De la Calle avisa de que no se callará ante los recortes y plantea inventar soluciones
Un discurso beligerante, comprometido, pegado al terreno, pero abierto a la esperanza. La rectora de la Universidad de Málaga últimamente no pierde la oportunidad de poner en evidencia sus convicciones y salir en defensa de la enseñanza pública y de calidad. Lo hace sin pancartas ni carracas, pero tocada de birrete. Algunos dirán que se le va la fuerza por la boca, pero ayer, una vez más, se mostró política y académicamente insumisa ante los recortes durante el acto de inauguración del curso 2012/13 en la UMA. Adelaida de la Calle advirtió de que no se callará. E instó al resto de la comunidad universitaria a que tampoco guarden silencio. Pero a la vez planteó la necesidad de inventar soluciones y generar esperanzas, porque eso es una obligación de la Universidad.
«Levantaré mi voz contra todas las medidas que perjudiquen a los universitarios», dijo De la Calle. La rectora reconoció que quería resistirse a la tentación de construir un discurso crítico «que contribuya a crear aún más crispación y generar desolación, pero es imposible sustraerse de la realidad». Dijo que está con «todos los que sufren esta crisis» y les convocó a «trabajar, estudiar, investigar e innovar», pero sobre todo a no guardar silencio.
«Pero nuestra voz siempre tiene que venir unida a las alternativas y a las propuestas de progreso», añadió la rectora, que calificó a la Universidad como una «fábrica de sueños». Fue el momento de profundizar en datos para defenderla de quienes consideran que en España hay muchas universidades. Apoyándose en informes internacionales y ranking, De la Calle quiso demostrar que los universitarios españoles obtienen mejores resultados con menos recursos. «Con menos inversión en educación, en investigación y en gasto público por alumno, tenemos mayor producción científica que la media mundial y lo que es más importante, nuestro alumnos adquieren una formación perfectamente equiparable a la media europea, y la realidad tristemente lo demuestra, porque la mano de obra cualificada, profesionales y técnicos que no puede absorber nuestro mercado interior, se está insertando en el tejido económico de otros países».
En todo caso, en el debe de la Universidad, De la Calle reconoció que es necesario «orientar nuestra oferta formativa a las demandas de la sociedad y muy especialmente del tejido productivo». Además, estima conveniente «activar los mecanismos necesarios para que buena parte de la capacidad investigadora pueda orientarse a intereses tecnológicos o productivos» y «concentrar la promoción de todos los procesos de innovación en las empresas, dada la desproporción entre el potencial socioeconómico y científico de nuestro país», añadió la rectora.
Por este motivo, anunció que en las próximas semanas presentará al Consejo de Gobierno de la UMA un Plan de Competitividad de la Universidad, que se desarrollará en los ámbitos de la docencia, el estudio, la investigación y la gestión dirigido a mejorar los resultados académicos, de inserción laboral de los egresados, de transferencia de conocimiento a las empresas, de producción científica, de patentes y modelos de utilidad, de alumnos extranjeros y, por qué no, para mejorar la posición en los rankin nacionales e internacionales.