Periodismo hoy

12 May

El ritual que tranquiliza cada domingo. Desayuno lento con lectura pausada del periódico sobre la mesa. Noticias y artículos paladeados fuera de prisas. Ayer La Opinión reflejaba la tristeza por la muerte de Rafael de Loma a quien yo conocía sólo de leídas, que es como creo que a cualquier profesional de las escrituras periodísticas más le gusta que lo conozcan. Disfrutaba de sus artículos en los que reflejaba no sólo los sólidos conocimientos que tenía sobre los vaivenes de la sociedad española actual, sino una destreza estilística que se consigue tras muchos años de insistencia en llamar al lector línea a línea hasta comunicarle algo entre los renglones. Desde aquí doy un abrazo a su hijo José María, nuestro compañero en este periódico y cuyos artículos continúan tipo a tipo la línea de profesionalidad de su padre. Me encanta El Palique y sus muchos seguidores demuestran el alto grado de calidad y de atracción que genera mediante la gracia con la que José María narra y enfoca una serie de hechos de los que se ha informado a través de tantas fuentes que, a mí al menos, casi siempre me dejan sorprendido. Un orgullo para su padre. Por los recuerdos que sus compañeros y amigos Juande Mellado, Tomás Mayoral o José Luis Yagüe pusieron ayer por escrito he descubierto una biografía que se fundamenta sobre una vida entregada al periodismo entendido de buena manera, esto es, como un servicio público que vigila a quienes buscan el secuestro de la libertad ciudadana. El periodista pelea cada mañana contra esos intentos de provocar la ceguera colectiva de un pueblo. A veces el enemigo es uno, a veces es el menos pensado. La honradez del informador y del opinador reparte a diestro, a siniestro y a centro. Quien te felicita por lo bien escrito que está un reportaje sobre un asunto que coincide con su visión del mundo, te busca por esos bares de dios para romperte la cara porque hoy se ha descubierto bajo el foco de tu columna. Así son las reglas no escritas de este oficio, el único que garantiza la libertad de una sociedad, siempre que se ejerza bajo las condiciones adecuadas, claro está. Las dictaduras también publican periódicos.

Don Rafael ha muerto en fechas muy cercanas al 3 de mayo, día mundial de la libertad de prensa. Los periodistas de su generación crecieron entre una total falta de libertades públicas. Los periodistas de las nuevas hornadas están padeciendo un panorama no menos desolador. El informe sobre la libertad de prensa en España advertía de una pérdida en la capacidad informativa de los medios, lo que para el ciudadano se traduce en una inmediata merma de su capacidad de conocer y de decidir, esto es, vuelvo a lo dicho, de su libertad. Son muchos los factores. El periódico, como canal, como objeto que se usa para la transmisión del mensaje, se encuentra ante una revolución tecnológica que no ha definido todavía sus caminos. Para que un periódico cumpla su misión tiene que ser una empresa rentable que pueda disponer de una plantilla de trabajadores suficiente y bien remunerada. Además, la única seguridad que el ciudadano tendrá de que la información, llamémosla comprometida, salga de las cajas fuertes es que existan muchos medios. Lo que no saque uno a la luz, lo hará otro por mera rentabilidad, no por bondad. Así son las cosas. A esta crisis tecnológica, hay que unir la económica que ahora sufrimos, pero también una crisis de actitud moral ante el periodismo por parte de políticos, sindicatos y otras instituciones públicas que deberían ser más respetuosas con los medios. En mitad de este maremoto nacional, cuando no hay día en que los medios no asusten al ciudadano con una nueva corruptela en los titulares, cunde la moda de las ruedas de prensa sin opción de preguntas, de las llamadas de los propios gabinetes de prensa de instituciones para reconvenir la actitud de tal o cual periodista, y cunden, en definitiva, múltiples métodos que intentan vestir a los ciudadanos con esparadrapos en ojos, oídos y boca. Una biografía, la de Don Rafael de Loma dedicada a impedir estas apetencias totalitarias. Descanse en Paz.

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