Soportar

4 Ene

El paso de los tiempos ha traído que el final del año 2021 y el inicio del 2022 hayan sido similares para nuestro Unicaja, suspendiendo partidos, con lo que el último encuentro disputado fue el de la FIBA BCL frente al Lavrio en Atenas teniendo de paréntesis en los partidos del equipo malagueño hasta hoy.

¿Digno colofón para un año surrealista? Se puede calificar así, el final del 2020 para el club de Los Guindos tuvo la decisión por parte del propietario del club de no darle soporte económico al mismo, quedando dicho aspecto en manos del patrocinador. Pese a no salir a la luz hasta Semana Santa, el periodo de inacción en el club no se cortó, dejando transcurrir los días con una sensación de tibieza en el ambiente sin ningún tipo de cambio. El año que se fue nos dejó tres presidentes, dos entrenadores, dos directores deportivos, dos competiciones europeas y la renovación del grupo en sólo tres jugadores, de largo, lo que más choca.

Y sí, es lo que más llama la atención, porque es público que todo el mundo ve como imprescindible cambiar el plantel, el problema es que tanta tardanza en hacer cambios va provocando que cualquiera de los miembros de la plantilla se puede cuestionar, que el presunto proyecto de club y de equipo que pudiera haber se queda sin vida antes de ver la luz, y que sólo recurriendo a una fe y a una voluntad a prueba de bomba se puede esperar que lo que esté por llegar vaya a ser mejor.

La gran mayoría de los cambios experimentados han sido al margen de la pista, no recuerdo dedicar tanto tiempo a lo que ocurre en los despachos, pasando de lejos sobre lo que es realmente importante: el juego.

Lo peor de todo es que tras demasiado tiempo teniendo una decepción tras otra, parece que a lo más que se puede aspirar es a dejar pasar el tiempo y pensar que para la temporada próxima, al acabar contrato gran parte de la plantilla, va a haber muchos cambios, que los que se queden van a jugar de manera magnífica y que los que vengan van a luchar más por esta camiseta que los Tercios Viejos en Flandes.

Pero ¿en serio este club se puede permitir otro año más igual? No voy a pensar si es merecido o no, tengo muy claro que esta continua y casi perpetua bajada a los infiernos autoimpuesta por el Club Baloncesto Málaga desde hace un tiempo ha venido por muchas circunstancias más allá de malos resultados deportivos. Hay tantas cosas y tantos aspectos a los que atacar que no sé si quienes tienen que hacerlo tienen al menos calendarizado cómo priorizar el trabajo.

Y no se me han olvidado los problemas que hay y vienen existiendo desde hace un tiempo, si hablara del equipo que había hace unos años, diría de lo imprescindible de la presencia del público y todo ello que nos sabemos de memoria, pero al igual que dudo del equipo, no sé hasta qué punto esto hubiera variado sin el azote de la pandemia. Creo que esto ha sido la guinda a un pastel de mediocridad que no alcanzo a ver cuándo se acaba.

Junto con todos estos problemas particulares, la Liga ACB tiene un problema que no se sabe dónde va a acabar o cómo va a solucionar, tras el dato de la suspensión de toda la jornada por problemas de positivos en la gran mayoría de plantillas (Unicaja por suerte, al margen) y el corte para la Copa del Rey en el horizonte, hay que añadirle también lo comprimido del calendario por las competiciones europeas, cosa en la que también sale beneficiado el Unicaja por haber cumplido con lo esperado en la FIBA BCL.

Un auténtico lío monumental mientras vemos como las acciones a realizar ante el COVID van variando a medida que avanza el calendario, teniendo como idea más clara que el cambio de protocolo en la Liga ACB en el que las pruebas las realicen los equipos ha traído algo que hasta ahora no teníamos: suspicacias entre los participantes.

Si el resumen del 2021 para el Unicaja es cualquier cosa menos reconfortante, el inicio del 2022 ya nace complicado, porque en nuestro deporte, lo que nos reconcilia es el balón, los aros y los jugadores, y de momento, todo ello está quedando al margen, al menos, hay tiempo para reconducir el año.

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