Las cosas cambian en un rato. Si hubiera empezado a escribir la columna al ver el partido de Estambul, seguro que hubiera hablado de malas sensaciones, de equipo que no carbura, de conjunto falto de identidad y de esfuerzo válido en intensidad pero insuficiente en duración, lo que lo invalida para competir en la competición europea.
Eso antes del domingo a la hora de comer. Tras el partido del Palau Blaugrana la sensación que nos queda es otra, en una reacción de malaguismo exacerbado, alguien dirá que esto ya está arreglado, que el equipo ya ha dado el paso adelante y que a partir de aquí no hay contrario de mitad de tabla para arriba que no tiemble y que tema encontrarse a los chicos del abanico en el pecho.
No sé realmente que va a ocurrir, aún no hay ningún objetivo conseguido, y es necesario dar otro paso adelante de manera inmediata, pasado mañana jueves hay que cumplir con el objetivo mínimo y vencer al Bayern Munich, intentar hacerlo por más de 15 para superarlos en el average y afrontar el partido de Italia para conseguir la clasificación para el Top16. Honestamente, pensar que el equipo no pasa de ronda en la Euroliga, por verse relegado por alemanes e italianos no me cuadra nada, de ninguna forma. Lo vería como una decepción. Otra más en la historia reciente.
Me quedo con las ideas básicas que tengo sobre este grupo desde inicio de la temporada. Me gusta, creo que se pueden sacar cosas satisfactorias del mismo, y que merecen un empujón más cara al partido del jueves. La cita frente a los chicos de Svetislav Pesic es tan importante porque es el primer escalón a superar para asentar un proyecto que dé mejor rendimiento y termine por despejar fantasmas pretéritos.
Que nadie piense que esto se queda arreglado consiguiendo el pase al Top16. Solventar el primer requerimiento deportivo es necesario para que el equipo siga creciendo. Para conseguir grandes objetivos, o al menos objetivos realmente exigentes, es necesario que aparezcan todos. Si tenemos en cuenta que no hay un líder que centre sobre él los focos, la actuación coral está necesitada de la aportación de la totalidad –o del mayor número- de miembros del grupo, sea con el paso al frente de tal o cual integrante de la plantilla se llegará al nivel de rendimiento que es necesario.
¿Necesario para qué? Para optar a metas más ambiciosas. Ahora mismo, con la clasificación para el Top16 basta, sobre todo porque ese negocio se ha puesto más complicado de lo que podía parecer a tenor del rendimiento de los contrarios al arrancar la fase de grupos, no entrar ahí sería mala cosa, pero también entiendo que el equipo ha de ir más allá. Bien está de momento en focalizar el objetivo de la segunda fase de la Euroliga, pero una vez conseguida –creyente total y absoluto del trabajo y del futuro éxito del grupo de Joan Plaza-, hay que ir a por más. Aunque el Barça está lejos de su mejor versión y no estamos en el mes de mayo, me gustó vencer en Cataluña, el espaldarazo anímico debe ser importante para el plantel, el tercer puesto una buena noticia y la pelea por las posiciones de arriba irrenunciable. Llegará la Copa del Rey y habrá que pelear con los más grandes y en situaciones que no habrá red de seguridad, y para ese momento espero que el Unicaja ande igual que ahora, con el crédito intacto para poder pelear con quien sea.
La pasada semana le daba la razón al entrenador con el tema de la asistencia cara al partido del jueves, hoy, además de reafirmarme en lo que decía, también se la doy en el tema de Fran Vázquez, ni siquiera esta temporada pasada, la peor que le recuerdo al gallego (y espero que no se repita), no he entendido su ausencia de la selección. Como nadie decía nada, creía que andaba yo en otro mundo, pero ahora me encuentro que alguien coincide conmigo y no es mi madre… No, si al final llevo hasta algo de razón.