Sueños, Palabras, Energía

11 Abr

Visión del Universo de escipión

En esa especial enciclopedia que se podría organizar con las obras  completas de Jorge Luis Borges, de Juan Eduardo Cirlot, y de Carlos Gustavo Jung, entre otros autores de semejante calibre, tendríamos sin duda un magnífico panorama de los valores que se atesoran en ese estado especial en que entramos los  seres humanos cuando, dormidos, soñamos.

Para ejemplificar esto vamos a ver tan sólo unos breves textos, tomados de acá y de allá, y a ser posible de ámbitos intelectuales y de trabajo diferentes, y luego, tal y como se prometió en la entrada anterior a esta, veremos las relaciones que a nuestro parece hay entre aquellas palabras de que hicimos mención.

Eran las palabras “nomen”, “numen”, “somnium”, “mnemosine” y “número”, entre otras que ya se añadirán a lo largo de nuestros razonamientos: y no por aumentar la nómina de términos, sino porque como suele ocurrir en la búsqueda de etimologías razonables, y de relaciones semánticas válidas o al menos aceptables, unas palabras nos llevan a otras y a veces es difícil establecer lindes en ese inmenso campo donde crecemos y nos hacemos que es el lenguaje.

La razón de anteponer los textos de autores en apariencia tan dispares obedece a un criterio que queremos mantener: dejar claro ante los lectores la gran cantidad de lecturas, y la naturaleza altamente “prismática” y hasta “proteica”, que tienen los sueños, y por lo tanto la necesaria manera de abordarlos con amplitud de miras y con una mentalidad lo más abierta posible.

Escribió L. Wittgenstein algo así como que “¿Por qué ha de ser un sueño más enigmático que una mesa? ¿Por qué una mesa no ha de parecernos tan enigmática como un sueño?” Y T. W. Adorno se refiere a los sueños con un inesperado, (sobre todo en él,  marxista de muy personal cuño), interés, que le llevó a anotarlos cuidadosamente en libretas, que hoy por fortuna han sido publicadas. Antes de seguir y dejarnos atrás, (aunque sólo por ahora), a T. W. Adorno : su idea de que “producimos abstracción”, de que todo, incluido el ser, tiene que estar fundamentado en “Algo”, es para mí personalmente una de las más fecundas. Ya tendremos ocasión de leer algunos de sus sueños, publicados póstumamente, lo mismo que su monumental “Teoría Estética”.

Cuando el filólogo latino Varrón, a quien ya hemos citado en entradas anteriores en este mismo blog, anota que “nox” (latín : noche) puede venir de “nocere”, – porque es de noche cuando más se puede recibir daño : nocere es infinitivo de un verbo que significa “dañar”; de él deriva la palabra “nocivo”-, pero añade : ” a no ser que proceda del griego nyx-nyktós”, está muy cerca de la verdad, (pues esa segunda hipótesis suya es la cierta), y está también, y a la vez, aún distante de dicha verdad: no puede todavía ver que el latín y el griego tienen una raíz común, conjuntamente con un gran grupo de lenguas, como las germánicas y otras, y que dicho grupo o familia lingüística, conocida como “lenguas indoeuropeas” (lenguas ide.), no fueron descubiertas y estudiadas hasta el siglo XIX, cuando llegó a conocerse bien el sánscrito, hermana gemela del latín y del griego, entre otras como ya se ha dicho. Pero antes, en el título general de este texto, se ha escrito la palabra “energía”. Antes que otra cosa nos lleve por caminos diferentes, (que tampoco es nada indeseable), aclaremos qué pinta aquí ese concepto.

En el mundo de las cosas tangibles, de lo que se puede medir, ver, pesar o manipular con los medios mecánicos tradicionales, llamado mundo de lo macro-cósmico, sabemos que los conceptos de masa y de energía son intercambiables, según la famosa fórmula de Albert Einstein (: E=mc2). Eso significa que la E (energía) es igual a la masa (m) multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado (c2). Esta fórmula es válida también para el mundo de lo microcósmico, esto es, para el mundo de las partículas atómicas y sub-atómicas, como los protones o los electrones. De hecho  Einstein concibe su teoría y su conocida fórmula trabajando con las magnitudes de dicho mundo de lo infinitamente pequeño.La cuestión ahora sería: ¿cuál es la “masa” de un sueño, de un proceso onírico?

(Anoto al paso: desde que se han  descubierto partículas carentes de masa, ¿sigue inalterable en su validez la famosa fórmula de Einstein? Sobre este particular también se incidirá más adelante, andando los días en que vayamos aumentando las temáticas de estas páginas en la edición digital de La Opinión de Málaga).

Pero se insiste: ¿cuál sería la masa de un proceso onírico, o incluso mucho más simplemente, de un mero pensamiento?

Estamos haciéndonos una pregunta muy similar a la que nos hacemos si nos preguntamos cuál es la “masa” de un pensamiento. Realmente una pregunta así sería imposible o muy difícil de responder, si no fuera porque se sabe que todo lo que es masa es convertible en energía y a la inversa: todo lo que es energía equivale a masa. Y lo que sí se puede (o se podrá, con la tecnología adecuada) medir es la energía de las ondas cerebrales que se implican en todos los procesos de pensamiento, de imaginación, de sentimientos…, etc. esto es, en todos los procesos mentales, que tienen lugar en el cerebro humano. Y los procesos oníricos, aunque a veces puedan tener repercusiones “fuera de” nuestro cerebro, (un sueño nos asusta y altera nuestro semblante, nos produce escalofríos, etc. O al contrario, nos relaja nos produce sensaciones placenteras, etc.), son procesos mentales. Y como sabemos que la unidad de medida básica de esas energía implicadas en esos procesos son de índole electromagnética, no estamos muy descaminados si fijamos al electrón-voltio (=eV) como la unidad de medida de estas energías.

Podemos formular la tesis de que el número de electrón-voltios implicados en un determinado proceso onírico, en un sueño, podría ser convertible o mensurable como “la masa” de tal sueño. O si se quiere formular de otro modo: la medición de las energías electromagnéticas puestas en juego durante un sueño sería equivalente a la “masa” de dicho sueño. Esto que acabamos de decir se podrá entender mejor si ponemos un ejemplo, que aunque no sea literalmente “trans-ladable” a lo que estamos diciendo, sí que servirá para aclararlo. Vamos a intentarlo:

A lo largo de la historia ha habido personas que han hecho cosas de suma importancia, de notable trascendencia, a partir de sueños que han tenido. Voy a fijarme ahora en el caso del famoso santo de la Iglesia Católica, San Juan Bosco, también conocido como Don Bosco. Giovanni Melchior Bosco Ochienna, italiano, nacido en 1815 y fallecido en 1888, fundó las tres ramas de la gran Familia Salesiana.

Dicha fundación, según él mismo nos refiere en sus famosos “Sueños de Don Bosco”, se debe en gran parte al impacto que tuvo en él un sueño, que denomina en sus Memorias como “el sueño de los 9 años” (pues lo tuvo a esa edad), donde visiona a una gran señora, (a la que identifica con al Virgen María), y recibe una especie de encargo de Ella. La cuestión ahora es : ¿sería válido decir que aquel sueño del santo italiano es una especie de “desencadenante” de toda la posterior obra fundacional de Don Bosco?

En la Antigüedad latina algo similar refiere Marco Tulio Cicerón en su libro “De Re Publica”, en una parte de la obra, que sitúa al final del libro VI, y que se titula “Somnium Scipionis” : el famoso “Sueño de Escipión”, luego ampliamente tratado y comentado por numerosos autores, (como Macrobio, ya en el siglo IV), y que debió condicionar el posterior modo de conducta y las actuaciones del general romano.

O sea que, ¿podemos deducir que a partir de ciertos sueños se actúa de manera diferente a como se venía haciendo antes de tener la experiencia onírica? ¿Podemos decir que esos sueños tuvieron un considerable “peso”, es decir, nos es lícito considerar que, con independencia de esa inicial “medición de masa-energía”, computable en términos de energía electromagnética, en electrón-voltios, en realidad la consecuencia de esos sueños tiene una trascendencia que sobrepasa en mucho cuanto podamos deducir de esa inicial medida establecida? Personalmente, creo que sí.

Concluyendo este apartado: hay sueños de muy hondo calado que nos pueden afectar hasta tal punto que el resto de nuestras vidas, o al menos gran parte de éstas, ya quedan como condicionadas por lo soñado, y a partir de ahí hacemos un gran número de cosas cuyo origen podemos y hasta debemos relacionar con la (o las) vivencia(s) habida(s) en el sueño. Como en la última parte de este proyecto de tratado se podrá ver, un muy alto número de obras literarias, poéticas, narrativas, y también otras muchas de tipo creativo, como obras musicales y de otras artes, nacen originariamente en sueños. Dicho en pocas palabras: hay obras creativas de artistas diversos cuyo origen y cuyos gérmenes son sueños que han tenido sus creadores. En ese sentido inicial, los sueños son o contienen energías, más allá de la energía misma que el cerebro humano pone en marcha con el propio proceso de la actividad onírica en sí. Los poetas y grandes creadores del arte, de la música, etc., lo saben desde los comienzos mismos de la Historia.

8 respuestas a «Sueños, Palabras, Energía»

  1. Nota.- La lectura de este ejercicio para trabajar en el sueño debe hacerse leyendo primero lo que le envié a Álvaro Marinetto, que por aquel entonces estaba en Londres completando su formación académica y profesional, y a continuación su respuesta. Como es sabido en los correos lo primero que se lee es lo que ha llegado más reciente.
    Tanto con Alvaro como con Noemí, los correos sobre trabajos de sueños fueron numerosos, y los logros habidos, mejor sean ellos, cuando se decidan a entrar en el blog (¡el trabajo manda!) quienes digan qué sí o qué no se logró.
    Gracias

    De: “Alvaro Marinetto”
    Fecha: 13 de junio de 2006 23:32:08 GMT+02:00
    Para: “Manuel L.”
    Asunto: Re: Tarea : Los puentes

    …y a la mañana siguiente encontré uno de sus significados, un simple
    matiz, sobre todo cuando me quedo horas en vela, escuchando una
    tormenta… que curiosa es la vida 😉 Anoche lo leí un par de veces y
    al tiempo me acosté.

    Ahora, lo vuelvo a leer una y otra vez, y le encuentro un significado
    bastante evidente (a priori). El evidente ya lo veo, voy a acostarme
    temprano y voy a soñar (Dios mediante), a ver que me encuentro, porque
    lo que es anoche velé despierto tal y como dice tu escrito.

    Abrazazos.

    El día 10/06/06, Manuel L. escribió:
    > Los puentes del tiempo
    > ya duermen, ya exhiben, ya
    > tienen descansos eternos.
    > Nosotros damos los pasos precisos
    > sobre la mole dorada del pez
    > de la vida
    > y sin más ni más damos
    > palos de ciegos
    > cantando o llorando, con risas
    > o lágrimas, o lentos sus-
    > piros de fuego nacido
    > del sexo.
    > ¿Quién sabe
    > el número exacto
    > de días gozosos o de
    > días de llanto?
    > ¿Quién tiene
    > la clave de plata
    > del propio destino o
    > del azar que mata?
    > Los puentes del tiempo
    > duermen sus sueños, en tanto que tú
    > velas despierto…
    >
    > Manuel Laza.
    > Nota: Es un texto que te doy para que lo
    > intentes trabajar en tus sueños: lee lo que dice y trata
    > de hallar al despertar sentido a lo que
    > leíste. Un fuerte abrazo.

  2. Que cierto todo lo que cuentas Manolo. Por mi propia experiencia, pienso que los sueños pueden influir en tu día a día, cambiar tu forma de ver las cosas, incluso darte la solución a un problema.
    Recuerdo una vez que estaba realizando un trabajo para mis estudios pero no estaba segura de la solución y me recomendaste que le preguntara a mis sueños, hice algo parecido a lo del poema y al día siguiente tuve claro lo que quería hacer.
    Encontré seguridad en mi trabajo gracias a mi sueño.

  3. Me gusta cuanto tiene que ver con el lenguaje y sus prismáticas posibilidades, con la poesía,y con la lectura. Escribo poemas y relatos, cortos. Me publicaron una novela (“Piel de fondo”, en Akal) y algunos libros de poemas, que ya conocerás.
    Tus palabras me halagan, Lola. Gracias.

  4. Gracias por tu aportación, Noemí. Como te he comentado en tiempos, eso que me cuentas ahora no lo sabía. Y me alegro de que lo hagas público, pues de ese modo aprovecha a más personas. Desde un punto de vista estrictamente personal me interesa doblemente, pues preparo desde hace ya algún tiempo un pequeño libro sobre los sueños y sus posibles “lecturas”. Como sabes, no hay mejor intérprete de un sueño que el propio soñador; los demás, si acaso, somos posibles “lectores”.
    Gracias, y no te pierdas: comenta cuanto veas de interés, o pregunta lo que se te ocurra.

  5. A una Alta Dama Blanca:
    Debo aclarar que el sueño que muy brevemente relato no es imaginario. Ocurrió hace años, y en él asistí, con la pena habitual de esos casos, al fallecimiento de una persona. Era persona para mí muy querida. En la vigilia ya, le conté el sueño. Me dijo: “En el terreno de lo onírico la muerte no es casi nunca, salvo casos muy excepcionales, muerte real y física. Se trata de cambios en la persona, en nuestras relaciones con ella, en su propia vida, la de la persona que vemos “muerta”. No hay nada de qué preocuparse.”
    Ahora, como a otra persona también muy querida para mí le he contado un sueño similar donde ella está “implicada” (quiero decir, que es “la que se muere”), en este comentario le animo a seguir adelante y a no alterarse en absoluto. Los cambios, sobre ser necesarios, suelen ser positivos: por ley de vida, que es contraria, en mi opinión, a la Ley de ese tal Murfy (sic: murfy).

  6. Es para mi nuevo todo lo referente a los sueños y mas aun a su interpretacion,lo cual no quiere decir que no me interese,es muy importante el saber y poseer conocimientos siempre te abre a mas mundos y expectativas.Debo decir Sr.Laza que he leido algun libro suyo,pero me gustan mas sus poemas y por supuesto el Blog es muy interesante.K

  7. Gracias por su comentario y sus elogios. Interesantes m´s bien, creo yo, son los libros que suelo leer. Los de sueños y los de semántica y filología, además de lo que es ya la literatura creativa. Pero lo mejor de todo, Blanca, es el contacto con el público, al que si llegas aunque sea de refilón, como diría el otro, de soslayo, ya te puedes dar por satisfecho.
    Muchas gracias, y le prometo más cosas sobre sueños y palabras.

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