Recuperar

28 Ene

No creo que haya motivos para la complacencia en cosechar dos derrotas en una semana, pero en mi fuero interno, tengo que reconocer que lo que está haciendo el Unicaja que comanda Joan Plaza me cuadra bastante con lo que quería ver del equipo malagueño.

Tras perder frente a los enemigos futbolísticos tanto en Euroliga como en ACB, se puede pensar que los chicos de verde no dan el nivel para enfrentarse a enemigos realmente grandes, pero no termino de compartir esa opinión. Si bien el partido del pasado jueves me dejó la sensación que el equipo no terminó de creerse que era posible ganar en el Palau y que en cualquier ocasión Juan Carlos Navarro iba a aparecer y sentenciar (como terminó ocurriendo), el domingo se enfrentó al Real Madrid de un Pablo Laso que creo que está rezando para que todo acabe ahora mismo, que se suspendan todas las competiciones y así no dar oportunidades para estropear todo lo que llevan enseñando.

Creo que no hay motivos para torcer el gesto por las dos derrotas, el Unicaja viene de una travesía del desierto demasiado larga, que le ha costado mucho dinero en presupuestos mal empleados y peor gestionados, creó una fractura prácticamente imposible de reducir con la masa social, y observó que gran parte del estatus y del prestigio que tanto trabajo costó conseguir se iba como agua entre las manos gracias a errores repetidos una y otra vez.

Recuperarse de todo eso cuesta, y viene plasmándose con el paso del tiempo, la actuación del equipo esta temporada está resultando satisfactoria y creo que la evolución y el trabajo de la plantilla y del cuerpo técnico lleva al primer objetivo irrenunciable: reconciliar al equipo con la grada, recuperar el prestigio y el estatus es algo que llegará con mucho más trabajo.

El partido del pasado domingo daba motivos más que suficientes para tirar la toalla desde el inicio, entre la exhibición de los blancos, el acierto que mostraron los de la capital, con “El Increíble Llull” a la cabeza, hacía más que lógico bajar los brazos, algo que pese al marcador final no llegué a ver, porque aunque no se puede estar contento tras caer por una diferencia amplia, el contrario daba la sensación de poder arrasar al que fuera, y que el buen baloncesto que ya mostró el año pasado, con las lagunas de los cuartos de final de la Copa del Rey ante el FC Barcelona, y la final de la Euroliga ante el Olympiacos parecen que proporcionaron su lección de provecho.

A las puertas de la Copa del Rey, lo que transmite el equipo de Joan Plaza es que va a poder competir, y ese es el objetivo, ya irán llegando otras cosas, pueden salir mejor o peor, tener un día malo y quedar fuera, pero el crecimiento del grupo creo que va bien encarrilado, a partir de ahí pensar en pelear por títulos me parece más que prematuro, pero la mejor noticia, a mi entender, es que el equipo se va sacudiendo esa sensación de haber perdido la magia como en la relación de una pareja a la cual la rutina y la falta de ilusión termina matando el romance.

Lo habitual en esas situaciones suelen ser las rupturas o las infidelidades, ahora en la mano de todos está seguir dando pasos en la dirección adecuada para recuperar la felicidad de la familia.

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