Agradecimiento

Desde luego no tengo ganas de escribir el próximo día del final de la temporada 2013/2014 para Unicaja, aunque la situación actual, en medio de la eliminatoria de semifinales frente al Real Madrid mediatiza cualquier cosa que ponga, creo firmemente que este equipo ha puesto sobre la cancha lo necesario para alargar su participación.

No quiero porque estimo que es necesario seguir reforzando la relación entre el equipo y la afición, para así ir recuperando todo aquello que en la práctica se perdió y de manera gradual está recuperándose.

Y sobre todo, quiero que el equipo siga en liza porque este es mi artículo número doscientos y recordar todas las cosas que han pasado desde que Emilio Fernández me propuso asomarme cada semana a estas páginas.

Doscientos artículos, poco más de cuatro años, ha dado tiempo a varias cosas, la constante: el baloncesto, aunque en esta casa me dijeron que “escribiera de lo que me saliera del teclado”, nuestro deporte ha sido una repetición, no me atrevo con otra cosa, me he referido al Unicaja, a la Selección Nacional, he tocado en algunos momentos parte del baloncesto internacional, la NBA, algo de cantera… en fin, para mí esto es disfrutar y sigue siéndolo.

El baloncesto me encanta, junto con mi experiencia en la Cadena Cope desde el año 2001, escribir en La Opinión es todo un placer, aunque no siempre tengo la suerte de poner cosas que me gustan, en todo este tiempo me ha dado tiempo a ver y experimentar cosas.

No me ha gustado tener que despedir a amigos que nos dejaban, como Toa Paterna y Paco Rengel, echar de menos a gente con las que comentar las cosas que escribo y contrastar sus opiniones con las mías.

No ha sido grato ser testigo de los años tan oscuros vividos por el club al que sigo desde que era niño y comprobar que los errores cometidos en su momento tienen un tiempo de vigencia demasiado largo, está siendo muy complicado ir erradicándolos del funcionamiento del mismo.

Me pesa el declive del baloncesto en general, ha perdido estatus, posición, peso específico y presencia en la sociedad por haberse gestionado pésimamente por parte de los gestores de turno (ACB, Euroliga…). Que la solución de la ACB sea recurrir siempre al choque futbolero es aburrido, muy aburrido.

Me aterroriza ver que la profesión periodística cae y cae, conocer a gente en los medios con un sueldo digno es de ciencia ficción, sólo se buscan escribientes que calquen notas de prensa de los que mandan, en lugar de los profesionales independientes capaces de volcar una versión real y una opinión no contaminada de las cosas que ocurren.

Me ha entristecido asistir a la desaparición de medios, algunos entrañables, como Punto Radio, grandes profesionales necesarios para esta profesión y nuestro deporte están alejados no por voluntad propia.

Me apena observar que los malos dirigentes del baloncesto (estén en el nivel de poder que sea) siguen teniendo su parcela intacta y no salen de ahí ni con agua caliente. Vamos, como la vida misma.

Es triste ver cómo algunos se ponen en guardia sólo porque algunas de mis opiniones no coinciden con sus actuaciones, que desde un club se critique un artículo porque hablaba bien de alguien de otro club es para que se lo hagan mirar.

Me cansa ver que el éxito del Unicaja siempre tenga que ir ligado a la iniciativa del entrenador de turno, pese a lo que dijera Eduardo García en su día, la mejora del equipo y la recuperación de la relación grada-equipo va indisolublemente de la mano del trabajo exitoso de Joan Plaza. Me parece algo que debería haberse superado.

No me ha gustado que el trabajo, la entrega y la dedicación no sean siempre suficientes para alcanzar el éxito, no me gusta que siga habiendo injusticias.

Que nadie se equivoque, todo esto que no me ha gustado se queda en nada ante otras cosas. Me encanta tener el respeto de la gente de los medios, que me han acogido con los brazos abiertos y que valoran mi trabajo como si fuera uno más, además, me divierto con esos canallas una barbaridad.

Aún me extraña que gente tan importante y que ha dado tanto por nuestro deporte como José María Martín Urbano y Alfonso Queipo de Llano sigan estando ahí al lado.

Me gusta despertar, vivir y pensar en baloncesto todos los momentos que puedo, soy un privilegiado que ha encontrado un lugar feliz donde ir siempre que puede.

Adoro ver como mi familia comparte conmigo esta adicción, que tanto Inma -mi mujer-, como Carlos y Jorge -mis hijos- no sólo me dejan con mis locuras, sino que me acompañan en las mismas, siendo partícipes, aunque no siempre coincidamos, en lo que escribo o lo que digo.

Me alegra ver como cada verano esperamos la nueva temporada, sobre todo porque lo hacemos desde la seguridad de ver el mejor baloncesto de Europa gracias a que tengo la suerte de vivir en Málaga y el club tiene el respaldo de Unicaja Banco. Sobre todo, que esto se perpetúe me da mucha tranquilidad.

Me gusta ver que la gente va volviendo paulatinamente al Palacio de los Deportes, porque sobrevivir a los males es un signo de madurez. Algo imprescindible en el crecimiento.

Y más que nada, estoy tremendamente agradecido a poder emocionarme cada vez que oigo el ruido de un balón atravesando la red de una canasta, me siento feliz por tener la responsabilidad de escribir para alguien que está al otro lado y comparte conmigo esta bendita locura. Ojalá La Opinión me permita otros doscientos artículos, por lo menos.