Ya tenemos listo el torneo olímpico para el próximo mes de agosto, en menos de un mes podremos ver la oportunidad de la generación de oro de nuestro baloncesto para darle el colofón a la carrera más exitosa de nuestro deporte.
La parquedad en cuanto al número de equipos participantes en las olimpiadas en baloncesto se refiere, hace que se queden fuera muchas selecciones que por calidad y hombres también merecerían estar, pero a la hora de la verdad, vamos a ver el enfrentamiento de Estados Unidos, China, Venezuela, Australia, Argentina, Brasil, Lituania, Nigeria, Croacia, Serbia y Francia contra España.
Tremendo, es lo que me sale a la hora de calificar lo que vamos a ver en Río de Janeiro, si España va a estar entre los que terminen primeros lo tendremos al final de nuestra feria, pero que va entre los favoritos es seguro. Decir lo contrario tras ganar heróicamente el Eurobásket pasado y llegar a la cita con el hambre necesario para atacar los puestos altos es atentar a la inteligencia, lo mismo que filtrar que meterse en las medallas pueda ser fácil.
Más que nada porque entre los equipos que han encontrado el billete para Río han sido tres selecciones europeas de primera línea y mayor talento, no se me ocurre decir otra cosa de Serbia, Francia y Croacia, ésta última, bajo el mando de Aleksandar Petrovic ha demostrado que merecía ir a la cita olímpica eliminando a grandes escuadras como Grecia e Italia. A los croatas, sobrados de talento como la gran mayoría de sus vecinos, casi siempre le ha ido faltando carácter quedando muchas veces como el menos yugoslavo de los equipos balcánicos, en esta ocasión, hicieron gala de todo lo contrario, venciendo a griegos en semifinales y a la mejor Italia de los últimos años, con Ettore Messina en el banquillo y en la cancha gente como Datome, Gallinari, Belinelli, Bargnani o Melli, con prórroga incluida. Esto, no hace sino conferir mayor mérito aún a la victoria del pasado verano, nuestro continente es con cinco equipos, quién envía mayor número de participantes a los juegos.
En Río de Janeiro se va a vivir la primera oportunidad para ostentar el recién estrenado cargo de presidente de la FEB del conocido Jorge Garbajosa tras vencer en la votación del pasado fin de semana. Ante él, la necesidad de gestionar el periodo posterior a la mejor generación de la historia del baloncesto español e intentar reconducir de una vez por todas las relaciones Federación-ACB, que tradicionalmente no es que fueran una sinfonía pero a las cuales no le ayudaban las actitudes prepotentes que eran conocidas por todos y que no tenían sino un único objetivo que era la gloria personal. Si el idolatrado jugador de Torrejón de Ardoz es capaz de volver a ese baloncesto en el que si jugabas bien ascendías de categoría y si jugabas mal, bajabas de división y que en las selecciones no había que estar pendiente de la consecución del pasaporte por tal o cual jugador, tendrá mucho conseguido, trabajo tiene, su éxito sería el de todos. Que le vaya bien.
En el ámbito más cercano, y tras los fichajes por parte del Unicaja del probable juego interior titular con la adquisición el mismo día de Jeff Brooks y Trevor Mbakwe, se nos queda la duda sobre qué se hará ante la oferta cualificada (con cifras ciertas y años de contrato, en firme, vamos) que ha presentado Valencia Básket sobre Will Thomas, y que el equipo malagueño puede igualar, habrá que ver si hay motivos, ganas y dinero para hacerlo o el someterlo al famoso derecho de tanteo no ha sido sino un brindis al sol para intentar justificarse y tener una mínima salvaguarda de los intereses del club.
Otro que estaba incluido en ese listado, era Mindaugas Kuzminskas, el cual ha protagonizado la mejor operación financiera de los últimos años para su último club europeo, el Darussafaka Dogus, el cual, tras firmar al joven lituano sin necesidad de pagar por él, ya que llegó libre, se embolsa 800.000 euros al irse el rubio a Nueva York a jugar con Carmelo Anthony o Kristaps Porzings. Reconozco que lo fácil es jugar a ser ventajista, lamentarnos y preguntar por qué ocurre eso(algo parecido pasó con Martín Demichelis y el Málaga CF hace años), pero está claro que la oportunidad no estaba este verano, el momento real era cuando tras un año de debut muy bueno y con todos los augurios de mejorar la temporada siguiente, la permanencia del jugador de Vilna fue por la obligatoriedad contractual de la opción club, y que ésta no se ampliara con otro compromiso durante el curso 2015/2016. Ahora, lamentarse es poner también en liza las opiniones ventajistas, pero el momento, como en otras ocasiones que todos recordamos, no era ahora, hubo tiempo de sobra durante el último año.