Reconozco que el sísmico mercado de la NBA invitaba a hablar de él, mucho más cuando veo a Álex Abrines –al cual se le vaticinó un lastimoso peregrinaje por los banquillos de Alicante y Manresa al salir de Málaga por algún «iluminado»–, irse de compañero de Domas Sabonis a Oklahoma, pero aunque es tentador, ya llegará el momento para analizarlo. Aún no ha terminado, de momento, mucha suerte para los que pasaron por aquí y más aún para los que se quedan –en el cargo que sea–, porque su acierto es imprescindible. Por otro lado, si no hay nada raro, se puede decir sin temor a fallar en exceso que el Unicaja 2016/2017 está cerrado, con la oferta presentada en la ACB al polaco Adam Waczynski. El plantel con el que contará a priori Joan Plaza para el próximo curso tendrá seis jugadores nuevos y seis que continúan.
Por posiciones, el entrenador catalán al fin contará con uno de sus mayores anhelos en la posición de base, Oliver Lafayette. El jugador de Louisiana ha sido buscado con toda la constancia del mundo por Joan Plaza, y ahora será el que comande la nave, con el apoyo de Alberto Díaz (le vendrá de lujo para su crecimiento y él lo aprovechará, seguro) y Kyle Fogg, el cual, con poca talla y menos peso para jugar de escolta, aquí seguirá anotando, pero el reto es conseguir que sea un director de juego solvente y no se convierta en un nuevo caso Nemanja Nedovic. El jugador de California llega con la vitola de ser el mejor anotador de la Liga Alemana, pero en las filas de un equipo, el Eisbaeren Bremerhaven, de la parte baja de la tabla, concretamente decimoquinto clasificado de 18.
En las posiciones de escolta y alero repiten Nedovic, Jamar Smith y Dani Díez. En el caso del serbio, nombramiento de piedra angular del proyecto, parece que este año no tendrá que «pensar en exceso», principal pega que le ponía a jugar de base para Plaza. El norteamericano, una vez superada la lesión y el año de debut, ha de confirmar la confianza que se le ha conferido. Díez, único hombre que ha pasado, aunque brevemente, por la selección española este verano tiene que demostrar mucho para hacerse merecedor al estatus de alero alto titular, algo que disputará con Adam Waczynski. El polaco, a caballo de las posiciones de escolta y alero, tiene, como la mayoría de las novedades de este año, la oportunidad de demostrar en un equipo de mayor aspiración que tiene oportunidad de mejora.
Con el juego interior, renovación casi total, manteniéndose sólo Viny Okouo (que seguirá siendo el último pívot y habrá que ver si confirma el progreso que se le espera) y Carlos Suárez, el cual sigue siendo innegociable en la posición de «cuatro» para el jefe del banquillo cajista. Para la posición de pívot nato llegan dos jugadores diferentes en su juego. Dejan Musli, que si llega a completar lo que apuntaba en categorías inferiores sería el mejor fichaje cajista –de largo– para su juego interior en muchos años. Mucha clase, pero de momento, con problemas para la batalla física cerca del aro. Su pareja es un jugador opuesto en su aportación, más bajo, menos técnico, y muy eficaz si le dan el balón en su sitio. El ex Maccabi Trevor Mbakwe ha de ser una versión mejorada (o al menos la deseada) de Fran Vázquez, no idéntico, pero dotando del físico que requiere la batería interior. Junto a ellos, Carlos Suárez repite nuevamente en la posición de «cuatro», y junto a él, el novato Jeff Brooks, que idénticamente al de Aranjuez es un jugador que ha dado buenos números jugando de «tres», pero que aquí lo hará de ala-pívot, algo que nos suena, y no con los mejores resultados.
Sobre lo que pueda dar de sí esta plantilla lo iremos viendo a medida que vaya avanzando la temporada, aunque la confección del plantel sería diferente si Will Thomas hubiera permanecido en la misma. Sobre si era lógico o no igualar la oferta que le presentó Valencia Básket podríamos tener un rato de charla, pero ya es algo que no tiene razón de ser, aunque jugando a ser director deportivo, eso de haber contado con el zurdo y reubicar a Carlos Suárez en su posición de alero, sin ejecutar el fichaje de Adam Waczynski, reconozcamos que sobre el papel es relativamente bonito. Eso sí, no se hubiera quedado en plan «buenos vecinos» con los levantinos, aunque no creo que nos adoren allí precisamente.
Si de vecinos hablamos, esta semana es crucial para los más cercanos. Si no me equivoco, mañana miércoles, el Baloncesto Sevilla vive una jornada crucial para la supervivencia del baloncesto de élite junto a la Giralda. Desde aquí deseo firmemente seguir visitando el pabellón de San Pablo (y mira que me resulta un pabellón frío, antiguo e incómodo…), aunque eso sea ver a Bernardo Rodríguez con la camiseta del rival habitual y los últimos partidos allí signifiquen la derrota del Unicaja, pero no le deseo a nadie tener que acostumbrarse a convivir con la desaparición de algo que quieres tanto, y casi sin poder hacer nada. Desde aquí, sólo enviar los mejores deseos y pedir que siga el baloncesto en Sevilla, y si en poco tiempo se reintegran Granada, Huelva y Córdoba, mejor. ¡Mucha suerte!