Alguien dirá que el título tiene trampa, sobre todo si se tiene en cuenta que no encuentro cosas nuevas en el playoff, como si participar fuera una constante en el pasado reciente del Unicaja.
Aunque todos sin excepción podemos decir que la no presencia del club de Los Guindos en las eliminatorias por el título era lo inadecuado o lo extraño, la realidad en las últimas temporadas nos ha dicho que tener partidos tras la liga regular era una rara avis para el público de aquí, y por tanto, aunque se pueda pensar que jugarlos ya era un premio, la otra versión dice que era algo exigible para lo que se maneja (presupuesto, club, ciudad, equipo, etc), y ninguna me parece errónea.
Tras ver los dos partidos disputados entre Hebalife Gran Canaria y Unicaja, tengo la sensación de haber visto el mismo encuentro dos veces, con situaciones repetidas donde el equipo visitante tiene en su mano durante la parte decisiva del encuentro la posibilidad de dar el golpe de gracia en cada partido, y que al final se lo terminan llevando los locales.
Aunque las situaciones vividas en Málaga y Las Palmas me han resultado muy similares, entre los dos equipos que se juegan hoy martes el seguir en competición, la idea que tengo en la cabeza es que los jugadores de Pedro Martínez se fueron el jueves por la noche con la idea de haber dejado pasar una oportunidad ganadora, y los de Joan Plaza el domingo con otra calcada hasta en los detalles más insignificantes.
¿La mala noticia? Que el equipo de Pedro Martínez tiene más horas de vuelo acumuladas entre todos y jugar el tercer partido les trae invariablemente los recuerdos de la temporada pasada en la cual eliminaron al Baskonia tras perder el primer partido y remontar en los dos siguientes, ¿la buena?, que eso de jugar en Málaga tiene que ser la mejor noticia para los chicos del equipo verde y así poder demostrar que lo ocurrido en la Copa del Rey queda muy atrás.
A pesar de haber tenido el convencimiento y la seguridad de la victoria de Unicaja en dos partidos, hay que dar por bueno lo que viene y pensar que si la serie pudiese alargarse a cinco o siete encuentros seguiría habiendo igualdad. Se puede pensar que Unicaja tiene más plantilla en general, pero que enfrente, el rato que se quede Walter Tavares fuera de la NBA parece que se va a sufrir prioritariamente aquí, los demás componentes de la plantilla de Martínez cobran todo el valor que se pueda imaginar al llegar la opción de no tener posibilidad de rectificación.
Esto es así, y no creo que haya cambiado mucho en el tiempo que Unicaja haya estado fuera del playoff. Hay oportunidades contadas, una necesidad de acertar sin margen de error y el empujón directo de la realidad que termina separando a los niños de los hombres. Cuando la diferencia es tan pequeña, los detalles por parte de los intervinientes (jugadores o entrenadores, que cada uno tiene su parte proporcional en los éxitos y los fracasos), o los detalles que ponen cada uno en acción, terminan reluciendo casi en exceso, así que, como esto se reduce a que no hay nada nuevo bajo el playoff ACB, no queda más remedio que hacer lo que se necesita: todo lo necesario para ganar, minimizando errores y ajustándose de la manera más exhaustiva posible a la forma prediseñada, esa que cuando sale parece hasta fácil de realizar.