Un error de base

29 Feb

Gran parte de la masa social que sigue al Unicaja tiene sus horas de vuelo, muchos momentos de memoria, recuerdos y sobre todo una gran capacidad de análisis, pero no me encuentro en situación de exponer un momento que tenga tintes más oscuros y una perspectiva más sombría en cuanto al futuro del club.

Vamos a simplificar, decir que hace un rato esta plantilla era magnífica, es un hecho. Pensar que los momentos felices habían vuelto con la llegada de Joan Plaza era un hecho empíricamente demostrable. El problema grave viene ahora, porque teniendo una prueba diaria de ese callejón sin salida en el que está el tema deportivo, por la actuación negativa repetida en modo bucle permanente de la plantilla, se pone en duda a todos los estamentos del club, con una situación que realmente alarma: no se intuye salida alguna.

Y la solución, ni está, ni se le espera, por una razón que nadie ha adivinado aún pero que a todos nos resulta cierta: este club, ha rendido mejor en la historia reciente cuándo el entrenador ha gobernado el barco, ahora como no parece dar con la tecla, no hay solución.

Puede ser que los motivos estén en la marca de ADN de este Club Baloncesto Málaga y veo el planteamiento erróneo desde la base, dentro del organigrama de un equipo, por importante que sea el entrenador, siempre va a ser el primero en caer en el momento que los resultados no vayan bien. Vale que podrán cambiarse jugadores, y de una temporada a otra es un recurso cotidiano, pero llega un momento en que los intereses del entrenador no tienen por qué coincidir con los del club, y eso desvirtúa la actuación del mismo.

Que la estructura del Unicaja está falta de miembros imprescindibles en las sociedades de deporte profesional es un hecho palpable. Salvo en la época de Berdi Pérez este club nunca ha tenido un Director General (y para el resultado que dio, no creo que muchos lo defendieran), y aunque muchos equipos no tienen ese cargo, aquí se supone que los cimientos del proyecto vienen de la mano de las figuras del presidente, secretario técnico y entrenador, grave error.

Todo se repite, al llegar un entrenador nuevo, se le cede parte del mando, si la cosa va bien, se le da más parcela de poder y se aparece como acompañante en las fotos y los reconocimientos públicos, en el momento que la corriente cambia, se le lleva la contraria públicamente en algo y se elimina la exposición a los medios por los directivos, dejando que el entorno periodístico cargue contra el que ha sido el principal escudo de ellos.

Aunque haya repeticiones, el cambio en la figura del entrenador está implícito, no así entre los dirigentes, o al menos, mientras que la pauta que toma cada entrenador es distinta, entre los directivos del club se repite la forma de actuar.

Situaciones en las que un medio de comunicación pasa de ser un instrumento a un rival encarnizado, momentos en los que se palpa que cualquier crítica se toma como una traición a la causa y que transmiten todo el desdén del mundo a alguien que pasa a ser tratado como un enemigo. Vale igual siendo aficionado que periodista, cuando no comulgas con la versión oficial, no estás cumpliendo el libro de estilo, y eso está penado.

En esta semana, con la repetición de dos actuaciones horrorosas del primer equipo, hemos vivido dos situaciones como poco entrañables. De un lado, Francis Sánchez, uno de los cuatro ex cajistas que salieron vencedores el domingo de Málaga, vivió un detalle precioso por parte del club en la persona de su hija Martina que está peleando contra la leucemia, el obsequio de mano de Fran Vázquez con una camiseta con el número 9, que él defendió tantas veces en categorías inferiores fue una muestra de cariño merecida, ojalá tengan suerte en la pelea y que Francis pueda poner desde el banquillo el mismo carácter y la misma cabeza que ponía en la cancha. De otro, Alberto Díaz, quizá lo único salvable de la temporada, manifestó su amor por el club de toda su vida, algo que aunque sea el base canterano quien firma la carta, quizá suscribiríamos muchos, algunos con más horas vividas “pensando en verde” que el pelirrojo.

A la hora de gestionar un momento de crisis, da la impresión que es indiferente quién esté en el banquillo, parece que se le deja subir, endiosarse creyéndose único responsable del éxito mientras que se le acompaña para la foto, entonces, al empezar a patinar, se le abandona y se le deja que se estrelle, dejando además de pasar el tiempo para que la situación sea irreversible, y no admita discusión dejar que se despeñe desde todo lo alto de la cima dónde se le ha encumbrado.

Al final, quien expone prestigio y riesgo a la hora de continuar es el entrenador. Por aquí, en la última época han pasado de los mejores entrenadores de Europa, Bozidar Maljkovic, Sergio Scariolo, Aíto García Reneses o Joan Plaza y por una causa u otra, a la hora de salir, salvo en el caso del madrileño siempre se ha optado por “dejar morir” el proyecto, transmitiendo que las personas como conductoras de esa opción de club están agotadas, y habría que ver si la caducidad siempre la tiene el inquilino del banquillo.

2 respuestas a «Un error de base»

  1. Como es habitual, acertadísimo artículo, poniendo el foco en el fondo del asunto. La historia de nuestro club nos indica que muy pocas veces se ha echado al entrenador, que yo recuerde, Aito y Chus Mateo únicamente. En este caso, Plaza está «viviendo» del crédito de lo realizado en temporadas pasadas, y no creo que haya un directivo que se arriesgue a decidir el cese en estos momentos, como bien dices, se optará por «dejar morir el proyecto», y perderemos otra temporada.
    Si de verdad se quisiera salir de este callejón sin salida, se debería volver a las raíces de este club, volver a mirar a la cantera y poner al frente del primer equipo a un entrenador que crea en ese modelo de club, y esto es mejor hacerlo pronto que tarde.

    • Muchas gracias por seguirme y encantado haber podido acertar, lo duro es como ponemos aquí: reconocer que este bucle de errores repetidos es cíclico y que nadie parece aprender. Un saludo.

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