El feliz regreso de las acacias a su paseo

28 Feb

El Ayuntamiento incluye en la reurbanización del Paseo de las Acacias una decena de estos árboles (Robinias pseudoacacias).

Hace tiempo consiguió el firmante, en esos mercados de segunda mano de internet, un negativo de cristal del Paseo de las Acacias. El negativo se encuentra hoy en el Centro de Tecnología de la Imagen, dependiente de la Universidad, donde tendrá un futuro más provechoso que en un cajón o un altillo.

La foto, datada a comienzos del siglo XX, muestra el paseo repleto de árboles, aunque es muy difícil averiguar de qué tipo por su frondosidad y porque están muy juntos.

Lo que sí es cierto es que en esta calle, al menos desde los años 30 del siglo pasado, como recordaban testigos directos ya desaparecidos, había plantadas acacias; en realidad, las conocidas como falsas acacias, un árbol de origén norteamericano de nombre científico Robinia pseudoacacia, en recuerdo del botánico francés del siglo XVI Jean Robin (las verdaderas acacias son las que en España se conocen como mimosas, las de flores amarillas).

Lo cierto es que la robinia o falsa acacia, igual que los álamos en los siglos XVIII y XIX, y de ahí nuestras alamedas, se han usado mucho para adornar las calles de las ciudades europeas. Los niños, alguna vez lo hemos contado, tenían predilección por las flores blancas de estos árboles, ya que, aseguraban, sabían muy bien, con un cierto toque a queso.

En el caso que nos ocupa, el Paseo de las Acacias es la calle que une la avenida Juan Sebastián Elcano (la antigua calle Málaga) con la playa de las Acacias, que los caprichos cambiantes de las obras públicas la han convertido en la última playa de Pedregalejo, la que linda con el arroyo Jaboneros, cuando antes los vecinos conocían como playa de las Acacias a la que se extendía desde este arroyo hasta el de los Pilones y a continuación empezaba la de Pedregalejo.

Lindes ribereños aparte, en los últimos años varios vecinos habían mostrado su preocupación por la lenta desaparición de las acacias del paseo, pues había llegado un momento en que sólo quedaban dos o tres, de gran tamaño y grosor, lo que daba idea de los años que tenían encima.

Consultado hace unos años el responsable de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, por este paulatino mutis por el foro sin reposición, informó a esta sección de que, cuando se reurbanizara la calle, el Ayuntamiento plantaría acacias.

Y, felizmente, así ha sido. Como explicaba hace unos días el propio Javier Gutiérrez del Álamo, la Gerencia de Urbanismo, que consultó el tipo de árboles con Parques y Jardines, acaba de plantar una decena de acacias en a lo largo de sus dos tramos, separados por la calle Eugenio Sellés. Son árboles, claro, de idéntica altura que en unos años proporcionarán algo de sombra, bastante belleza y una lluvia de flores blancas en primavera. Se acabó la preocupante desertización de esta calle. Vuelven las acacias a su paseo. Muchas gracias a quienes lo han hecho posible.

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