¿Esto nos viene grande?

12 Ene

La pregunta que encabeza esta columna puede ser que haya rondado la cabeza de más de uno en momentos puntuales de la vida, lo que no sé es si alguien se lo habrá hecho recientemente.

Como aficionado del Unicaja, reconozco que hace mucho tiempo me hice esa pregunta, cuando el equipo, tras llegar a la élite del baloncesto nacional y estabilizarse posteriormente, encaró la situación de pelear por la Euroliga y le dio carta de naturaleza a estar entre los mejores del continente año tras año.

De aquella época, lejana en el tiempo, queda un estatus que el club disfruta y que este año se ve peligrar, no obstante, aunque el tema Euroliga y futuro es tremendamente recurrente, ahora, creo que el planteamiento de no poder resolver los problemas que van apareciendo es algo que tiene que estar revoloteando más de una conversación.

En un momento de intranquilidad, de tener serias y fundadas dudas sobre poder cumplir con el primer objetivo del año, ante la posibilidad de quedar fuera de la Copa del Rey, manejar la situación natural del equipo está haciéndose muy difícil. Esta semana, tras caer en un partido en Atenas que no sé si se echará de menos al final en la clasificación, el equipo consiguió una victoria –ante Obradoiro- vital para conseguir la clasificación para la cita de La Coruña, pero que dejó muchas sombras a la hora de analizar lo visto sobre la cancha. Más allá de centrar los comentarios sobre los problemas en el juego, el foco se pone sobre asuntos de intendencia, las declaraciones de Joan Plaza, portavoz de facto del Club Baloncesto Málaga (o al menos, la voz más oída por el entorno que rodea al mismo), sacando el tema de los viajes, o la gestión de los mismos por parte de la sección despachos y una queja en voz alta ante un tema ya sabido dentro de la gestión empresarial: el viaje mejor es el más barato, aunque sea el más incómodo.

Podríamos hablar sobre si es bueno o no que un entrenador como Plaza, que ha contribuido en gran medida a la recuperación del espacio que el Unicaja de la buena época tenía, revise circunstancias extradeportivas para evaluar la situación de su plantilla, con un momento de juego y resultados bajo e irregular, y con la actuación de muchos jugadores a mucha distancia de lo que se pretendía cuando se confeccionó, lo más lógico sería que se ciñera a su labor como entrenador y que, como mucho diera el plus de conexión entre equipo, club y el entorno que lo rodea, algo que ha hecho perfectamente en los dos años y algo que lleva en Málaga.

Ahora, cuando sobre el momento deportivo se ciernen dudas, salen a relucir circunstancias que no son nuevas, como la gestión de aspectos que atañen al primer equipo y que se resuelven desde los órganos directivos, primando aspectos no deportivos por encima de éstos. Si no se intuyera el peso específico que ha tomado el entrenador en la organización y gestión de la primera plantilla (algo muy común en la historia del Club Baloncesto Málaga, con independencia del inquilino del banquillo), se podría pensar que Plaza está alejado de las incomodidades que en su día plantearon otros entrenadores, claro está si se vé que con la llegada de Jack Cooley y DeMarcus Nelson la plantilla tiene ya ocho jugadores nuevos con respecto a la que tan buenos resultados tuvo el año pasado, la responsabilidad de dichos cambios no está tan claro a quién dársela.

Que un viaje a Krasnodar es una auténtica tortura está claro, que se piense que lo más adecuado para la buena marcha del club es tomar la opción más barata puede tener argumentos que lo respalden, pero no creo que ningún deportista los suscriba. Cuando la decisión se toma sólo y exclusivamente teniendo en cuenta la faceta monetaria se transmite que la clasificación del equipo no está en el primer lugar de importancia, y por consiguiente, se da una coartada para que los resultados tengan influencias ajenas al juego del equipo.

En un año en el cual hay que pelear en todos los frentes, al equipo hay que exigirle en la cancha que dé el máximo, para justificar que están en una organización que pelea para estar en la parte más alta de cualquier competición en la que participa. Asimismo, a la parte directiva del club habría que pedirle que explicara si es tan irrealizable tener desplazamientos de la misma manera que el resto de equipos de la Euroliga, o si cuando aparecen noticias que dinamitan el estatus conseguido a través de los años, se reacciona en modo y tiempo de manera que no parezca que se deja el tiempo de pasar.

Me consta que desde hace muchos años no se manejan presupuestos que se parezcan a los de la época dorada, pero en las declaraciones de principios de temporada nunca se ha bajado el listón a la hora de poner objetivos y eso ha sido en la época de Aíto, Mateo, Repesa o Plaza, y entiendo que sea así, pero también entiendo que aquel que esté en el banquillo pida lo que sea, por muy grande que parezca, porque al final, no sólo se evalúa lo que se pone en práctica cada jornada, sino que además, es quien se juega el prestigio profesional y la continuidad.

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