El nuevo portento de la Lingüística Española

28 Feb

El exparlamentario catalán Antonio Baños se suma a la larga lista de borricos de todos los partidos que se burlan del acento andaluz y exhiben una ignorancia impropia de los cargos que ocupan.

Hace unos días, el político catalán Antonio Baños, antiguo representante de la CUP, el partido antisistema pijo que prefiere Suiza a Venezuela a la hora de escapar de la justicia de un país de la UE, recibió una ducha de agua fría en las redes sociales.

El motivo, tan viejo como el mundo, el haberse burlado del acento andaluz y además con poco conocimiento del terreno en el que pisaba, porque el exmiembro del parlamento catalán exhibió un gazpacho de tópicos fonéticos de Cádiz y Sevilla, de señoritingo de los Hermanos Álvarez Quintero, que volvió a demostrar, una vez más, que la ignorancia, además de ser atrevida, en demasiadas ocasiones termina ocupando cargos públicos.

Porque, en la línea de un sujeto que se mira con exceso el ombligo, Antonio Baños, lejos de disculparse, atribuyó el baño de descalificaciones al hecho de ser independentista.

Además de exhibir falta de humildad, no pareció haber entendido un pimiento, porque lo cierto es que, lo mismo daba que fuese de la CUP, del Coalición Canaria o de Falange Española, pues el hecho es que, antes que él, numerosos borricos de formaciones de derechas y de izquierdas, del centro y para dentro, ya tuvieron su min

2 respuestas a «El nuevo portento de la Lingüística Española»

  1. Llevas mucha razón en lo que escribes y razonas, Alfonso. Recuerdo con cariño las clases de Lingüística Española y de Dialectología que nos daba en la Universidad de Granada, en la década de los años 60, el insigne catedrático y académico don Manuel Alvar López, que estudió a fondo las diferentes hablas del español (así las denominó : hablas del español, hablas, no dialectos; pero para el caso, tanto monta) y del andaluz dejó escrito que sobre ser una muy rica modalidad de la lengua, tenía ( ¡tiene! ) un sistema fonológico más rico y avanzado, desde el punto de vista lingüístico, que el castellano. La virtud del castellano es su sonora y elegante simplicidad, lo que facilita su aprendizaje. El sistema vocálico del castellano es triangular, con una vocal /a/ central, y dos series : la de la /e, o/, palatales, y la de la /i, u/ velares. Donde pongo palatal o velar podría ponerse anterior o posterior. La /a/ siempre sería una vocal “media”. El andaluz en cambio tiene una serie de vocales más rica y variada. Su sistema no es triangular, sino cuadrangular. Tiene, por ejemplo, una /o abierta/ frente a una /o cerrada/, que permite a un hablante andaluz distinguir cuando se dice “niño”, /en singular, o abierta/, de “niño”, /en plural, o cerrada/. El fonetismo andaluz es mucho más rico y variado que el castellano, y fueron hablas andaluzas y extremeñas las que en el siglo XVI pasaron al Nuevo Mundo, a “las Américas”; antes o con más intensidad que las castellanas.
    A un madrileño se le podría censurar que pronuncie la -d ( letra /d/ en final de palabra) como una ceta o zeta : Madriz, por Madrid. Un andaluz se limita a decir Madrí, en muchos casos : acentúa la /i/ final, y elimina la -d.
    Y a muchos locutores que practican lo que en Lingüística se llama “ultracorrección” se les podrá censurar que pronuncien la /x/ como /ks/ cuando va seguida de consonante. La x tiene dos posibles pronunciaciones correctas : entre vocales, como “eximio” o “exento”, se debe decir /ks/ : eksimio, eksento; y seguida de consonante, ( : extenso, extremo…etc), su pronunciación correcta es como una simple /s/. O sea, que extenso se pronunciaría como “estenso”, sin forzar una “virguería fónica” tipo “ekstenso”.
    Bueno, que hay para largo y tendido, y habría que decir aquí lo que ya dijo Juan de Valdés en su Diálogo de la Lengua (siglo XVI) : “escribo como hablo”.
    Un cordial saludo a todos

  2. Creo que ese señor, Antonio Baños, está muy poco ducho en cuestiones de Lingüística. Puede que hable más de un idioma, pero que se cuide y no le pase lo que a uno que conocí y presumía de hablar, (además del español) inglés, francés, alemán, italiano…, y en una ocasión le espetaron :
    – Así que, don…(x), usted puede decir las mismas sandeces en varios idiomas, ¿no?

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