La generación del yo-yo y del ya-ya

5 May

Me envía Cristina Gutiérrez, directora de la Granja Escola (Santa María de Palautornera, en el Montseny de Barcelona), una información sobre dos experiencias que van a poner en marcha. Una se refiere a la organización de “Colonias emocionales de verano”, la otra se denomina “La generación del yo-yo, ya-ya”. No he podido por menos de felicitarla por esta segunda iniciativa porque me parece que ha dado en el clavo.

Pienso con ella que estamos asistiendo a la aparición de un fenómeno inquietante, que es fruto de muchos factores confluyentes. Unos relacionados con la sociedad, otros con la escuela y algunos con la familia. Hablo del surgimiento de la generación del yo-yo y del ya-ya. No afecta a todos los niños y jóvenes de la sociedad, ya lo sé. Pero sí a una buena parte.

La denominación “yo-yo” hace referencia a ese egoísmo exacerbado de algunos niños y jóvenes que se consideran el centro del universo. Todo lo demás ha de girar a su alrededor. Yo, mi, me, conmigo. Esos son los lemas de su vida. Los principios que rigen su filosofía.

Cuando era estudiante de bachillerato, el profesor presentaba una máxima en el encerado cada semana. En una ocasión, escribió: “Lo mejor y lo primero, para mi compañero”. Un espabilado, digno de pertenecer a la generación que describo, corrigió: “Lo mejor y lo primero para mí, compañero”. Es la consigna que preside sus actitudes, sus pensamientos y su acción.

Sin haberse ganado nada creen merecerlo todo. Quienes les rodean, tienen que estar a su servicio porque ellos solo tienen derechos, no obligaciones. Padres y profesores son sus criados, sus sirvientes. Los primeros les entregan cosas (comida, ropa, dinero, diversiones, cuidados…); los segundos, les dan conocimientos. Y todos, afecto.

No hacen la cama, no ponen la mesa, no cuelgan la ropa, no limpian la casa, no recogen las cosas. Exigen dinero, buscan comodidad y se enfadan cuando no les compran lo que desean o les rompen la tranquilidad…

Para ellos solo importa el pronombre posesivo de primera persona: “mi” interés, “”mi” necesidad, “mi” satisfacción, “mi” gusto, “mi” comodidad, “mi” capricho… Lo que quieran o necesiten los demás es secundario o, lo que es peor, irrelevante. Dice el jansenista Pascal que “la naturaleza del egoísmo consiste en no amar más que a uno mismo”.

Cuento, para referirme a esa actitud individualista extramada, la anécdota de una madre que pide limosna con su hijo. En un momento determinado ella le dice a su vástago:

– Hijo, qué pena esta vida, tener que pedir limosna, con la vergüenza que da pedir, con la insolidaridad que hay. Unas veces a veces hace mucho frío, otras muchísimo calor…

El hijo escucha atentamente las palabras desoladas de su madre y le dice con enorme aplomo y convicción:

– Mamá, tú no te preocupes por mí. No te preocupes por mí porque estoy seguro de que el día de mañana yo voy a ser multimillonario y tú, mamá, ya solo tendrás que pedir para ti solita…

La generación del yo-yo es también la del ya-ya , es decir la que se caracteriza por mantener una actitud de urgencia en la satisfacción de los deseos. Quiero esto y lo quiero ya.

Mañana o pasado mañana son conceptos temporales insoportables a la hora de tener lo que quieren. ¿Para Reyes? Eso es como para otra vida. ¿Para el próximo curso? Es como decir para después de la eternidad. No. Para ellos y ellas solo hay ahora. Solo existe la inmediatez.

¿Por qué esta configuración psicológica egoísta? Pienso en algunas causas. Esos dos rasgos nacen de la ausencia de resistencia a la frustración. Los militantes de esa generación del yo-yo y del ya-ya no son capaces de recibir un no como respuesta a una demanda. Recuerdo haber leído hace unos meses en la prensa el caso de un adolescente que mató a su madre porque no le quiso comprar un i-pad o algo que demandaba con no menor dureza que urgencia.

Otra causa es la intransigencia. No hay diálogo posible. No hay razonamiento válido. No hay negociación posible. No se acepta ni un mínimo aplazamiento. Quieren esto, aquí y ahora. No importa el precio, no importa la distancia, no importa la conveniencia.

La tercera causa es la sobreprotección de la familia. Piensa por ellos, decide por ellos, trabaja para ellos. Se les ahorran los esfuerzos y se les da todo antes incluso de que lo pidan.

Una cuarta causa es el síndrome acumulativo. Haberlo conseguido una vez no solo no calma el impulso sino que lo retroalimenta, de tal manera que se convierte en una hábito. Estar acostumbrado a conseguir lo que se pretende no disminuye sino que incrementa el deseo de satisfacción del nuevo deseo.

Hay una quinta causa que es la comparación que hacen unos con otros. Es un motivo de orgullo mostrar la facilidad y rapidez con la que cada uno consigue las cosas en la casa. “Pues a mí me han comprado…”, “pues a mí me han regalado…”, “pues a mí me han permitido…”. Uno es más valioso y más importante en la medida del poder que manifiesta.

Mencionaré una última causa, entendiendo que puede haber muchas otras: el mundo de la publicidad se caracteriza por la instantaneidad. Esto está de moda, pero dentro de un momento ya no lo estará. La publicidad empuja a la compra inmediata, a la satisfacción automática del deseo. Todo es aceleración en el mercado.

Los adultos generamos y alimentamos las causas de esas actitudes egoístas. Nosotros les hemos hecho creer que no hay nada más importante en el mundo que ellos. Les hemos ido cubriendo con celeridad no solo las necesidades sino los caprichos. Si hay que ver un programa de televisión en familia, se ve el que ellos quieren; si hay que oír una cadena de radio, es la que ellos desean; si hay que elegir un restaurante, es el que ellos prefieren

Nos anticipamos a sus deseos, les premiamos por los éxitos escolares, les hacemos la cama, les ponemos la mesa, les compramos la moto y, luego, el coche. Ellos piden, reciben y exigen.

Padres y madres que han soportado carencias en su infancia se empeñan en que a sus hijos e hijas no les falte nada. Piensan que así serán mejores padres. “Puesto que yo carecí de todo, quiero que ahora a mis hijos no les falte nada”, vienen a decir.

La sociedad les tiende sus trampas a través de la publicidad y del comercio. Les hace pensar y sentir que, en la medida en que tenga más cosas y de que esas cosas sean de moda y de marca, serán más felices.

La escuela también pone su granito de arena rebajando la exigencia y aceptando unos comportamientos, unas indumentarias y unas actitudes carenes de respeto y de consideración. La permisividad como reverso de la exigencia.

Hay situaciones que agravan el problema. En caso de divorcio los hijos entregan su afecto a quien más les da. Porque entienden que quien les quiere les entrega cosas y les satisface los caprichos. Y así se produce una competición entre los padres divorciados: yo le compro más que tú, yo le doy más que tú, yo le permito más que tú… y así él me quiere más. La trampa es burda, peo muy eficaz.

Nos regimos frecuentemente por la ley del péndulo. Hemos pasado de un extremo al otro. De una etapa en la que los niños y las niñas solo debían callar y obedecer hemos pasado a otra en la que solo los niños hablan y mandan.

Hay que recuperar la cordura educativa. Sin esfuerzo, sin exigencia, sin capacidad de soportar la frustración, nuestros hijos y alumnos encontrarán muchas dificultades insuperables en la vida. Acostumbrados a satisfacer deseos y caprichos no van a saber hacer frente a los dificultades. Si de verdad les queremos, tendremos que poner límites, decir que no muchas veces y recordarles, de forma teórica y práctica, que tienen obligaciones y no solo derechos.

25 respuestas a «La generación del yo-yo y del ya-ya»

  1. Hola Miguel Ángel y lectores…

    De acuerdo con tus reflexiones, simplemente quisiera realizar un matiz. Me refiero a la subjetividad temporal del ya-ya o del ahora…. Me explico. Cuando a nuestros hijos e hijas se refiere, el ya ya o el ahora es sinónimo de inmediatez, no cabe espera, pero cuando sucede a la inversa, cuando le solicitamos a ellos y a ellas que hagan algo, el ya ya o el ahora suena a futuro… y no próximo precisamente, sino a futuro indefinido, es decir, no se sabe cuando lo harán… O mejor dicho, están esperando a que otros lo hagan por ellos o ellas. No te dicen que no, pero el ahora o el ya tienen el mismo valor… 😉

    Buen finde a todos y todas…

    • Querido Juan Carlos:
      Es una característica de esa generación que describo la ley del embudo. La parte ancha para mí y la parte estrecha para los demás.
      Eso pasa con el tiempo, como tú dices, pero con muchas otras cosas.
      – Lo mio es mío y lo de los demás es de todos.
      – Tú pones y quitas la mesa y yo me siento a la hora de comer.
      – Tú preparas la comida y yo me siento como comensal
      – Tu dinero es mío y el mío es mío.
      Es lo que tiene el egoísmo y el olvido de los intereses de los demás.
      Gracias desde la Córdoba argentina.
      Mañana viajaré a La Roja de este paìs.
      Un cordial saludo.
      MAS

  2. Totalmente de acuerdo. Que pena cuando esto ya no es un tema de niños y adolescentes y nos topamos por ahí con adultos o mejor dicho niños de 30 años que sólo pueden decirte “yo-Yo y ya-ya y lo más triste es que ya no hay padres que puedan corregir eso.
    Ojalá como docentes con nuestros alumnos y los padres con sus hijos podamos tomar conciencia de todo esto y tomar cartas en el asunto desde edades tempranas.
    Gracias señor Miguel Ángel , siempre es un gusto leerlo!

    • Querida María Vanella:
      Gracias a ti y por escribir.
      Pues sí, esas actitudes egoístas no se corrigen solas. Cuando ya nadie te corrige y te alecciona, ¿cómo se pueden evitar?
      De hecho, te encuentras con adultos que mantienen esas actitudes rabiosamente individualistas y egocéntricas. Se trata de personas que solo miran por sí mismas. De esa manera es difícil construir una sociedad justa y solidaria.
      Besos y gracias.
      MAS

  3. Estimado MAS:

    Esta semana no pondré ni media objeción al contenido de tu artículo. Es más, te felicito muy efusivamente por exponer tan clara y precisamente una situación que ya hace tiempo que se ha salido de lo razonable.

    El diagnóstico se completaría, creo yo, aludiendo a la actitud de unos padres que, en lugar de dar tiempo a sus hijos -que es lo que más necesitan- lo compensan regalándoles sin tasa todo lo demás. Lo hacen, en cierta medida, para “comprar” el cariño de sus hijos con regalos y concesiones de todo tipo. A mí me dolía, cuando iba de camino al instituto, ver a las madres, pero sobre todo a las abuelas de unos bigardos de 13 o 14 años cargando con las mochilas de los “niñitos” mientras ellos iban delante, con una cara de inmenso hastío por tener que ir al instituto.

    Son unos niños que se saben defendidos y respaldados por sus familias ante cualquier conflicto. Que, cuando muestran actitudes pasivas o negativas, no temen la comunicación a sus padres, sino que “amenazan con ella”:
    – Como me vuelvas a regañar o a gritar -dicen al profesor- se lo diré a mis padres.

    Están acostumbrados a salirse siempre con la suya, porque si no es así, “montan un pollo”. En caso de conflicto, la familia suele ponerse de parte del niño (yo, por encima de todo, a quien creo es a mi hijo/a). De tal manera que el conflicto se retroalimenta, y se transforma en una especie de guerra entre la familia del yo-ya y el centro escolar, con resultados nefastos para todos.

    Los profesores sabemos que el cariño y el respeto de los alumnos no se ganan regalando notas ni siendo permisivo en exceso. Con frecuencia los profesores más respetados y más queridos suelen ser los más exigentes, siempre que esa exigencia esté respaldada por la justicia y el afecto.

    Enhorabuena por el artículo y buen fin de semana para todos

    • Estimado Antonio:
      Efectivamente, el diagnóstico, como dices, tiene otras vertientes, otras dimensiones.
      La radiografía de dese personaje egoísta (ególatra más bien) afecta a todos los aspectos de la personalidad. Lo que apuntas de las relaciones de la familia con la escuela lo he visto también muchas veces.
      No es que esos personajes demanden nada, es que lo exigen como si fuera un derecho.
      Hay que intervenir de forma rigurosa y amorosa a la vez.
      Si no lo valoran en el momento, puede que lo hagan más adelante.
      Un cordial saludo desde La Rioja argentina.
      MAS

  4. Lo lanzó otra vez. No sé si ha entrado.
    Buena radiografía de los tiempos que corren. En mis últimos años de activo en la educación iba viendo con espanto lo que me ocurría a mí y que otros compañeros también certificaban: tiempo atrás se llamaba la atención a un alumno y te obedecía. Años después llamabas la atención a un alumno y te obedecía durante un pequeño rato y volvía a las andadas. Tiempo después le llamabas la atención y ni se daba por enterado, o como vulgarmente se dice, por un oído me entra y por otro me sale. Cuando llegué a mi jubilación, me ayudaron a recibirla con alegría porque me veía asustado percibiendo que ya empezaban a dar el salto definitivo, amparado muchas veces por las familias, eran los alumnos los que querían imponer sus normas al profesor.
    En la relación con los hijos, creo que muchas veces somos más culpables los padres que ellos. Estoy muy de acuerdo en la observación de Juan Carlos Muñoz. A muchos muchachos, hoy en día, no les preocupa repetir curso…el tiempo les parece que no existe, para qué hacer hoy lo que puedo hacer mañana, y mañana repetir lo mismo.
    Finalmente diré que sí los niños toman esas actitudes no les vienen por generación espontánea. Los adultos, encargados de educarles, somos los únicos culpables: sociedad, padres, profesores.
    Saludos a todos.

  5. Hola a todo el mundo,

    Completamente de acuerdo en lo que afirmáis todos. Muy bien reflejado por todos, especialmente me ha gustado el tránsito temporal que describe el Sr. Álvarez. Así es, cambia la sociedad, cambiamos todos, no solo los niños. Todos somos responsables. Como dice el Sr. del Pozo, en la relación padre e hijo, el cariño está en compra-venta, depende de afección de ruptura de parejas en muchos casos. Lo que sí me atrevo a decir es que hoy con esto de la sociedad de consumo, y de las nuevas tecnologías, lo que hay es un poquillo más de mala “leshe”. Me explico. En la posguerra, cuando nos criábamos, nuestras competencias o competiciones eran de ínfima transitoriedad temporal. Nuestras competencias eran en negativo, hoy tengo yo el zapato roto, mañana lo tienes tú. Hoy tengo una vara y un aro de bicicleta vieja, mañana casi seguro que lo tienes tú, había una esperanza reinante. Todo se dirimía y equiparaba de un día para otro. Había esperanza de igualdad. A las 8.45 nos peleábamos a puñetazos y a las 11.00 del mismo día jugábamos juntos a pico, pala, puño. Hoy la mala “leshe” viene de la imposibilidad de igualar la competencia reinante, y de ahí el hastío. Si ya no sé qué quiero, por qué voy a soñar en tener. Si él tiene un móvil de 800 €, qué hago yo ante ello. Eso marca, creo, o me atrevo a decir, marca más que las puñadas que nos dábamos a las 8.45. Gracias a todos por vuestras aportaciones. Y perdonen mi pobreza.

    Tengan un buen día.

    • Estimado Don Quintiliano:
      Te acabo de leer en la habitación de mi Hotel de la ciudad de La Rioja argentina. Esta tarde trabajaré con más de mil profesores y estoy a la espera de que me vengan a buscar los organizadores del SELAR (Sindicato de Educadores de La Rioja).
      No. No hay pobreza en tu comentario sino clarividencia. Es que la experiencia (ya sé que no solo es la experiencia porque a algunos solo les da años, pero no sabiduría) puede ser, como dice el refrán, madre de la ciencia.
      No se puede analizar con rigor la realidad, no se puede comprender sin tener en cuenta el CONTEXTO SOCIAL, POlÍTICO, ECONÓMICO, HISTÓRICO en el que nos hallamos.
      Poder comparar lo que suceden contextos diferentes puede ayudarnos a realizar análisis más certeros.
      Gracias, Don Quintiliano.
      Se le echa de menos por estos pagos.
      MAS

  6. Querido Miguel Ángel,
    Está ve paso simplemente para expresar mi alegría por el hecho que estarás este sábado en Rosario y dando la charla en el Colegio LaSalle instituto donde yo trabajo, es un verdadero honor recibirte aquí.
    Cariños enormes desde Rosario.
    Evelyn Rumi

    • Querida Evelyn:
      Será un placer para mí estar en vuestro Colegio.
      Hoy he llagado a Rosario procedente de La Rioja y de Córdoba.
      Espero que el sábado podamos compartir algunas ideas, algunas propuestas y algunos sentimientos.
      Besos y gracias.
      MAS

  7. El problema de la violencia tiene que ocuparnos y preocuparnos porque tiene una gran importancia.
    Se daña el maltratado, se daña el maltratado y se dañan los testigos que aprenden violencia.
    Los padres y los profesores tenemos que estar a tantos a estos problemas. Observar primero, analizar después e intervenir de forma coherente y ética.
    Me ha gustado mucho la intervención que cuenta Carmen Bouqué respecto al chantajista. Es ingeniosa y certera.
    Saludos y abrazos

    • Querida Laura:
      De acuerdo.
      La violencia genera múltiples víctimas. No se piensa muchas veces en el envilecimiento del abusador. Y en el daño que quienes aprender miedo y aprenden extorsión.
      Es importante prevenir esas situaciones a través de la educación en el respeto y en la solidaridad y la compasión.
      PREVENIR ES MEJOR QUE CURAR.
      Pero, cuando hay heridas, no se puede mirar para otra parte.
      Besos y gracias.
      MAS

  8. hola Miguel. soy Eva de La Rioja Argentina. Soy la docente del SELaR. Que te comente sobre la dificultad social de enseñar a chicos adolescentes y adultos con adicciones y demás problemáticas sociales. te quiero agradecer por tu dar en tan rica conferencia y pedirte un contacto mas directo para contarte experiencias palpables difíciles a fin de que pensemos juntos. te parece?

  9. Hola, Miguel Ángel.

    1.- Sé seguro que estás teniendo una semana muy entretenida ejerciendo de maestro de muchas personas. Yo te doy las gracias por ser también el mío.
    (Tómalo a modo de broma) Espero que no estés siendo nada estúpido. La generosidad es cosa tuya. A mí me la demuestras cada semana. (MAS, “GENEROSIDAD O ESTUPIDEZ”, 27-01-18).

    2.- Muchos de nosotros te comentamos esta misma idea. A mí, al leerte, me haces ser un poco más comprensivo conmigo mismo y, por consiguiente, con el mundo y con las demás personas. Tendría un buen montón de palabras para definir esta idea. Creo que me bajas pulsaciones y me haces ver lo que hay que ver con el sosiego o la paz necesaria para hacerlo.

    3.- Esta semana, estando de acuerdo con lo que nos dices, algo me incomoda. Seguro que nada tiene que ver contigo, con lo que nos cuentas, sino conmigo. Como tienes el espacio que tienes, y cada semana escribirás con un referente distinto en tu cabeza, yo me he leído de vuelta artículos sobre la misma temática o parecida, para completarte contigo mismo desde distintos años.

    “Los ADULTOS generamos y alimentamos las causas de esas actitudes egoístas.” (MAS). “Les hemos ido cubriendo con celeridad no solo las necesidades sino los caprichos.”
    “La SOCIEDAD les tiende sus trampas”.
    “La ESCUELA también pone su granito de arena.” “La permisividad como reverso de la exigencia.”
    “Hay que recuperar la cordura educativa.” “Nos regimos frecuentemente por la ley del péndulo.”

    “Como el autoritarismo es inaceptable se pasa a la permisividad. Pero es fácil que, cuando la permisividad comience a dar frutos indeseables, como está sucediendo, se pase de nuevo al autoritarismo.” “No es aceptable pasar de la permisividad al autoritarismo. Tampoco es sano mantener una autoridad de pacotilla que resulta ridícula.” (MAS, “JOSEFINA O LA LEY DEL PÉNDULO”, 15-01-08).

    “Sé que el amor está cargado de trampas. Ahí está, para demostrarlo, la sobreprotección que impide crecer, el chantaje afectivo que arrasa la libertad, la proyección de traumas que convierte al otro en una víctima, la sensiblería que debilita la voluntad, la culpabilización que castiga de manera sutil…” (MAS, “QUIEN EDUCA AMA”, 03-10-09).

    “Un gesto de amor es también un reproche, una reprimenda o un castigo, porque los niños necesitan consistencia normativa, necesitan aprender respeto y ejercitarse en el esfuerzo.” (MAS, “NO ES FÁCIL AMAR A LOS HIJOS”, 08-10-10).

    “Me preocupa sobremanera un fenómeno que está cobrando cada día más presencia en los centros educativos. Me refiero a la actitud de algunos padres y madres que actúan como si fueran los abogados defensores de sus hijos e hijas ante las razonables exigencias de los educadores.” “La tarea educativa de la escuela no puede ser eficaz sin la colaboración decidida y constante de la familia.” (MAS, “SIN LA FAMILIA, ¡IMPOSIBLE!”, 02-12-06).

    “El segundo comentario que quiero plantear es que la PRESIÓN AMBIENTAL es tan fuerte sobre los adolescentes que les condiciona su forma de ser. El deseo de estar en la onda, en lo que todos hacen, viven y piensan no les deja ser ellos mismos. Por eso es muy importante el CLIMA QUE SE CREA A TRAVÉS DE LA CULTURA. Cuáles son los valores dominantes. Cuando alguien quiere ser normal, ser como todos y esa “normalidad” es negativa, todo tira hacia abajo. Por eso es tan importante elevar el clima moral de la sociedad.” (MAS, “QUIERO SER NORMAL”, 12-02-11).

    “Los ninis”, “La boa te está midiendo” o “Durmiendo sobre el pupitre” también nos pueden valer para hacernos una idea más global sobre este conjunto de problemáticas o reflexiones educativas.

    4.- Sociedad, escuela o sistema educativo, familia, individuo. Todos tienen algo que decir. Me gustaría saber si todos tienen el mismo grado de influencia o qué porcentaje aporta cada uno en la formación de las personas. Estructuras sociales – individuo (ciudadano, súbdito, privilegiado, esclavo, verdugo, víctima, manipulador, manipulado, caprichoso, individualista, generoso, solidario, …).

    ¿Podemos educar al margen de la sociedad o cultura en la que se está inmerso? ¿Podemos educar sin tener en cuenta a los otros? Me gustaría saber quién decide el rumbo del mundo, sus valores. (El otro día he estado escuchando a tu amigo el Sr. Manzana).

    5.- Perdón.

    • Querido José Antonio:
      Tú eres un lujo de lector y un lujo mayor de comentarista. No solo léeselo artículo de la semana sino que lees. como en este caso, nueve artículos para hacer un comentario de carácter holístico extraordinario. Así da gusto escribir.
      Te haces al final preguntas difíciles de responder. ¿En qué porcentaje influye cada sector (sociedad, escuela, familia…) en la formación? Cuando yo me hago esa pregunta me respondo que cada uno al 100%. Ya sé que es una trampa, pero me quiero decir con ella que cada sector tiene una enorme y decisiva influencia.
      Pienso que ni podemos educar al margen de la sociedad. Está ahí. De ella partimos y a ella volvemos. Lo que sí digo es que hay que tener capacidad para analizar y comprender lo que sucede (1º) y tratar de transformar los que existe para mejorarlo (2ª). Ayer les decía en la conferencia: “Tenéis que educar no a los mejores del mundo sino a los mejores para el mundo”.
      Bueno, tengo que irme al lío en otros ciudad.
      Un gran abrazo.
      Y muchas gracias.
      MAS

    • Por cierto, José Antonio, ¿quién es el señor Manzana?
      Y otra cosa: Acabo de leer la opinión de un profesor gallego sobre la sentencia de La Manada. Qué mal nos representa. Dice que “esa tipa (sic) sabía dónde se metía”. Increíble.
      Un abrazo, amigo.
      MAS

  10. Buen día Miguel Ángel y buen día a todos.

    Me he dado cuenta que no se pueden subir mis comentarios desde el celular, necesito cambiar la configuración y no me he dado el tiempo.

    Concuerdo con Juan Carlos Muñoz. Las generaciones de ahora exigen todo rápido, pero cuando se les pide algo no tienen tiempo para hacerlo (Por ejemplo, yo, para escribir en el blog jejejeje).

    Esta sociedad ha cambiado, para algunos pareciera que el tiempo ya no alcanza como antes, ¿Es porque le hemos dado importancia a otras circunstancias?, ¿Por qué ahora hay más “cosas” qué hacer? O porque el avance de la tecnología nos permite obtener las cosas más rápido que las nuevas generaciones están acostumbradas a recibir todo ¡Ya, ya!

    Por un lado, la tecnología nos facilita la vida, pero el hecho de tener todo al alcance hace empoderarse a las generaciones del “Yo, yo” y permite que obtengan las cosas al instante. Por otro lado, y como consecuencia, se ha dado paso a un nuevo grupo: Los ninis o en inglés conocidos como los NEET (ni trabaja, ni estudia, ni recibe formación).

    Los ninis en mi país, comenzaron en familias de bajos recursos, donde los jóvenes se ven obligados a tratar de conseguir un empleo para obtener ingresos, por lo que tienen que abandonar la escuela; sin embargo, es muy difícil que consigan algún trabajo por la edad. Hoy en día, los famosos ninis son: padres adolescentes que dejan de estudiar y esperan ser mantenidos por sus propios padres y jóvenes que dejan la escuela porque no les gusta o siguen estudiando, pero cuando terminan, se quedan en casa de los padres para que estos los sigan manteniendo sin tan sólo hacer el esfuerzo de buscar algún empleo porque las condiciones actuales de trabajo y la formación educativa están deterioradas y no sólo en México, también en otro lado del mundo, pero ese ya es otro tema.

    Los padres permiten hoy en día que los hijos “abusen de la confianza” y pienso que todo en esta vida comienza desde la educación en casa.

    Saludos desde México
    YURI*

    • Querida Yuri:
      He rescatado tu comentario desde la bandeja de spam. No spam. No sé por qué alguna vez pasa eso.De vez en cuando miro por si ha sucedido pero, en esta ocasión, solo lo he podido hacer cuando leí tu correo. Disculpa. Este hecho obliga a algunos comentaristas a repetir el trabajo. Espero que no te haya sucedido en este caso porque hayas visto que ya está incorporado.
      Muchas gracias por tu interesante comentario que incorpora importantes aportaciones complementarias. Alguna vez escribí en este blog sobre los ninis en España.
      Los problemas suelen ser complejos y las soluciones también lo son. Tienes razón al decir que el ámbito familiar es fundamental en la educación.
      Besos y gracias.
      MAS

      • Querido Miguel Ángel:

        Afortunadamente este comentario lo guardé, por si acaso. Esta vez tuve dificultad para subirlo, lo intenté tres veces así que por eso creo que se fue a la bandeja de Spam.
        Gracias por ser tan atento y contestar tan rápido.

        Besos y gracias a ti.
        YURI*

        • Querida Yuri:
          Retiraré el libro de la caja de la editorial y tele mandaré la dirección que me indiques.
          Gracias a ti por tu amabilidad.
          Besos.
          MAS

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