Un hueco para siempre.

22 Sep

Y llegó el final del verano de selecciones, con la entrada del otoño, nos ponemos a las puertas del arranque de la temporada 2015/2016, pero dejar atrás la actuación de la selección española este Eurobásket recién finalizado no se puede hacer de forma simple.

El momento de forma de nuestro deporte no es el mejor a nivel de equipos de club, la coincidencia total sobre los mejores tiempos pasados es una línea constante que además no parece que vaya a cambiar en breve, pero al final la selección llega al rescate cuando el horizonte estaba bastante sombrío, sería más correcto decir que Pau Gasol ha llegado al rescate, ha vislumbrado el panorama, evaluado que necesitaba el equipo y ha dicho, “esto se arregla en un rato”, y así ha obrado.

Y sí, me parece que por obra y gracia del mayor de la saga, España va a disfrutar en 2016 de un inicio de verano plácido, sin meterse en la matanza que significará ir al Preolímpico, y con los problemas que suponen por agotamiento de jugadores. Me parece además que, con independencia de la incredulidad manifiesta hacia las posibilidades del equipo, acrecentadas por la habitual (y me cuestiono sobre su utilidad) gira de preparación, y un inicio más que dubitativo de campeonato, no reconocer en voz alta que hemos visto algo histórico es negar un elevado cúmulo de verdades.

Lo que ha demostrado Pau Gasol es algo que tiene que permanecer en la memoria mucho tiempo, si nos ceñimos a ver la era dorada de la selección desde 2006, en el recordado Mundial de Japón, España presentó para este Eurobásket quizá el equipo más flojo de todos los que había en la memoria cercana. A pesar de la presencia del mejor, Pau Gasol, jugadores jóvenes, con poco bagaje internacional, poca aptitud o poco uso, sea por lesiones o ausencias no forzadas (válgame el símil tenístico), han formado parte de un equipo que hubiera necesitado más aportación en cuanto a tiempo y a calidad para no haber recorrido a la épica en casi todos los partidos con la eliminación directa en juego.

Que el grupo campeón tenga entre sus componentes a miembros como Pablo Aguilar, Guillem Vives, Guillermo Hernangómez o Víctor Claver no deja de dar más valor aún a la actuación del resto capitaneado por el pívot de Chicago. Porque aunque ahora, en la gloria del campeonato, cuando la dulce resaca de la victoria nos hace parecer que todos los jugadores son candidatos al título de “cuñado del año” y que si en algún momento hemos criticado a Víctor Claver somos la reencarnación de la bruja de Blancanieves, creo que debemos de ser sensatos, reconocer que la actuación de Pau Gasol ha sido imperial, y que Sergio Scariolo ha dado una lección magistral de cómo gestionar una situación de peligro real, callando muchas bocas, si a todo esto añadimos la evaluación real de la totalidad del grupo que maneja el entrenador italiano, el aplauso ha de ser mayor.

Sobre todo porque sigo pensando que Víctor Claver no es válido para este equipo, si tal vez los otros jugadores menos utilizados pueden tener presencia más adelante, sobre todo por el tema de la edad, lo del alero valenciano sigue siendo para mí el mayor misterio de nuestro baloncesto de los últimos años, honestamente, no recuerdo un caso de algún jugador con tantas cualidades que siembre tantas dudas, y el que haya completado minutos de juego decente –que no brillante- y que no haya fastidiado el resultado de algún partido, no lo encumbra al nivel de élite que creo que merece la selección española.

He calificado el equipo que ha jugado este campeonato como el peor de los últimos años, y si repaso las ausencias (Marc Gasol, Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón, Ricky Rubio, Serge Ibaka, Álex Abrines, Carlos Suárez, Fran Vázquez…) me sale casi otra selección, pero el factor diferencial ha estado en Pau Gasol y en la dirección desde la banda de Sergio Scariolo, tal vez, entre el cataclismo que supuso el Mundial 2014 y la dirección de Juan Antonio Orenga y lo vivido entre Berlín y Lille este mes, se instaure permanentemente la conciencia y se destierre de la FEB la idea de que “cómo los jugadores son tan buenos, con poner a alguien medianamente educado en el banquillo, tocamos metal”.

Después de muchos años viendo baloncesto, rindiendo toda la pleitesía del mundo a los que realmente hacen grande a nuestro deporte (los jugadores), aunque vi jugar a Pau Gasol en edad infantil, sobre lo de este verano sólo tengo una palabra: GRACIAS, porque ha dejado a equipos mejores por debajo, y ha llevado a la perfección lo que le decía su entrenador, nos ha procurado unos momentos de plena felicidad y ha hecho que nos enamoremos aún más de este bendito deporte, en mi caso no era difícil, pero lo mínimo es habilitar un hueco de honor en la memoria individual, y que comparta trono con los mejores en mi olimpo particular.

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