La huella colonial de la planta del cacao

14 Feb

Hace unos días esta sección habló de los antiguos jardines de aclimatación de Málaga, los que preparaban a las plantas que venían en barco desde la América más cálida para acostumbrarse al clima europeo.

Coincidiendo con la feria de agosto del año 1900, la que alumbraba un esperanzador siglo XX (aunque para algunos expertos, el siglo en realidad comenzó en 1901), se celebró una exposición industrial que también mostró, en esos alicaídos tiempos todavía con la resaca de la Guerra de Cuba, los mejores productos del campo.

En esa exposición llamó mucho la atención una planta de cacao que había sido cultivada en unos jardines de Pedregalejo. El cacao cultivado en España era por entonces cosa extraña, y lo cierto es que en la mente de los malagueños lo ha seguido siendo.

De hecho, una de las pocas plantas de cacao que resistieron el paso del tiempo en Málaga se encontraba en el colegio San Estanislao, en El Palo. Pero este cacao, si bien duró unos años, bien puede decirse que fue flor de un día. De hecho, con motivo del 125 aniversario del centro se publicó el libro Flora del colegio San Estanislao, a cargo del siempre inquieto profesor Miguel Ángel Delgado, en el que ya no consta esta planta, aunque sí lo hace una especie igual de exótica: el tabaco moruno (Nicotiana glauca). De la rareza del cacao deja constancia Blanca Lasso de la Vega, botánica de La Concepción, que recuerda que la planta del chocolate estuvo de forma experimental en Málaga en el siglo XIX y quizás principios del XX. La pena es que no se da bien y al tiempo se pierde, informa. La botánica no tiene ahora mismo datos de que algún jardín de la capital tenga esta exótica planta.

Habría que ver las caras de asombro de los malagueños contemplando ese cacao, instalado en una de las casetas de la exposición industrial, en la plaza de la Merced (entonces plaza de Riego). Eran tiempos de muchas carencias, del varapalo económico por el desastre del 98 y hasta la Sociedad Propagandística del Clima, además de propagar las bondades climáticas, tenía a su vez que rogar a la Autoridad Portuaria que colocara retretes en el puerto para los pasajeros.

Ese cacao de la plaza de la Merced no era sólo una planta exótica, era también el apagado reflejo de las colonias que España perdía definitivamente, de ahí la ilusión del malagueño de entonces porque una huella del pasado perdido continuara cultivándose en Málaga, como esas plantas de América que nunca más volverían.

Camuflaje

Parapetado en uno de los lugares más céntricos del Parque de Málaga, desde hace unos años es imposible localizar al homenajeado comandante Benítez, de quien el año pasado se cumplieron 90 años de su muerte en los días previos al desastre de Annual.

Las palmeras que rodean el grupo escultórico ocultan al famoso militar, que deberá esperar unos años hasta que los árboles se estiren más para que pueda volver a ser visto por los paseantes. Cosas de la Naturaleza.

Una respuesta a «La huella colonial de la planta del cacao»

  1. Hola Alfonso. Como siempre, estupendo en todo. Sabes que te leo y te sigo, y como éste no es el primer texto periodístico-informativo tuyo sobre cosas de plantas en esta ciudad, aprovecho para decirte que tengo en mi poder (repetido el número, pero si no lo estuviera, igual te lo ofrecía) el núm. 9 de GIBRALFARO, del año de 1958, donde entre otras cosas del padre agustino Andrés Llordén, Fermín Requena, Diego Vázquez y mi propio padre, hay un artículo de mi tío y padrino Modesto, “Flórula Farmacéutica Malacitana”, que podría ser de tu interés. Te lo ofrezco, y te vuelvo a felicitar por tus escritos. Por todos. (Los que conozco, claro)
    Un cordial saludo.

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