Los últimos partidos del Unicaja han tenido como resultado una derrota en Barcelona y dos victorias, en Zagreb y en Málaga. El cambio de cara del equipo es claro, pero de ahí a que sea definitivo, media un abismo.
El equipo va quemando etapas en la temporada y sigue buscándose a sí mismo, la semana pasada pedía la reivindicación del grupo, para que hubiera algo más que un auto de fe para creer en el equipo con ese concepto tan repetido por el entrenador desde que llegó a Málaga y que Joan Plaza ha querido instaurar: competir en cada encuentro, vencer o caer derrotado vendrá luego, pero al menos, que se pelee.
Hablando cuantitativamente, está muy difícil, la distancia que los rivales tienen es sustancial, y aunque no es definitiva, el calendario que resta es complicado si se piensa en rivales de la zona alta como Laboral Kutxa, Real Madrid, Valencia Básket o Dominion Bilbao, es tremendamente difícil, pero ni los demás equipos que pelean por entrar en playoff ni los que están intentándose librar de la quema van a ser mucho más placenteros, además, no creo que haya motivos para confiarse y pensar que será fácil.
Por la vertiente cualitativa, habrá que ver si el equipo está preparado para atacar ese objetivo, con el agravante de la presión que supone tener que completar algo que se antoja como mínimo, tras muchos volantazos en la dirección a seguir durante la temporada.
De la plantilla que a día de hoy defiende la camiseta cajista, no sé qué miembros van a llegar al final. A priori, y según objetivos de la pasada semana, faltaría un elemento para el juego interior ante la salida de Richard Hendrix, pero quizá, esa versión ofrecida en los últimos partidos por Fran Vázquez y Jack Cooley pueda ser válida, por fuera, Kenny Hayes está naturalmente por ver, y hay que esperar que los que están sean capaces de cumplir en los partidos que se suponen que han de vencer (de entrada, los dos de esta semana) y empezar a dar alguna sorpresa en forma de novedad, como sería vencer a cualquiera de los que están por encima en la tabla, algo que en la práctica no han hecho.
He mencionado a Jack Cooley y para ver la mejora del equipo también he de mencionar a Alberto Díaz, la importancia del malagueño y del norteamericano dan la real medida de este equipo a día de hoy. Que dos jugadores en pleno crecimiento y que han conseguido su sitio a base de garra, trabajo y esfuerzo, sean los principales estandartes habla del nivel de juego desplegado. Que esto termine siendo suficiente o no es otra historia. Puede parecer fácil, pero es lo que hay.
Como aportación ejemplarizante está ahí, el éxito del equipo va a necesitar más cosas, que Will Thomas y Fran Vázquez den solidez interior, que Mindaugas Kuzminskas procure no enfadar al entrenador, porque de talento anda sobrado y a estas alturas de temporada no estamos para derrochar. Que Dani Díez, Carlos Suárez y Edwin Jackson enganchen regularidad en su aportación y que DeMarcus Nelson y Nemanja Nedovic sumen, que no resten, a éstos dos de entrada pedirles eso, aunque no estaría de más que no tuvieran que ser excusados por Joan Plaza una y otra vez porque su rendimiento no se parece para nada a lo que se esperaba de ambos.
Por unos motivos u otros, muchos están a una gran distancia de llevarse una calificación de aprobado si hoy acabara la temporada, pero tanto el ex base de Duke, como el de Warriors levantan todos los murmullos y se tienen todas las dudas sobre su juego.
Ver si es suficiente lo que puedan aportar dos jugadores que no estaban en los planes de inicio, y que han llegado a ser importantes en el equipo por los problemas y la merma de la aportación de los que se suponían que tenían que tirar del carro, ha de mantener lejos cualquier atisbo de confianza o intento de bajar la guardia, con lo que recordar lo que ponen en cancha tanto uno como otro, muestra el único camino que se puede seguir, el éxito no lo asegura, pero desde luego es la mejor manera de seguir compitiendo, algo que viendo cómo se está desarrollando el curso, sería una buena noticia.