Sol y playa

21 Nov

Málaga está en Londres de disimulo ante la crisis, para atrapar clientes que nos la hagan más llevadera. La consigna de nuestros políticos en el World Travel Market es la de convencer a los operadores turísticos ingleses de que el destino andaluz no es tan caro como pueda parecer pues ofrece mayor seguridad que los baratos competidores de la otra orilla mediterránea.

Políticos y empresarios de todo signo sonríen y se cogen de la mano, ofreciendo una imagen de cordialidad inusitada. No creo que se hayan puesto de acuerdo para no tirarse los folletos a la cara, más bien apunto a que se trata de canguelo a que el sol se quede más solo que la una en la temporada alta más baja que se recuerde.

Unos dicen que están aprovechando el bajón turístico para renovar las instalaciones, apoyando con 1.000 millones de euros un plan “renove”. A mí la lógica me dice que el mejor momento para renovarse es el de la bonanza económica, cuando para soportar la demanda te ves obligado a crecer o a dedicarte a otra cosa, pero Andalucía es diferente. Aquí por lo que parece, uno se arregla cuando las cosas van mal, porque no queda otro remedio. Es por ello que no me creo los buenos augurios que preconizan las buenas caras de nuestros políticos pues ya avanzan otros 1.000 millones para un plan “future”.

Nuestra Junta está contenta o eso dice a los medios porque ha hablado con algunas compañías británicas que le han dicho al oído que creen que Andalucía será el primer destino que se recuperará de la crisis. Para dentro de un lustro. Qué miedo.

Lo único que queda claro de las declaraciones de algunas de estas empresas británicas es que lo que les interesa de Andalucía es el mismo turismo de sol y playa que los criticones como yo intentamos echar abajo cada año en busca de otras ofertas alternativas de ocio “espiritual” que pasen por la cultura y demás tonterías. Menos mal que nadie nos hace caso; llevaríamos al turismo andaluz a la ruina por inconscientes, elitistas y aburguesados.

El turismo británico quiere eso, pues nada, me rindo. ¿Para qué nos vamos a gastar el dinero en otra cosa? Sombrillas cómodas y bronceador, en eso deberían de gastarse los dineros nuestros gerentes del turismo, en subvencionar chiringuitos y preparar los mejores hamaqueros en cursos especializados. A lo sumo, incentivar la venta ambulante de bocadillos de jamón serrano en las playas y fomentar el cuadro flamenco que actúe en las orillas pasando el plato. Con cabra, mejor.

He leído que Arenas criticó que algunos políticos estén en Londres comiendo jamón serrano. Desde luego, mejor que coman jamón que cuscús o falafel, ya te digo, y no quiero ni imaginármelos degustando tzatziki griego. Sinceramente, la foto con el jamón, me recuerda a Fraga en Palomares o al ex ministro Cañete con sus vacas locas, puestos a elucubrar, sospecho que la única manera de que el jamón serrano te pueda sentar mal, deba de ser así, asustado de que cada vez podamos ofrecer nuestra mejor sonrisa a menos turistas. Que coman, que coman, y que sigan pagándole la publicidad a las compañías aéreas inglesas, por la cuenta que nos trae. Que disimulen como puedan el miedo y que convenzan de la seguridad que incluye en el precio nuestra oferta.

A los malagueños de a pie nos queda tomarnos una caña y cruzar los dedos.

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