Cuando al recordado Paco Rengel se le preguntaba por tal o cual conjunto en la pretemporada, daba la misma respuesta: habrá que esperar a Diciembre.
El que nos ocupa, nuestro Unicaja, se ha metido en febrero en una situación que no es la que se deseaba por parte de nadie. A pesar de querer verse cierta tendencia ascendente en los últimos partidos (incluyendo los que se han saldado con derrota), el equipo está más en modo pretemporada que en situación de tomar velocidad de crucero.
Hay circunstancias a tener en cuenta para evaluar en qué situación está: novedades, lesiones, falta de adaptación y todo eso que sabemos de antemano -y está también en el libro de estilo de los rivales-, pero a fecha de hoy, la intranquilidad es una de las señas de identidad de las que se hace gala.
Intranquilidad también es la que tengo en primera persona ante los compromisos inmediatos, la oportunidad de enderezar el rumbo empieza en la Euroliga, aunque la trayectoria no es mala, hay un grupo menos agresivo y complicado que el que disputan el resto de equipos españoles, seguir por buena senda e intentar trasplantarlo a la ACB y parecerse a lo querría haber sido el plantel desde el inicio de curso.
Sin opción de tener tiempo para mejorar, lo más inmediato es el Lokomotiv Kuban, los de Krasnodar, con mucho menos nombre que otras escuadras del Top 16, no sólo tienen muy buen nivel, sino que además, están capacitados de sobra para procurar otra noche aciaga en Málaga, sobre todo porque gente como Malcom Delaney, Anthony Randolph o el renacido Víctor Claver van a ser una piedra de toque complicada, sobre todo si el Unicaja que seguimos viendo está tan lejos del de años anteriores o empieza a cumplir con los objetivos fijados.
Está siendo un año muy duro, sobre todo porque muchos se habían habituado a la parte buena de la competición deportiva. La plantilla, empezando por el entrenador, se había ganado el crédito de forma amplia y justificada, pero ahora, y mucho más tras la ausencia ganada a pulso de la Copa del Rey, hay dudas sobre el comportamiento que va a ofrecer el equipo, y se piensa de manera cada vez más fundada que la última temporada en la Euroliga va camino de ser una vuelta a los años oscuros, aquellos que parecían olvidados.
Tradicionalmente se dice que se conoce a los grandes cuando han de responder en circunstancias adversas. Ahora, cuando se puede hacer un comentario sobre cualquier estamento del club, entre problemas directivos (con la competición europea) y deportivos por la mala actuación del equipo, muy pocos se libran de la crítica, y aunque se pueda repetir eso de “lo llevan en el sueldo o en el cargo”, para nada resulta gratificante, aunque en Málaga se dé mucho la figura del “reventaor profesional”, y algunos tengan su hábitat natural entre aficionados o miembros de los medios de comunicación, no creo que ninguno disfrute de una mala actuación. Sin querer meterme en si habitualmente el “reventaor” tiene mejor o peor intención en los comentarios, es mucho más divertido y grato hablar de victorias que, al menos, se sienten mínimamente cercanas.
No veo libre de pecado a ninguno de los integrantes, pero la solución no pasa por crucificar figuradamente a nadie, sólo ver si la actuación de cada uno está cumpliendo con lo que estaba previsto. La mejor noticia por otra parte, sería que se enderezara el camino, tanto a nivel despacho, como a nivel cancha, sí que creo en la mejor intención de cada uno, pero como eso no siempre funciona, habrá que seguir en la brecha y en su sitio, haciendo cada uno lo que le toca, y teniendo presente que el enemigo no deja de ser el rival que pretende vencerte en la cancha, nada más que eso.