No entiendo nada

Y es verdad, cada vez entiendo menos esto. Esta semana del horror con el que vivía la columna del martes anterior, pasé al enfado por lo que vi el pasado jueves ante Panathinaikos y a la perplejidad del domingo.

Aunque a tenor del partido de Barcelona, podríamos pensar eso de “se ha competido, el equipo ha dado la cara, a muy poco de dar la sorpresa” y todas las frases hechas del diccionario habitual de las ruedas de prensa de la última época, ahora se habla de punto de inflexión para los próximos encuentros, ojalá  se cumpla y el equipo dé la imagen que todo el mundo espera de una dichosa vez.

Antes de una nueva cita, la configuración de la plantilla casi seguro que variará, con la salida de Richard Hendrix, se intentará dar otra vuelta de tuerca más, buscando también paz en el interior del vestuario, algo que se echaba de menos y en lo que al parecer, el jugador de pasaporte georgiano tenía parte de responsabilidad. Además de la salida del pívot, está cerrada la llegada de Kenny Hayes para el juego exterior, era compañero de Nik Caner-Medley en Kazajstán y ha sonado junto con muchos otros, a ver cómo resulta. Para la batería de pívots, se quería a Marko Todorovic, pero al final puede venir Dimitris Mavroeidis, también ex Bilbao Básket que era el suplente en AEK de Loukas Mavrokefalidis, elegido en su día como primera opción para ser el dueño de la pintura cajista, al final, ya veremos…

Se me van olvidando los volantazos buscando la identidad de un grupo que está muy lejos de las expectativas creadas, que ni siquiera ha terminado de cumplir con ese acuerdo de mínimos que era competir en todas las canchas, y que sólo un acto de fe continuo hace que no se vea la temporada ya en la papelera de reciclaje.

Simplemente es descorazonador. Del partido del jueves no me sirve casi nada, tal vez haber visto por última vez –probablemente- en una cancha a Dimitris Diamantidis, pero tras un primer cuarto increíble para una competición como la Euroliga, podemos creer que el equipo despertó para disputar el encuentro, o que el rival pensó que por una vez no era necesario dejarse el alma para ganar con toda comodidad lejos de Atenas, que cada uno elija.

Viendo el partido del Palau, todo muy bien hasta que el FC Barcelona tomó la determinación de aprovechar las rotaciones del equipo, con el bajón consiguiente en el rendimiento en la cancha. Lo que saco en claro del partido del domingo es que este equipo no es tan malo, además que Nemanja Nedovic tiene que ser el único jugador exterior de la liga ACB que puede ser defendido por Juan Carlos Navarro y que maneja las redes sociales tan bien como un quinceañero: lo mismo lleva a la perfección lo que hace la Juventus, como nos muestra habilidades al volante (antes de lesionarse, eso sí), y sus heridas de guerra (vaya moratón), pero no estaría de más que hiciera algo positivo fuera de los minutos de la basura, suerte que domina y no sólo en el último partido, como muestra, antes de ser sentado en el banquillo en el último tramo de partido, Joan Plaza le había dado 17 minutos, había hecho un 0 de 5 en tiros y llevaba -4 de valoración. Volvió quedando menos de dos minutos al campo y terminó con 5 puntos y 1 de valoración

Cierto es que las lesiones no le han venido bien a la escuadra de Joan Plaza, pero creo que no hay un entrenador en ninguna competición del mundo (y la ACB no va a ser una excepción) que ni haya sufrido averías en las piezas de su equipo, ni se haya quejado de las mismas. Ahora se puede pensar que los que vengan van a ser muy buenos y que junto a los que siguen aquí van a completar partidos enteros, sin regalar parciales como frente a Panathinaikos o FC Barcelona, pero la asignatura pendiente es mucho más terrenal, está en acumular fortaleza para poder completar con regularidad lo que queda de temporada, sólo así se podría cambiar la etiqueta de desastre. Es el momento para que demuestren que se puede creer en ellos.