Amistades peligrosas.

24 Nov

Llega el parón de selecciones por las conocidas ventanas FIBA y nuestro Unicaja está dentro de las posiciones de playoff en la Liga ACB, y con la clasificación desahogada para la siguiente fase de la Eurocup. A buen seguro que habrá gente contenta con todo esto, y me parece una opinión muy respetable, pero no termino de compartirla.

No lo hago, porque en la competición europea, y mucho más después de ver los rivales que tiene el conjunto que entrena Luis Casimiro Palomo, no tener entre ceja y ceja acometer el objetivo de meterse en la final y pelear por llegar a la Euroliga por la única opción que se tiene a día de hoy, me parece conformista y faltarle al respeto a la historia, a la tradición y también a la realidad y a lo que se nos vende desde la oficialidad del club.

Tras el partido del pasado domingo en Madrid, la duda la tengo en qué hubiera pasado de estar enfrente un equipo con regularidad en el juego, porque el Unicaja estuvo demasiado tiempo a remolque, sin imponerse y apretando en un momento puntual (a la vuelta del vestuario), y ahí halló el camino a seguir, después de manera inexplicable, cedió la iniciativa al contrario, y casi también el triunfo en el encuentro.

Lo cierto es que el parón sería cuestión de aprovecharlo de la mejor manera, ya que el viaje de los internacionales del Unicaja no es largo (la gran mayoría camino de Valencia), esperar que los lesionados se recuperen, que todos vuelvan en perfecto estado de salud, y los que están regular en su rendimiento lo incrementen, porque otra de las consecuencias de no pertenecer a la élite de los equipos significa que te quedas prácticamente inhabilitado para poder entrenar en Málaga, ya que hay muy pocos jugadores.

Ya he comentado varias veces lo que me parece esto de las ventanas, en su día, la NBA fue el principal enemigo por estar a años luz de todo lo bueno que se podía pensar, y la distancia sigue aumentando, quitando jugadores al resto de competiciones. La Euroliga, aquello que comenzó con la intención de disputar la supremacía, se convertía en otro enemigo principal de las ligas nacionales, creo que incluso peor, ya que no sólo hace que las diferencias aumenten, sino que significa tener al zorro al cuidado del gallinero, ya que la posición de los equipos de Euroliga en las ligas nacionales es la de dominio casi absoluto.

Junto a todo esto, el cambio de sistema vino de la idea expresada por Jordi Bertoméu, en la que decía que “atendiendo a lo que pedían los socios (equipos), era necesario que hubiera más partidos entre los mejores equipos del continente”, naturalmente, esperar que el zorro cuidara de las gallinas y los huevos no deja de ser una cosa absurda.

Repitiendo la idea, la FIBA lanzó el mismo razonamiento, haciendo ver que “era imprescindible que hubiera más partidos de selecciones, para acercar a los mejores a la gente”, todo precioso, pero lo cierto, y no es la primera ocasión que ocurre, para jugar con España, ni jugadores NBA, ni de Euroliga, el que sea una constante en el resto de selecciones no mejora la idea de fraude, porque aunque nos guste ver a tantos cajistas con España, yo prefiero ver con la camiseta de mi selección a los mejores, no pensar que tal o cual tiene un problema de contrato, o que lo ha fichado un equipo al margen de la legalidad que los otros están obligados a cumplir.

Está claro que hay más de un culpable, y no se puede perder de vista que los únicos que arriesgan son los equipos, que son los que pagan a unos jugadores para que incrementen las arcas de las federaciones, pero ellos mismos son los que consienten que la élite (Euroliga) los trate como parias (a los de Eurocup) perteneciendo teóricamente a la misma organización.

A pesar de todo, esperando ver los partidos con todas las ganas del mundo, y el buen hacer también de gente como Carlos Salas y Enri Salinas, los cuales, para mí, siguen siendo de los nuestros. Mucha suerte, y mucha salud.

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