que continúen acudiendo a La Opinión de Málaga para informarse de nuestro deporte, seguirá siendo un honor. Feliz Año 2017.
Balance
27
Dic