La interpretación futura de este presente ignoto

25 Ago

En un futuro muy lejano, de la Málaga del siglo XXI sólo quedarán, como suele ser lo habitual, restos arqueológicos en forma de cimientos y lienzos aislados de paredes y quién sabe si algún móvil de última generación, que para entonces parecerá de tiempos de los dinosaurios.

Serán estas humildes evidencias las que, junto con los testimonios escritos y audiovisuales, nos ofrecerán un puzzle con el que interpretar algo que casi todos nuestros políticos ignoran: lo que sucede en nuestros días.

El paso del tiempo puede incluso convertir en ruinas –que ningún experto debería reconstruir– el edificio del siglo anterior de los Campos Eliseos, la mayor burla urbanística de la ciudad y que un servidor ha homenajeado en un montaje fotográfico, incrustándolo en un conocido grabado del siglo XVI que puede verse en el blog de La Opinión (http://blogs.opinionmalaga.com/la-ciudad/2010/01/23/al-pie-de-gibralfaro-1564/). Todo sea dicho.

Pero no todo serán desórdenes urbanísticos fruto de una ciudad turística desbocada durante medio siglo. Quedarán rastros de inteligencia institucional en forma de calles peatonalizadas y carriles bici o la prometedora unión del Puerto con la ciudad, todavía separado por el cinturón de coches del Paseo de los Curas.

Pongamos a los arqueólogos en un aprieto interpretativo cuando se enfrenten con pintadas del siglo XXI, realizadas con primitivos aerosoles, bien por libre o con una especie de plancha. ¿Captarán la ironía de la pintada que todavía puede verse en la calle Fresca, en la pared del Palacio del Obispo?. Reza «Las cosas de palacio van despacio».

¿Y qué consecuencias poéticas extraerán de esta frase pintada en el campo de fútbol del Romeral?: «Alza los ojos y mira al cielo». Más enigmático, si no tienen grabaciones, será para ellos el dibujo de un músico barbado en la calle Nueva con el lema «Rockberto vive».

Aunque lo que les producirá muchos debates será la «Muerte a la era industrial», que puede verse junto a la residencia militar de Castañón de Mena.

Pero lo que sin duda constituirá un gran enigma para todos ellos será la proliferación en Málaga de centros de interpretación de todos los personajes y objetos posibles, una tendencia al alza que tras la crisis económica seguiría siendo la baza política por excelencia. Esto, claro, es un futurible, pero no deja de ser una inquietante amenaza.

La extracción

Entre las acciones más deplorables y majaronas que se recuerdan en la Málaga reciente, quede para la leyenda la extracción de una marquesina de autobús para venderla en un desguace. Por suerte, el honrado propietario del desguace informó al Ayuntamiento de la llegada del bicho.

Háganse ahora una idea de los esfuerzos ímprobos para arrancar de cuajo una marquesina de la vía pública, subirla a alguna furgoneta y entregarla en un desguace con toda la jeta del mundo, como quien se la ha encontrado tirada en la calle. Merecen los autores de este lamentable suceso entrar en la categoría de majarones perdíos, además de en las listas de más buscados de la Polícia Local.

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