Inaugurada en 1927, la biblioteca de mujeres del Parque sufrió cíclicos robos de libros hasta los años 60. Hoy sobrevive en una espléndida cerámica.
De lo pocos bancos que sobreviven a la remodelación del Parque tenemos uno precioso que reproduce la famosa Biblioteca de Mujeres. Fue realizado en 1997 por la saga de ceramistas Ruiz de Luna y donado por la constructora Sando.
El banco es un homenaje a este rincón de saber y reproduce en cerámica los anaqueles cargados de libros. Se trata de una biblioteca muy curiosa en la que pueden leerse las obras de Bécquer, Blasco Ibáñez, Galdós, Cervantes, Calderón, Fray Luis de León… pero también autores malagueños como Baltasar Peña, Salvador González Anaya, Francisco Bejarano, Manuel Alcántara, Julián Sesmero, Alfonso Canales o Ángeles Rubio-Argüelles, entre otros.
La biblioteca saltó hace unos días a la actualidad en Facebook, en una magnífica página dedicada a las fotos antiguas de Málaga. Un usuario se preguntaba por la ubicación de la biblioteca y su historia. Tanto Francisco Bejarano como Adela Rubio han hablado largo y tendido de la historia de este modesto pero ajetreado equipamiento cultural, que llegó a ser utilizado por casi cien lectoras cada día. Fue inaugurado en enero de 1927 junto al monumento a Carlos Larios y Martínez, delante del Málaga Palacio, aunque donde hoy se encuentra un quiosco, así que la biblioteca de cerámica ha sido desplazada unos metros del sitio original.
La biblioteca de mujeres complementaba la de hombres, que se abrió en octubre de 1926 justo en el otro lado del Parque, también en el extremo. Estas dos bibliotecas las hizo el coautor del Ayuntamiento, Fernando Guerrero Strachan, poco antes, por cierto, de que fuera nombrado alcalde de Málaga.
La de señoras contaba con azulejos sevillanos y un retrato de cerámica de la reina Victoria Eugenia que puede verse todavía en algunas fotos. Además de libros, podían leerse revistas de moda, dos diarios extranjeros y los semanarios La Esfera y Blanco y Negro.
No fueron las únicas bibliotecas al aire libre. En 1930 se inauguró la de la plaza de Alfonso XII, junto al Santuario de la Victoria y en 1939, la de los jardines de Puerta Oscura, donde todavía podemos encontrar los anaqueles y un par de pupitres.
Estas cuatro bibliotecas tuvieron sus altibajos por el continuo mangamiento de libros. Así, en la de Puerta Oscura, en junio de 1940, un ávido lector se llevó de una tacada 29 libros y en 1943, un funcionario municipal destacó cómo habían desaparecido casi todos los libros de los cuatro equipamientos.
La historia de estas bibliotecas fue un sinvivir para los guardias municipales, que tuvieron que bregar con lectores poco ejemplares, capaces de robar libros sobre ética entre otras muchas materias. Las bibliotecas pasaron por importantes altibajos por todos estos amigos de lo ajeno de ambos sexos hasta que desaparecieron a comienzos de los 60. Por suerte, los libros que permanecen en el Parque son de cerámica. Por eso resisten enteros y hermosos desde el 97.