Se acaba 2015, hacer balance en esto del baloncesto tiene un problema, estamos en la mitad de una temporada y si se analizan los doce últimos meses se mezclan datos de dos diferentes, y que nos digan en Málaga lo que cambia esto de un año a otro.
Sin rascar mucho de datos ni de recuerdos, en el 2015 hemos visto a Golden State Warriors ser campeones de la NBA y desarrollar una alegría continua en forma de baloncesto, con un tipo de apellido Curry que digo yo que cuándo se retire, lo mismo nos da por pensar que era un buenísimo jugador.
A nivel europeo, el Real Madrid le puso un broche dorado a un año para enmarcar en la capital, conquistando la Liga ACB, la Copa del Rey, la Euroliga y el postre lo tuvo consiguiendo el Mundial, demostrando que su actuación del 2015 no tiene posibilidad de mejora.
A nivel de selecciones, el año es inolvidable para España, la mejor generación de la historia se dio un merecido homenaje, con el grupo menos talentoso de los últimos años, las ausencias más notables y cuando más se necesitaba realizar la mejor actuación, apareció el mejor equipo capitaneado por el imprescindible Pau Gasol e hizo feliz a todo el baloncesto español.
Con respecto a nuestro Unicaja, el año 2015 ha sido dual, empezó de forma buena, con una semifinal en la Copa del Rey jugada en Las Palmas, siguió con un Top 16 que de mejorarse levemente hubiera dado la segunda clasificación en su historia para el playoff previo a la Final Four, y terminó con otra semifinal, ésta de Liga ACB que fue trepidante y tuvo esa virtud que recordábamos sólo en la mitificada final de liga de mayo de 1995, hacer de una derrota algo positivo.
En la mitad del año, el final de la temporada 2014/2015 supuso para los malagueños iniciar mentalmente la cuenta atrás del inicio de la temporada actual, todo ello con muchas ganas. Que sobre el equipo hubiera seis cambios, de los cuales, sólo el de Jayson Granger fue voluntad del jugador, se tomaba como la intención de mejorar la plantilla, y eso traía la consecuencia natural de mejorar los resultados.
Puede ser que la masa social hayamos pecado de inocentes, pero esa marca de ADN malagueño que hace que estemos tan rápido en el paraíso como en el infierno, provoca que la temporada pasada el equipo cajista fuera digno del olimpo, y ahora tenga una abundancia de noticias negativas que parecían lejanas.
Atrás quedan el liderato de la ACB durante veintiuna jornadas, ahora hay que hablar del mazazo dado por la Euroliga y la virtual expulsión que ha supuesto su nuevo diseño, hay que pensar que clasificarse para la Copa del Rey está costando la vida, y que el Top 16 que empieza hoy frente al Darussafaka puede ser una gran fiesta o un tremendo castigo si no se lleva desde el principio de forma conveniente.
Todo esto lo tenemos en la cabeza, pero por encima de todo está que la idea de equipo queda aún lejos. La realidad que nos muestran los chicos de Joan Plaza con esos altibajos que lastran las actuaciones, a veces blanco, a veces negro, si antes se teníamos grabada a fuego la idea de competir en cualquier cancha, en lo que llevamos de temporada ya hemos visto desconexiones y bajadas de brazos que para nada identifican ni las bases, ni la idea de conjunto que se quería desarrollar esta temporada.
Creo que quizá, la peor noticia que se puede tener sobre este equipo es que ya ha habido dos cambios de jugadores y éstos no tienen por qué ser los últimos, si se piensa en qué mejorar, aparecen varias versiones, las cuales para nada son descartables de entrada.
Naturalmente, el inconveniente de que la temporada no acabe en diciembre, conlleva que hay seis meses para mejorar lo que se ha hecho, de entrada, la buena noticia podría ser intentar jugar el Top 16 como el último que pueda hacerse, algo ya mencionado de forma motivadora por el entrenador, después conseguir la clasificación para la Copa del Rey, y poco a poco dar con la tecla necesaria para la solidificación del grupo y que adquiera la dureza mental que exige el lugar en el que está, y en el que se quiere mantener, entre los mejores, tanto a nivel nacional como continental.
Si la segunda parte del año no ha sido todo lo buena que fue la primera, algo queda intacto, la capacidad de mejora, y si lo próximo que viene es el cambio de año, qué menos que tener los mejores deseos e intentar cumplirlos, ¿por qué no va a ser este el año que se pueda hacer? Feliz 2016.