Tareas compartidas

15 Abr

Inmersos en problemas gravísimos de alcance mundial que nos ocupan casi obsesivamente (la invasión de Ucrania,  la interminable pandemia,  la erupción del volcán, la subida incontrolable del precio de la electricidad, la inflación galopante, las tormentas devastadoras, el ascenso de la ultraderecha…), vengo hoy con un problema que parece minúsculo e intrascendente aunque, si bien se mira, no lo es.  

No lo es porque se trata de una cuestión cotidiana, que afecta a todos los hogares del mundo, de la que depende el bienestar de todos y de todas,  Una cuestión a la que en muchas ocasiones se adhiere una enorme injusticia de consecuencias determinantes.

Cuando hablamos de sexismo, solemos quedarnos en el ámbito de las grandes teorías.  Somos iguales, tenemos los mismos derechos, deberíamos tener las misma oportunidades. Y no está mal que nos remitamos a las teorías. Pero hace falta bajar la reflexión a un ámbito concreto, cotidiano y de continua aplicación. Me refiero en este caso a las tareas domésticas. Se trata de unas tareas que muchos hombres consideran genéticamente atribuibles a la mujer. Recuérdese que no hace mucho, cuando se preguntaba por la profesión de una mujer, se decía: sus labores.  Una vez más se hace preciso repetir el contundente  título del libro de Rose y Levontin: “No está en los genes”.

Todavía se ve algún energúmeno que, cuando se tropieza con una mujer conduciendo con lentitud o torpeza, se asoma a la ventanilla y le dice gritando:

  • Vete a la cocina, que es done tienes que estar.

Me gustaría saber lo que ha pasado durante el confinamiento en los hogares. Todos encerrados en el domicilio días y días. ¿Quién ha limpiado, fregado, planchado cocinado, regado, cambiado las sábanas…? Porque en esas circunstancias no había excusas laborales que impidiesen a los varones adueñarse de la fregona y de la escoba-

Hace algunos años, escribí en esta misma sección un artículo titulado “Pequeños amos de casa”. Hablaba en él de una experiencia que había conocido  a través de Ana Sancho,  la  mujer emprendedora que había tenido la iniciativa de ponerla en marcha. Ana regenta el acogedor Hotel Acuarela en la ciudad de Burgos. Tuve la suerte de alojarme en él. Y allí supe que grupos de escolares acuden al Hotel para aprender tareas de importancia como son las tareas del hogar: planchar una camisa, hacer una cama, limpiar un lavabo… Niños y niñas, chicos y chicas…

Posteriormente volví a la experiencia  impulsada por Ana Sancho en otro artículo titulado “La igualdad está en tus manos”, a raíz de otra iniciativa que  había lanzado al mercado comercializando unos guantes amarillos que tenían este lema: “La igualdad está en el guante”. Es el avance de pequeños pasos hacia objetivos de enorme calado. 

Cuando una mujer es asesinada por su pareja, nos invade el dolor, la rabia, la indignación… Hacemos minutos de silencio, guardamos luto, organizamos manifestaciones. Y yo me pregunto ante cada cadáver: ¿dónde están las causas?, ¿cómo eliminarlas para que dejen de producir tantas muertes y tantas lágrimas? Y la causa está en el sexismo. La causa está en el patriarcado.  Y ya vemos que hay quien niega que exista la causa, Y si se niega, ¿cómo luchar contra ella?

Ana Sancho y Noelia Ferrer acaban de publicar un libro con el título: ”Tareas compartidas, familia feliz”. Yo añadiría: “Tareas compartidas, mundo más justo”. Porque la construcción de la igualdad no solo mejora a las personas y a las familias, mejora el clima social. Es una forma de aprender y practicar  igualdad y de generar hábitos saludables. Ana se  define como emprendedora nata y Nuria es creativa y redactora publicitaria. Se nota su mano en la atractiva edición de esta obra.

Las autoras se hacen (nos hacen) una curiosa pregunta en las primeras páginas: ¿y si nadie hiciera  las tareas?, ¿qué pasaría si nadie cocinase, ni limpiase, ni ordenase nada, ni lavase nada…? No es difícil imaginarse el caos y el bloqueo de la vía de la familia.

Cuidar las cosas es cuidar a las personas.  Por eso me parece muy acertado referirse en el título del libro a la felicidad de la familia. Para cuidar las cosas hace falta tener voluntad de hacerlo,  hay que saber hacerlo y hay que tener tiempo para hacerlo bien.

Las autoras nos explican todo lo que hay que hacer y, sobre todo, cómo hacerlo bien. Se trata de un libro muy práctico que nos invita  al cuidado minucioso, al justo reparto y al disfrute del hogar.

Es difícil mantener  la tesis de que las tareas domésticas le corresponden en su integridad a las mujeres. ¿Por qué? Y ahí luchamos contra la historia, contra los estereotipos y contra el sexismo. Por eso me parece estupendo que el Programa “Pequeños amos de casa”, ya desde el primer enunciado, se plantee en masculino  

Cuando la mujer conquistó el espacio laboral fuera de la casa, se cargó en muchas ocasiones con dos trabajos. El que antes hacía en la casa y el que comenzaba a realizar fuera del domicilio. Y así, el hombre, que llega antes a la casa después de su jornada de trabajo, se sienta en el sillón hasta que, cuando llega la mujer después de realizar su trabajo en la fábrica o en el despacho, le pregunta por lo que van a cenar. 

El libro tiene una vertiente práctica de mucho interés ya que habla de las diferentes tareas y plantea muchas sugerencias concretas para realizarlas de manera eficaz.

Las autoras dicen “Está claro: si todos los miembros de la familia tienen la suerte de disfrutar de ese fantástico hogar, todos los miembros de la familia tienen la obligación de co-la-bo-rar (que no ayudar, importante) en las tareas del hogar”.

El paréntesis tiene una justificación que todos conocemos. Algunos hombres,  se sienten generosos cuando dicen que ellos ayudan a realizar las tareas, dejando muy claro al decirlo así, que son las mujeres quienes tienen esa responsabilidad.

No es una cuestión genética. Fregar el suelo, lavar los platos, hacer una paella, limpiar el baño, planchar una camisa… son  tareas que se aprenden. Y eso es cultura y educación.

Algunas mujeres echan de la cocina a sus parejas porque dicen que generan más trabajo, ya que muestran una torpeza que se considera interesadamente innata. Es un círculo vicioso: como no lo sabemos hacer nos echan de la cocina y como nos echan de la cocina no lo aprendemos a hacer. 

Ana y Nuria hacen sugerencias prácticas sobre el reparto de tareas: “Puede ser siempre la misma persona porque se le de mejor o simplemente le guste más esa tarea que otra. Puede ser una tarea rotativa, diaria, semanal… Puede ser un trabajo ideal para hacer en equipo. Incluso puede haber cosas que contratemos, un servicio externo. Cada familia es un mundo y tenéis que pensar qué va a funcionar mejor en vuestro caso”.

El libro tiene un diseño atractivo, original, y didáctico. La maquetación, la tipografía y el color facilitan la lectura  y propician la comprensión.

Añadiré algo que   estoy seguro  que les parecerá bien a Nuria  y a Ana: sería estupendo que realizásemos las tareas domésticas con la satisfacción que supone hacer un poco más agradable la vida a quienes queremos. Es decir, tratar de que esas tareas no sean una carga insoportable sino un modo de decir a los demás te quiero.

Existe en esta cuestión una indudable vertiente educativa. Desde pequeños, los hijos y las hijas pueden y deben aprender a colaborar en la realización de las tareas domésticas. Una actitud sobreprotectora traerá, a la larga, consecuencias nefastas para los niños y los jóvenes. No es positivo que vean cómo los padres ponen la mesa, por ejemplo, mientras ellos están tumbados en el sofá maltratando a golpecitos su móvil.

Las tareas domésticas son necesarias y no se hacen solas. Es responsabilidad de todos los miembros de la familia mantener limpio y ordenado el hogar. Nosotros hacemos los espacios y los espacios nos hacen a nosotros.

En este asunto hay cuestiones de comodidad, de estética, de higiene, de economía, de salud,  de convivencia, de justicia, de igualdad, de felicidad…  No conozco muchos otros más importantes.

Para los militantes y simpatizantes de Vox que niegan la violencia de género, aquí tienen otro campo de violencia machista. Un campo que el patriarcado reserva a la mujer, sin tener en cuenta que es una cuestión de poder. Las mujeres, en ocasiones, hacen suyas las imposiciones que han ido calando en su mente. Y no hay mayor opresión que aquella en la que la oprimido (la oprimida, en este caso)  mete en su cabeza los esquemas del opresor. 

23 respuestas a «Tareas compartidas»

  1. Queridos lectores, queridas lectoras:
    Como sabréis el Sábado Santo no hay prensa. LO mismo que sucede el día 25 de diciembre y el 1 de enero.
    El Director del periódico suele elegir el viernes para hacer la publicación, aunque en alguna ocasión lo ha dejado para el domingo.
    Por eso el artículo está visible desde el viernes a las 01.00.
    Saludos y feliz SS.
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    • Hola Miguel Ángel, muchísimas gracias como siempre un regalo leerte. ¡Qué suerte tengo de contar contigo y poder compartir paso a paso los avances del proyecto!. El apoyo que me has brindado desde el inicio y el cariño con el que sientes y escribes sobre Pequeños Amos de Casa es único. Espero de corazón seguir informándote de todos los avances que estén por llegar. Desde aquí animaros a todos a colaborar, compartir, participar en las tareas del hogar. Hay motivos para ser optimistas. De los más de 2000 niñas y niños que han participado en los talleres de Pequeños Amos de Casa, todos ellos me han demostrado que quieren y que somos los adultos quienes debemos dejarlos hacer. Las tareas del hogar son una fuente de valores y no una carga. Es vital educar desde una edad temprana para que se convierta en un hábito y todo fluya de forma natural. En casa todos somos iguales. Espero de corazón que disfrutéis en familia del libro “Tareas compartidas, familia feliz” y que vuestro ejemplo sirva para crear un mundo mejor. Un fuerte abrazo y mil gracias!!. Ana

      • Querida Ana:
        Aun recuerdo aquella primera comunicación al salir de tu Hotel Acuarela para ir a impartir mi conferencia.
        Vi la enorme ilusión que tenías en tu proyecto, que entonces comenzaba.
        Me gustó mucho, como sabes. Pero me está pareciendo formidable la perseverancia, la constancia y la mejora a través de la experiencia.
        ¡2000 niños y niñas! Es fantástico.
        El libro está muy bien pensado y muy bien editado. ENHORABUENA Y ÁNIMO.
        GRACIAS POR PARTICIPAR EN EL BLOG.
        Muchos besos.
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  2. Felices fiestas Miguel Ángel y familia.
    Yo, el tema de hoy lo titularia: menos predicar y dar más trigo.
    Como dices, y yo me adhiero a ello, cada família és un mundo, y como tal tiene sus formas de funcionar. Sólo funciona bien cuando los dos están conformes con ese funcionamiento. Con las teorías machistas de Box también puede funcionar, eso sí la mujer acepta las teorías esclavistas. Con una mujer libre y consciente de su igualdad ante el hombre, las cosas solo funcionarán con los parámetros de igualdad.
    Llevo 46 años con mi esposa. No nos decimos lo que tiene que hacer uno u otro y puedo decir que todo va como un reloj, si no suizo, como uno que marca su hora.
    Siempre he entendido y entiendo que si los dos trabajan fuera, los dos trabajan dentro. Lo contrario solo lo entiendo bajo el desamor y , cómo puede funcionar un matrimonio sin amor?
    Felices días de vacaciones en el buen entendimiento.

    • Querido Joaquín:
      Han cambiado muchas cosas. Lo que pasa en tu casa no era lo que pasaba en la casa de tus padres (ni de los míos).
      Cuando se producía la jubilación del hombre, la mujer seguía encargándose del 100$ de las tareas.
      Hemos cambiado los hombres y también las mujeres. Porque es necesario un cambio en los dos: si una mujer piensa que LO SUYO es fregar, no le quitan el estropajo ni entre ocho. Ahora bien, si piensa, como tu dices, en el principio de igualdad, podrá compartir las tareas con su pareja y con los hijos (y las hijas).
      El título que propones tiene mucho calado.
      Un abrazo.
      Gracias por el comentario y por el ejemplo.
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  3. Querido Maestro:
    La equidad en las tareas de las familias, las aprendemos con los ejemplos.
    Y como bien dice los tiempos de hoy no son los mismos que los de antes.
    Algo ha cambiado y a las mujeres nos ha costado, sangre (porque ha habido muertes)
    sudor,(porque cuesta cambiar las estructuras mentales) y muchas lágrimas (porque los cambios no se consiguen en un día).
    Las personas que han sido educadas bajo un régimen opresor, dónde aquí mando yo y se hace lo que yo digo, es difícil que no tenga secuelas de ese martirio.
    Alguien alguna vez me dijo, ahora que estamos en Semana Santa, y hablamos de cruces, que las que yo tenía no eran de madera, sino de hierro que pesan más.
    “Cuanta razón tenía aquella mujer”
    Los estereotipos que tenemos en la mente nos hace casi imposible cambiar nuestras mentes.
    Y por supuesto, queremos hacerlo pero el trabajo que cuesta es enorme.
    Tenemos muy marcado la superioridad del macho alfa en nuestra memoria, unas veces por las malas conductas de las personas que se suponen deberían de querernos, otras por las circunstancias de la vida y muchas otras por la responsabilidad tremenda que las mujeres hemos asumido.
    Cambiar el chip nos costará tiempo y mucho esfuerzo.
    Pero lo conseguiremos porque queremos a las generaciones más jóvenes y tenemos que enseñarles que entre todos se crea y mantiene unos hogares perfectos.
    Con amor y sentimientos se consigue las cosas imposibles.
    Sin más, deseando que todos disfruten de una buena Semana Santa, me despido desde la comunidad Valenciana, donde estoy pasando unos días entrañables.
    Muchos besos para todos.

    • Querida Loly:
      Que disfrutes en la comunidad valenciana durante los días de viaje que hayas planificado.
      Tienes razón al decir que no se cambia fácilmente porque hay estereotipos muy arraigados y porque el patriarcado tiene mucha fuerza.
      Me preocupa mucho lo que está pasando con la juventud. Veo signos inquietantes de retroceso.
      Seria una pena que el esfuerzo de tantas mujeres (como dices, pagado con muerte, lágrimas y sudor) que ha supuesto indiscutibles avances, se perdiera por falta de inteligencia y compromiso.
      La igualdad no es solo un enunciado teórico, tiene concreciones muy claras como la que hoy estamos analizando.
      Gracias por tu participación.
      Besos.
      MÁS

  4. Muy buenas Magister!
    Creo también que es la prueba del algodón de la igualdad real. Frecuentemente a mis compis MU-Machos teóricos del feminismo y a mi mismo le hago y me hago una pregunta clave… Cuántas veces has limpiado el water este mes? (Silencio esclarecedor)
    Quiero compartir un esquema- guión de un taller para encontrar vacunas y antídotos.
    Magister si conoce alguna otra vacuna o antídoto me alegraría muchísimo que la compartiera. Gracias.
    Desde los confines interestelares hemos recibido una llamada de auxilio del planeta Sororidad
    Un terrible virus está afectando a toda su población.
    Muchas personas No lo reconocen y siguen sufriendo sus consecuencias.
    Debilita a la mitad de la población y le hace padecer múltiples padecimientos.
    A la otra mitad le concede privilegios tóxicos.
    Necesitamos urgentemente encontrar LOS antídotos para contrarrestar los efectos nocivos del virus y además crear una nueva vacuna para que jamás les vuelva a afectar.
    Atención ese virus se denomina
    P- A triarcado y M-A chismo!
    Antídoto y Vacunas:
    1. COEDUCACIÓN
    2. IGUALDAD DE GENERO.
    3. Feminismo
    4. Educación afectivo- Sexual
    5. Gafas violetas.
    6. Políticas de Igualdad
    7. Planes estratégicos para la Igualdad.
    8. Leyes contra la Violencia de género.
    9. Igualdad real de derechos,dignidad y Salarios.
    10. Relaciones amorosas Igualitarias.
    11. Educar en el Cuidado y buen trato.
    12. Lenguaje inclusivo no sexista.
    13. Espacios inclusivos.
    14. Masculinidades igualitarias.
    15. Empoderamiento femenino y Sororidad.
    16. Compartir las tareas del Hogar.
    17. ABOLICIÓN del Género y del Androcentrismo.
    18. Abolición de la prostitución y vientres de alquiler. Nunca más la Mujer como objeto de deseo ,de uso y abuso.
    19. Abolición de la Ley del Agrado, los Roles y estereotipos de género y los prejuicios.
    20. Campañas De publicidad No sexista.

    Bueno, Miguel Ángel, un placer leerte todos los sábados aunque publiques los viernes por estas fiestas no muy santas Nacional católicas.
    Mil abrazos y besos a toda la Familia.

    • Querido Miguel, querida Gema:
      Magnífico y exhaustivo programa para acabar con esa terrible lacra del sexismo.
      Voy a añadir un elemento más que afecta a todos los demás: CONSTANCIA. Y lo digo porque creo que hay signos preocupantes de retroceso en algunas de estas cuestiones.
      Veo jóvenes (chicos y chicas) que muestran signos inquietantes que creí que estaban superados. y es que me parece importante consolidar los avances, asentarlos, fortalecerlos.
      Y me parece también inquietante que haya partidos políticos que nieguen la existencia del problema.
      Y por eso añado otro elemento: APRENDIZAJE VICARIO. El ejemplo. Tenemos que hablar mucho de los valores porque no los respetamos.
      Me permito añadir un tercer elemento: HAY QUE LEER, hay que formarse. Y hay mucho y bueno escrito sobre feminismo.
      Un gran abrazo de Málaga a Almería y mil gracias por el completo programa de avance.
      MÁS
      PD. Hay tres días sin prensa escrita: Sábado Santo, 25 de diciembre y 1 de enero. Como salgo el sábado, siempre me afecta la primera fecha y, las otras dos, alguna vez.

      Me parece estupenda la metáfora de la prueba del algodón de la igualdad.

  5. Me ha parecido estupendo el artículo porque, algunas veces, los discursos teóricos no se corresponden con lo que pasa en la práctica.
    Está claro que no hay nada en la genética que haga pensar en que las tareas domésticas son propias de las mujeres. Es una atribución cultural que ha castigado a las mujeres.
    Estoy segura de que durante el confinamiento han sido las mujeres las que han soportado el peso de las tareas.
    Tenemos que luchar por la igualdad.

    • Querida Raquel:
      Eso de “yo echo una mano” en las tareas, nos pone en evidencia a muchos hombres. Nos consideramos buenos compañeros porque hacemos algunas cosas que antes no hacíamos.
      Es que las tareas domésticas (sobre todo cuando la mujer trabaja fuera de casa) está muy claro que las tareas han de ser compartidas.
      Cuando un hombre se jubila, deja el trabajo, pero la mujer no se jubila nunca porque las tareas domésticas son necesarias siempre.
      La igualdad exige que se compartan las tareas.
      Y, sí, habrá que seguir luchando.
      Besos. Gracias.
      MÁS

  6. Creo que la experiencia Pequeños amos de casa es magnífica. Ya en el título encierra dos ideas interesantes. La primera tiene que ver con la referencia a los varones y la segunda con los niños y las niñas. Es educativo que los pequeños aprendan a colaborar y a ser responsables.
    Si se aprende desde la infancia que la casa es el espacio de todos y todas quienes la habitan, se ha ganado mucho terreno.

    • Estimado Javier:
      La educación en la responsabilidad de los niños/as y jóvenes es muy importante.
      Algunas veces se complican las cosas cuando en la casa se contrata a una persona para que realice las tareas. Porque los niño/ass pueden pensar que a esa persona se le paga para que ordene lo que ellos desordenan o para que limpien lo que ellos/as ensucian.
      No. A esa persona se la paga no para que ellos/as sean perezosos, descuidados, desordenados y sucios.
      Gracias otra vez. Un cordial saludo.
      MÁS

    • Hola Javier, muchísimas gracias por valorar la iniciativa. Sin duda es la forma más rápida y real de avanzar en igualdad y corresponsabilidad. El involucrar a los más pequeños del hogar en las tareas domésticas hace que los adultos modifiquemos conductas y nos demos cuenta de la importancia que tiene el formar Equipo con ellos. No hay que olvidar que somos sus “influencers” y que ellos están deseando aportar su granito de arena. Tod@s en modo ON!! . Un abrazo. Ana

  7. Es importante ir nutriendo de nuevas perspectivas, que hagan sencilla la transición de una sociedad sexista a una sociedad equitativa en la igualdad de oportunidades. Hay una relación muy amigable entre convertir lo cotidiano al ideal, hasta los aprendizajes de las escuelas han tomado ese rumbo.

    Además, destaco y coincido que el cuidado del hogar es precisamente para el bienestar de las personas, considerando que estar bien también es el cuidado de la salud afectiva/emocional. Muy buen artículo, gracias nuevamente.

    • Estimado Nicolás:
      Gracias por tu comentario, cuyo contenido comparto íntegramente.
      Además de lo relacionado con el sexismo está la cuestión de la generosidad. Si comparten un piso tres amigas, no es justo que una sola cargue con las tareas.
      Es una cuestión de justicia compartir las obligaciones.
      Pero en una familia, el problema es que se piensa que las mujeres son las encargadas. Y lo más grave, es que las tareas se lo crean las mujeres.
      Un cordial saludo.
      MÁS

  8. Este es un problema en el que hay poco que discutir y mucho que hacer. Aquí está la práctica que permite ver qué valor se le da a la teoría.
    Dice Joaquín que una cosa es predicar y otra dar trigo. A veces se nos llena la boca con teorías muy elevadas pero en la práctica nos vamos a lo cómodo, a lo fácil y dejamos el trabajo de cada día para las mujeres.

    • Estimado Javier:
      Sí, este es un buen test para medir nuestro feminismo.
      También el de las mujeres. Porque si ella dice, yo puedo fregar o no fregar, puede salvarse.Pero si ella dice “´lo mío es fregar” no le quitan el estropajo ni entre ocho.
      Gracias por escribir y, antes, por leer.
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  9. Esta es una cuestión pragmática que nos exige tomar posiciones desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.
    Hay unas tareas que hacer, eso nadie lo puede discutir, porque no se hacen solas: comprar, cocinar, limpiar, lavar, planchar…
    Y está muy claro que no tienen por que ser tareas nuestras, de las mujeres.
    El problema es que la tradición casi se ha convertido en una exigencia.
    Hay que acabar con esa injusticia. Por eso me parece estupenda la iniciativa de Ana Sancho

    • Querida Sandra:
      Me alegra verte de nuevo por aquí.
      Tienes toda la razón del mundo.
      Eso hay que plantearlo, como dices tú y como hace Ana en su proyecto, desde la infancia.
      Hay que hablar tanto de igualdad porque no la practicamos. Y los niños (y las niñas) imitan lo que ven.
      Besos y gracias por participar en el blog.
      MÁS

  10. En el aula (cuando estoy con la maestra de apoyo o yo soy de apoyo ) continuamente hay que fregar mesas, sillas o el suelo. Barrer o limpiar. Mi educación en casa siempre ha sido compartida entre sexos. Y en clase este tipo de faenas las hago yo insistiendo siempre a la maestra porque es una ocasión perfecta para que los alumnos/as vean que, en un momento de igualdad entre sexos y responsabilidades, estas tareas las hace un hombre. Creo que de forma indirecta, los niños/as ven que estas rutinas las podemos hacer todos y todas. Hay muchos pequeños (pero grandes) detalles que se pueden hacer en clase de forma pasiva pero que calan. Frecuentemente me preguntan que cuál es mi color favorito. Y yo digo que el rosa. Y no le dan ninguna importancia. Creo que la naturalidad es el mejor aprendizaje. Un saludoo

    • Estimado Paco:
      Solamente te voy a decir una frase sobre el aprendizaje vicario, del que hablaba Bandura: El ruido de lo que somos llega a los oídos de nuestros alumnos y alumnas con tanta fuerza que les impide oír lo que decimos.
      Saludos.
      MÁS

  11. Inmersos en graves problemas globales que nos ocupan casi obsesivamente (la invasión de Ucrania, la interminable pandemia, la erupción del volcán, la subida incontrolable de los precios de la electricidad, tunnel rush la inflación galopante, las tormentas devastadoras, el ascenso de la extrema derecha…), vengo hoy con un problema que parece menor e insignificante, pero no lo es.

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