Parece realmente que el equipo de Unicaja ha empezado a andar, que pese a los inconvenientes típicos de la competición como pueden ser las lesiones, los viajes o la inadaptación lógica presentada por algunas de las piezas del grupo, la cara que está mostrando el plantel de Joan Plaza se ajusta más o menos a lo que se pedía de esta plantilla.
Aún partiendo de la base de lo prematuro de la temporada, tanto en España como en Europa ante la ausencia de rivales de fuste, lo cierto es que la impresión que me llevo es que se va avanzando.
La entrada en la competición continental, con una plácida victoria en la antigua Titogrado puede resultar igual de engañosa que el triunfo en la pista del líder hasta el pasado domingo, el Iberostar Tenerife, de las buenas sensaciones cosechadas en Montenegro y en Canarias se puede pasar al desencanto si los partidos de esta semana, ante Bayern y Baskonia se saldan con triunfo de los visitantes. El juego del equipo, ahora que ha acumulado cuatro victorias consecutivas (todas ellas justas, a pesar de lo apretado del marcador ante el Canarias), creo que va solidificándose pese a tener aún necesidades no cubiertas, aunque la aportación de unos y de otros va tapando las carencias.
Si días atrás se veía a una estrella emergente como Nemanja Nedovic, la irrupción de Jamar Smith no puede obviarse, si el arranque tuvo un acierto en el tiro lejano digno de partidos de videoconsola, ahora el equipo cerca del aro está funcionando mejor que bien sin perder el acierto, resumiendo, las cosas de momento salen como se quería.
Queda un mundo de competición, y si bien hay una gran cantidad de cosas que mejorar, al equipo le está bastando con la aportación puntual de algunos jugadores para tapar las carencias de otros. A la aportación con luces y claros de gente como Kyle Fogg o Jeff Brooks, la aparición del talento puro en la posición de escolta manifestado por Nedovic o Smith y la solidez mostrada en apartados no reflejados numéricamente hablando por parte de Carlos Suárez está bastando. En el caso del jugador con pasaporte italiano, tal vez la peor noticia está en que transmite una capacidad alta para salirse de los partidos por problemas arbitrales que no tendrían que manifestarse, un poco a la manera que se le veía a Daniel Santiago en su época, el ex jugador de Cantú o Saratov no sólo está pagando la novatada de tener que adaptarse al arbitraje español, sino que además está perseverando en el error de las faltas “economizables” como decía Sergio Scariolo, entre técnicas, faltas de ataque o antideportivas, lo cierto es que el paisano de Muhammad Ali está siendo demasiado conocido por los que juzgan los partidos del equipo de Joan Plaza.
En el futuro más inmediato están dos visitantes incómodos, de esos a los que hay que ganar para demostrar que se quiere llegar más alto porque a priori tienen calidad en la cancha y mayor calado presupuestario que los chicos de verde, pero precisamente, esta temporada lejos de la Euroliga tiene que servir para intentar volver a la parte alta, y, aunque no parece que los tiempos de bonanza económica vayan a volver en breve, con lo que se maneja en Málaga, tiene que existir la posibilidad de disputar y competir con los de arriba, de momento. Más complicado ha de resultar hacerlo cuando llegue el momento de disputar títulos, al menos con respecto a los tres que están en Euroliga, porque la distancia entre equipos con presupuestos elevados y el resto no parece que vaya a acortarse en breve, pero esta temporada se va pareciendo más a las que habíamos visto con Plaza, ésas en las que el equipo podía no ganar, pero al menos se sabía que iba a salir a intentar no ceder un centímetro de cancha, es muchísimo lo que falta, pero lo visto hasta ahora invita a creer.