Final de la participación del Unicaja en la temporada 2014/2015, caer se terminó cayendo, fuera de casa, con la última bola para intentar remontar el resultado y con todos los honores, pero el final fue aquel para el que todos los equipos tienen más posibilidades al empezar la competición: terminar no siendo campeón.
Cabe preguntarse qué Unicaja sale de este final de temporada, tras acabar la fase regular de una manera triste, muy alejada de lo que había acostumbrado el equipo de Joan Plaza, el arranque del playoff con la eliminatoria ante el Laboral Kutxa trajo buenos partidos pero dudas por la bajada de rendimiento lejos de Málaga, refrendado esto último con los dos encuentros iniciales ante el FC Barcelona, pero los tres últimos partidos en Málaga y el encuentro del domingo en el Palau Blaugrana, no sólo reconcilian, sino que acrecentan la simbiosis observada entre el equipo y la afición.
El paso adelante dado el pasado año, en el que se recordó el ambiente vivido en la época de “vino y rosas”, tenía que tener reflejo este año a la hora observar si la recuperación de estatus y de rendimiento continuaba o se quedaba en flor de un día. Lo cierto es que el equipo ha ido cumpliendo etapas con suficiencia y en la mayoría de los casos con buena nota. En las tres competiciones que se encararon, se ha progresado algo más que el año anterior, y en las sensaciones que ha transmitido el equipo, la gran mayoría de las veces ha conseguido algo importantísimo: que hayan vuelto a las gradas del Martín Carpena los buenos tiempos en cuanto a la relación equipo-grada.
En el equipo, tanto el entrenador, como los jugadores -todos-, han hecho referencia al factor diferencial que ha supuesto en los playoffs la aportación de los aficionados de Málaga, dando un plus de energía a la que tenía que poner el grupo en la cancha. La afición malagueña, glorificada en su día como “La Mejor de Europa”, y que en la época oscura desertó en la práctica de los asientos del pabellón malagueño, tomó la senda de la reconciliación partiendo de la base en gran medida al trabajo desarrollado por el equipo y plasmado en los dos últimos años. Aquí, que estamos acostumbrados a ser los mejores con el viento a favor y un auténtico desastre en el momento que la cosa se tuerce, hemos asistido durante mucho tiempo a un divorcio velado con la afición, minusvalorándose injustamente la aportación del público, lo mejor es que entre los históricos que hemos seguido permaneciendo en la grada, y los que han vuelto o se han subido al carro en este último tiempo, se ha recuperado una seña de identidad, que fue primordial para dejar atrás la zona media en cuanto a la posición del club, y lo puso en el grupo de cabeza del baloncesto español y continental.
Este equipo ha llegado hasta aquí a base de trabajo, ha transmitido esfuerzo, honestidad y solidaridad como las piedras angulares del proyecto. Y cuando ha conseguido hacerlo en el playoff ha metido el miedo en el cuerpo a una plantilla con mayor valor económico, pero que ha salido más aliviada que triunfadora de la semifinal. Del enfrentamiento FC Barcelona-Unicaja saco una idea que tenía a priori: pieza a pieza no hay color, pero el valor del equipo ha puesto al equipo de Málaga a punto de fastidiar la eterna final futbolera, algo que parece imperdonable dentro de la competición ACB.
Seguro que podría haber detalles de arbitraje a criticar, pero no lo hago porque me aburre muchísimo, seguro que a una queja desde un bando, salen dos desde el bando de enfrente y no termina conduciendo a nada, pero lo que más me ha sorprendido es la fragilidad que ha mostrado el banquillo de los catalanes. Xavi Pascual tiene una hoja de servicios impresionante, y su reciente renovación habla de la confianza que le tienen en su club, pero creo que no ha salido bien parado del duelo particular con Joan Plaza, el cual, aunque ha sido capital para colocar al equipo dónde está, no tiene la vitola de técnico primordialmente estratega, especie muy valorada en momentos cálidos de la temporada, pero en los tres últimos partidos del enfrentamiento ha sido muy superior, aún cayendo derrotado, recurriendo al libro de estilo ya conocido, sin más sorpresas.
El cierre de temporada ha sido brillante, progresando con respecto al año siguiente, tiempo habrá para evaluar el año de cada uno individualmente, pero formar parte de este entorno, tanto para el cuerpo técnico, como para los jugadores seguro que es una nota positiva en su labor profesional y para aquellos que quieren y sienten este club como suyo, este año es de los que se guardan en la memoria, queriendo que en la inmediata repetición se mejore el final.