La increíble historia de unas piezas visigodas

26 Feb

En un apartado propio, el Museo de Málaga exhibe unos curiosísimos objetos visigodos procedentes de un cementerio de Castiltierra, en Segovia, en el que se explica la causa de que hayan viajado tan lejos.

La cuestión de dónde se deben exhibir los objetos arqueológicos es peliaguda porque provoca polémicas cíclicas en España.

Una pieza como la Lex Flavia Malacitana, cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, ¿debe volver a Málaga? En ese caso, la Lex Flavia Salpensana, que también se encuentra en Madrid y que se localizó en El Ejido, como la anterior, ¿debe conservarse en el Museo de la Aduana o en un museo de Utrera, dado que en esa zona se encontraba la ciudad de Salpensa para la que iba dirigida la ley?

Si todas las piezas del pasado se exhibieran en su lugar de origen, vaciaríamos de contenido y de sentido el Museo Arqueológico Nacional y, por ejemplo, para ver la Dama de Elche, deberíamos desplazarnos a Elche, aprovechando que las comunicaciones entre Málaga y Levante siempre han sido de una calidad tan exquisita como la de los trenes en Extremadura.

Pero es que, si a su vez esta política distributiva se aplicara a nivel provincial, la sección arqueológica del Museo de Málaga debería volver a las modestas vitrinas de la Alcazaba, porque tendría que devolver piezas a los más de cien pueblos de la provincia (perdón, municipios). En ese caso, como ironizaba el que fuera director del Museo, Rafael Puertas, deberíamos apañarnos con llenar las salas con mil trozos de cerámica para cubrir tanto hueco.

El caso es que tampoco en nuestra ciudad nos libramos de ejemplos de traslados histórico-artísticos notables. El caso más llamativo es el precioso retablo mayor de la Iglesia del Sagrario. Tras la destrucción del anterior a causa de la Guerra Civil la Diócesis de Málaga compró en los años 40 varios retablos de Archidona, mientras que el retablo mayor, del siglo XVI, lo adquirió de la iglesia parroquial de Becerril del Campo, en Palencia.

Pero también en el Museo de Málaga nos encontramos con piezas que nada tienen que ver con el pasado de nuestra provincia. Eso sí, han sido acertadamente colocadas en un apartado propio en el que se explica su azarosa vida.
Se trata de unos objetos de adorno (un collar, una hebilla de cinturón, un broche, un par de fíbulas o broches) de los siglos V a VII de nuestra era, procedentes nada menos que de un cementerio visigodo de Castiltierra, Segovia.

La presencia de este pasado segoviano en el Museo de la Aduana tiene su origen en los tiempos de sintonía entre Franco y Hitler, cuando nuestro audaz caudillo quiso dejar claro el origen ario del pueblo español y ordenó repartir a troche y moche por varios museos provinciales piezas visigodas, ante la llegada inminente a España de una pieza de cuidado: el nazi Heinrich Himmler.

Desde que tuvo lugar esta operación de falsificación histórica contamos con estos objetos. Eso sí, la explicación que acompaña deja claro que no están relacionados con Málaga sino con amistades poco recomendables.

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