Tres jornadas restan para dar portazo a la primera fase de la Euroliga, empezando el mes de diciembre van llegando las evaluaciones y aunque la asignatura Copa del Rey venga convalidada por ser organizadores del evento, la competición continental hay que resolverla dando un buen rendimiento en los tres partidos que quedan.
El pasado año, en la misma jornada, sólo había una victoria de diferencia en ACB, la Euroliga tenía tan buena pinta o mejor que ahora y hasta el Clínicas empezaba a ser el rinconcito de divertimento de muchos que seguimos teniendo a nuestro deporte como prioridades.
Tras pasar una primera reválida en Polonia, ahora toca hacerlo bien en Estambul, sobre el papel el partido más complicado de los tres que quedan y, simultaneándolo con una ACB que se empina con la visita al Palau Blaugrana, hacer frente al partido donde hay que demostrar que -pese a estar todavía en fase de construcción- hay equipo de sobra para ganar a un buen equipo como es el Bayern que entrena Svetislav Pesic.
Aunque es bastante probable que la primera fase de la Euroliga no se decida hasta la última jornada, confío en este equipo, el recordado Paco Rengel decía que había que ver las plantillas cuando llegaban a diciembre, y ahora, aunque parece que tener a todos sanos es un soberano lío y mucho más complicado va a ser integrar a las piezas que faltan, espero regularidad en el rendimiento y solidez del juego del equipo. Lo visto tanto frente a Stelmet Zielona Gora como ante Iberostar Tenerife da buena imagen. Partidos que ofrecen muy poco de gloria venciéndolos y que dan dolores de cabeza si se cae en ellos.
Está claro que de un año a otro va un mundo, lo que transmite el equipo no tiene nada que ver, en España no hay peligro alguno y en Europa, no se lo que puede dar de sí el plantel que entrena Joan Plaza.
Tengo que darle la razón al entrenador catalán cuando ve la situación del equipo y lo que lo ha traído hasta aquí, además tiene claro que el plantel actual está haciendo su trabajo. No es cuestión de jugadores, diría que ni siquiera de resultados, porque a la vista está que numéricamente no hay mucha diferencia, pero pensar que esto se arregla con una plantilla buena y con una correcta temporada creo que es pecar de optimistas, lo cual no deja de estar bien, pero la problemática que estaba instalada en Los Guindos era algo con cierta veteranía, que a pesar de haberse obviado durante mucho tiempo tenía un arraigo más que sólido entre varios estamentos de eso que podemos llamar el entorno del club y que erradicarlo no va a ser tarea fácil.
Dicho esto, ¿qué cabe hacer?, de entrada tener mucha paciencia, asumir los errores, aunque los haya cometido alguna directiva anterior y no sea responsabilidad del que hable. Pensar y obrar teniendo claro que el que critica no tiene por qué intentar hacer daño siempre y trabajar en mejorar lo que se hizo antes, todo ello sin olvidar de qué lugar venimos y que para llegar a la alta cocina hemos tenido muchos años alimentándonos a base de “menús del día”.
Tal vez el problema sea que en Málaga nunca hemos pasado hambre baloncestísticamente hablando, o si fue de esa forma, nadie la recuerda, así que habrá que pelear por todo lo bueno: lo que tenemos.
¡Ah! Y reclamarle a Francisco de la Torre y Antonio Banderas que vengan, que hacen mucha falta. Ellos y once mil más.