Aunque no ha caído el telón de la temporada 2014/2015 por estar inmersos todavía en el final de la Liga ACB (aunque parece que ni Real Madrid ni FC Barcelona están por la labor de alargarla…), en Málaga ya transitamos por ese tiempo de hacer resumen y evaluar la actuación de cada uno porque a nivel competitivo todo está resuelto.
La temporada del primer equipo de la ciudad, tengo que considerarla buena, el Unicaja dio un paso más en el establecimiento de vínculos sólidos con su masa social, dejando cada vez más lejos los momentos tristes que se vivieron hace no mucho tiempo. Con una actuación en la ACB que mejoraba la del año pasado, porque aunque cayó en la misma ronda, tuvo más cerca derrotar al rival, en la Copa del Rey llegó a semifinales, algo que hasta se me antoja lógico, mucho más si se tiene presente que el equipo ha estado 21 jornadas como líder en la competición española. En cuanto a la Euroliga, deseo tradicional en el que siempre quiere estar el club, el equipo tuvo un arranque magnífico, resolviendo con mucha suficiencia y prontitud su clasificación para el Top16, pero ni el final de la primera fase, ni la competencia en la antesala del playoff continental fue la deseada, llegando a acumular 9 derrotas consecutivas, creo que es una asignatura a mejorar cara al próximo año.
En el escalón inmediato, el Clínicas Rincón, un aprobado justito, entendiendo y teniendo como premisa que competir en la LEB Oro con un equipo cuajado de jugadores demasiado bisoños, ha habido demasiados momentos oscuros, que en un momento determinado se cobraron el peaje de la destitución de Francis Tomé en el banquillo aunque no era el único responsable, pero desde siempre, el entrenador sigue siendo el eslabón más débil de la cadena y esta temporada no fue una excepción. Al final, la labor de Paco Aurioles y el soporte anotador de Ricardo Guillén y Alfonso Sánchez, junto con puntuales actuaciones de los jóvenes, resolvieron a papeleta.
De los tres equipos de Liga EBA -Deportivo Coín, Novaschool y Unicaja-, el de mayor éxito fue el Deportivo Coín, coronando una brillante temporada con el ascenso deportivo a LEB Plata, lo que desconocemos aún es si seguirán los tres en la misma categoría con la unión del CB Vélez y el Medacbásket, que ascendieron desde Primera Nacional.
Este panorama más que agradable, tener representación en ACB, LEB Oro, LEB Plata y EBA, está en suspenso casi desde el inicio de la consumación de los ascensos, porque la realidad de la crueldad económica amargó la celebración del ascenso del Coín casi de entrada y la situación del Clínicas no tiene mejor pinta.
En este caso hablamos de otras circunstancias, hace unas semanas Joan Plaza declaró en la Cadena Cope que no era tan importante que los jugadores jóvenes estuvieran en tal o cual categoría siempre y cuando llegaran bien preparados, usó el ejemplo del Joventut, donde dicen que hay jugadores que llegaron mejor al primer equipo cuando el filial -el CB Prat- competía en LEB Plata en lugar de LEB Oro. Parece que esta afirmación tiene mayor peso que el criterio que antes podía usarse para dar el paso y tener un filial en la segunda categoría.
Sobre la cantera cajista, podríamos tener un debate casi eterno, sobre los jugadores, su procedencia, sobre el trabajo que se hace con ellos, sobre la estructura, los entrenadores… pero algo que he tenido claro desde el primer instante es que tener al segundo equipo en la categoría inmediatamente inferior a la ACB era un lujo que había que valorar y, sobre todo, que había que cuidar por lo beneficioso que resultaba para el club.
No sólo es poder presumir de ser el único equipo con el filial o vinculado en LEB Oro, es tener una salida envidiable para un factor como es la cantera, que se supone una seña de identidad para el club y que además -por cara que sea la aportación del Unicaja al Clínicas Rincón-, tiene un retorno más que sensible en el aspecto de ayuda de jugadores jóvenes, tanto en pretemporada como durante la competición a la preparación del primer equipo.
El uso de la cantera del Unicaja repite la constante de depender exclusivamente del primer entrenador, cosa que puede gustar o no, ahora contamos con la suerte de que Joan Plaza, en lugar de tirar de temporeros o sustitutos puntuales, no tiene inconveniente a recurrir a jugadores como Nguirane, Soulade, Belemene o Karahodzic, tanto para la pretemporada como para completar entrenamientos o convocatorias durante la competición de turno. Vale que preferiría que ante tanto apellido exótico hubiera algún Rodríguez, García o López, pero es algo que tendría que arreglar el club, de entrada, la labor actual de Plaza en este aspecto sale convenientemente vencedora ante otras que no hace falta mencionar.
Ahora, la multitud de frentes abiertos que tiene Manolo Rincón, y el presunto paso atrás del Club Baloncesto Málaga en el interés por mantener el estatus del segundo equipo, parece que puede acabar con la trayectoria del baloncesto malagueño en la segunda categoría nacional.
No tengo claro cómo puede acabar todo, y si lo que en su momento fue un sueño que salió adelante gracias a la bendita locura de Rincón y a la fortaleza del Unicaja, se termina y da paso a otro concepto dentro de la estructura de la cantera del club del abanico. Lo que sí tengo claro es que pensar que los jugadores de cantera -cuya función primordial ha de ser la utilidad a los equipos superiores, por encima de una política resultadista demasiado habitual- van a ser válidos para los entrenamientos de un club de Euroliga dando un salto de tres categorías si el filial está en EBA, se me antoja complicado, ahora bien, si Plaza sigue acertando la felicidad seguirá siendo una constante, aunque habría que preguntarse si el planteamiento no termina siendo otro golpe de timón en una eterna búsqueda de identidad.