Racha gloriosa para el desarrollismo malaguita

19 Feb

La inclusión del edificio de La Mundial en la Lista Roja del Patrimonio se suma a la críticas de Icomos, el organismo asesor de la Unesco a la construcción del rascacielos del Puerto y a la demolición de Astilleros Nereo. Estamos sembrados.

Cada vez más políticos en España gozan de cualidades tan excelsas como una expresión oral de andar por casa, escasa o nula experiencia laboral fuera del partido, obediencia ciega a la superioridad y un interés exarcebado por jubilarse dentro de la administración pública, pero sin hollar jamás un tribunal de oposición o cualquier otro concurso de méritos.

Con este panorama, las luchas por salvar el cuello y reengancharse a los sucesivos repartos de cargos son voraces y ahora asistimos al drama de todos esos excargos socialistas de la Junta a disposición de su partido, cuando el partido ya no dispone de colocaciones.

En el contexto actual de profesionalización de la política sin profesionales, que padecemos en España, hay que enmarcar la sonrojante política urbanística de nuestro Ayuntamiento, que en algunos aspectos se ha convertido en una simbólica huelga de mentes caídas.

Lo comprobamos en el sonrojante pasotismo ante las opiniones de expertos de contrastada valía. Volvió a ocurrir la semana pasada, cuando el prestigioso colectivo Hispania Nostra, una asociación sin ánimo de lucro que desde 1975 defiende el Patrimonio cultural españo, le sacó una simbólica tarjeta roja a todo ese colectivo de portentos de la política local y autonómica que con sus votos o gestiones van a propiciar que se eche abajo el edificio de Eduardo Strachan de La Mundial, en Hoyo de Esparteros.

Como protesta ante este urbanismo cazurro, Hispania Nostra acaba de incluir este edificio en su Lista Roja del Patrimonio Español. La solución no es levantar un pastiche fuera de contexto previa demolición del original.

El mismo sonrojo produce que se desoigan las recomendaciones de Icomos, el organismo asesor de la Unesco que considera una barbaridad y un perjuicio para la imagen de Málaga la construcción del hotel rascacielos del Puerto. Por cierto que Icomos también aboga porque nuestros políticos preserven los astilleros Nereo en lugar de que le pase por encima un paseo marítimo más.

Frente a estos gestos y opiniones, lo más que reciben estos colectivos es una sonrisa de conmiseración en los plenos y comisiones. ¿Qué sabran todos esos arquitectos, arqueólogos, historiadores y catedráticos de poner en valor Málaga, contar por fin con un edificio de Moneo cueste lo que cueste y levantar centralidades de la altura del Monte Gibralfaro?

La conmiseración con la que se trata a organismos como Hispania Nostra e Icomos contrasta con el deseo de nuestros políticos de que muchos elementos de nuestro patrimonio cultural lo sean de toda la Humanidad.

Dado que Icomos es la entidad que examina estas peticiones para la Unesco, ¿se atreverán a reclamar de nuevo que el Centro Histórico de Málaga sea Patrimonio Material de la Humanidad? Ni lo duden. Están en racha.

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