El busto de Jorge Guillén: entereza frente al vándalo

6 Jul

El monumento a Jorge Guillén, que ya pasó lo suyo con las obras del Puerto, vive momentos difíciles en el Paseo de Matías Prats, junto a la Malagueta, por la
sinergia emprendedora de algunos bípedos.

El pasado martes publicamos, en la edición de papel una de esas fotos que estremecen a toda persona con piel alrededor de su cuerpo. Proporcionada por un amable lector, fue tomada la semana pasada e inmortalizaba el (desdichado) busto de Jorge Guillén, rodeado de bastantes quintales de basura y botellas.

Igual que hay personas con destinos dispares, le ocurre algo parecido a las estatuas públicas, que lo mismo pueden transmitir la fama y gloria del homenajeado, que convertirse en blanco de los homínidos malaguitas, nebulosa horda de bípedos con manos prensiles que nos recuerda el arduo camino que condujo a la Humanidad desde el Paleolítico y el Neolítico hasta el Renacimiento y siguientes, con algunos baches evolutivos como Donald Trump o Nicolás Maduro.

En el caso del busto a Jorge Guillén, el poeta de la Generación del 27 lleva una época pasándolo nada más que regular. Como muchos sabrán, se trató de un regalo de la ciudad de Málaga en el 90 cumpleaños del artista, en 1983. La obra fue encargada al escultor antequerano Jesús Martínez Labrador, que en Málaga ya contaba con el famoso monumento a Cánovas del Castillo, inaugurado en 1975 en el Parque y luego trasladado al comienzo de su avenida.

El busto a Jorge Guillén se instaló en un primer momento al final del Paseo de la Farola, en una glorieta con el nombre del poeta. Las obras del Puerto pusieron la zona manga por hombro y la escultura fue retirada de este emplazamiento en 2007 o 2008 y arrinconada en la explanada de San Andrés, a la buena de Dios, como si se tratara de un bártulo sin valor alguno.

Esta situación llevó a la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo a denunciar la faena de aliño, con el envío de sendas cartas al Ayuntamiento de Málaga y la Autoridad Portuaria.

Las aguas volvieron a su cauce en marzo de 2015, cuando el autor de Cántico fue trasladado a la glorieta delante de la residencia militar, asomado al paseo marítimo (el Paseo de Matías Prats), cerca de su casa en la Malagueta, y con piedras del morro de Levante para adornar la obra.

Viendo la forma de comportarse de la horda borrachuza con todo monumento, ¿podemos esperar una evolución positiva de la obra artística? Todo dependerá de la diligencia municipal, pues otras, acosadas por mamíferos similares, han terminado como el Rosario de la Aurora: el caso más hiriente, el de Félix Rodríguez de la Fuente en los Jardines de Picasso, una obra que ha terminado rodeada de un camuflaje vegetal para que los vándalos no la localicen, con lo que difícilmente la detectan los usuarios civilizados.

¿Podría ser este el destino del busto de Jorge Guillén? No se lo merece, pero el lugar, recogido, invita al bebercio y a partir de ahí, a las prácticas tribales de lanzamiento de botellas y bolsas de basura. No es por dar ideas, es que ya está ocurriendo. Entereza.

Una respuesta a «El busto de Jorge Guillén: entereza frente al vándalo»

  1. ¿Y esta es “la Ciudad del Paraíso? Hoy, por las cosas que se ven, se diría que el paraíso ha sido asaltado por vándalos desde todos los ángulos posibles en geometría y en geopolítica…¡Qué pena, qué rabia y qué impotencia ante estas cosas!
    Recuerdo que hace décadas algo por el estilo se hizo en el Parque de Málaga con la glorieta que el Ayto. dedicó a don Modesto Laza Palacios… ¡En fin, en fin…!

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