Positivo, a pesar de todo.

7 Mar

Mañana miércoles, el Unicaja disputa uno de los partidos más importantes de esta temporada, el encuentro que decidirá la eliminatoria de cuartos de final de la Eurocup frente al Bayern Múnich en la ciudad alemana. El calendario ha querido que, tras los problemas de la eliminación de la Copa del Rey a manos de esa versión desconocida del FC Barcelona (como el desarrollo de la temporada ha confirmado), el equipo de Joan Plaza haya mostrado algo de carácter cuándo más falta ha hecho. Tras un partido decepcionante en el Audi Dome de la capital bávara, con más de lo mismo en lo que respecta a repetir los vicios ya conocidos, de fragilidad mental, de poca contundencia y de mostrar un nivel no adecuado para el momento de la temporada y los rivales que la competición pone por delante, el Unicaja dio en los dos encuentros del fin de semana, el de Málaga en la vuelta frente a los de Aleksandar Djordjevic y en Bilbao frente al RETAbet, la imagen que se aproxima a la que se quería ver desde hace tiempo.
La victoria en Bilbao, frente a un rival siempre incómodo, apoyado en duros veteranos como Axel Hervelle, Álex Mumbrú y Javi Salgado, pese a la baja de Jonathan Tabu, entiendo que es algo que viene muy bien para encarar el definitivo encuentro de Múnich, a pesar de la mala noticia en forma de lesión de Jeff Brooks, que convierte en duda más que razonable su participación. Todo esto no tendría el mismo sentido de no haber mediado la victoria el viernes noche en Málaga, accediendo al esperado y esperanzador tercer partido. Al menos, para mí.
Lo normal sería haber hecho extensivo esto al resto de Málaga, pero recién acabado el partido tuvimos la desagradable noticia que nos decía que no había previsión de viaje a la capital de Baviera para el tercer partido. Ante la tesitura que obligaba desembolsar 12.000 euros para la reserva, sin posibilidad de anulación caso de no disputarse el tercer partido, el club optó por no hacerlo. El viernes, pese a que los intereses del club no son otros que llegar lo más lejos que se pueda en todas las competiciones que se disputen y alargar la temporada el máximo posible, se veía cómo estaban en el extremo contrario a los que erróneamente se ha fijado un empleado. Confieso que es algo que no creía que encontraría en la vida, porque espero que nadie me hable de cuadrar cuentas, algo que desde la época prehistórica se ha hecho en este club, antes de que nadie nos «salvara del apocalipsis presupuestario». Pero dentro de la tristeza que está impregnando muchos hechos contemplados en este cuarenta aniversario del club, esto no sé cómo calificarlo. Y es que hablamos de otra cosa más -no voy a enumerarlas porque sería una invitación a deprimirse- y todo lo que rodea al equipo necesita intentar superar el partido de mañana, aunque esto suponga afrontar una semifinal de Eurocup con dos hipotéticos partidos en Krasnodar (más lejos y más caro que viajar a Múnich).
Pero al fin y al cabo, el tema presupuestario lo único que requiere es que los números cuadren, no que se ahorre de donde no se puede, porque si el primer equipo ha de jugar en Marte, habrá que ir; de lo contrario no entiendo qué se está haciendo con este club. Honestamente, se me hace muy complicado justificar un cúmulo de decisiones inexplicables. De entrada, cómo puede tener tanto peso en una organización que se presumía que funcionaba bien alguien que, a tenor de lo observado, parece que tiene sólo y exclusivamente unos objetivos propios y una interpretación libérrima de los mismos hace que sean ley divina. Llegados a este extremo, miedo me da pensar las ganas que hay para pedir una invitación para que el equipo júnior juegue la fase final del torneo de la Euroliga en Estambul. Espero equivocarme y que no tenga un reflejo posterior, porque de verdad que no acierto a ver dónde van a terminar estos despropósitos. Para tranquilizar, una buena noticia: la sede del Campeonato de Andalucía Júnior será Rincón de la Victoria, así se podrá ahorrar unos eurillos en el hospedaje y el desplazamiento de los chicos de Paco Aurioles, pero he de confesar que la sensación de tristeza que tengo, por prolongada, me está pesando y mucho.
Al margen de todo eso, el equipo, pese a ese conocido halo de final de proyecto desde el inicio de año, está a dos partidos del segundo clasificado y sólo a uno de Valencia, Madrid y Barça, de largo, los más envidiados del baile. Todo esto sin reparar que la pelea de Múnich es para meterse entre los cuatro mejores de la competición, algo que sólo un equipo español puede hacer. El resto ya ha caído. Intento que todo esto sea positivo, que tenga un refuerzo para el ánimo y la autoestima del equipo, que no deja de ser lo que queremos, al menos los que estamos junto a él en las buenas y en las malas, y que entendemos que para pertenecer a él hay que tenerlo como algo que te guste. Si consigues hacer posteriormente de esa labor tu medio de vida eres un tipo con suerte, una frase antigua dice que «consigue un trabajo que te guste y no trabajarás ningún día de tu vida». Estar en esa organización sin que antes te guste el baloncesto o ames nuestro deporte es el primer paso para demostrar que te viene grande, porque rápidamente encontrarás algo que te haga pensar que no merece la pena, y eso te hará tremendamente infeliz.

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